5 libros para conocer a William Faulkner
Uno de los principales autores del siglo XX
El estadounidense William Faulkner (1897-1962) es uno de los autores capitales de la literatura del siglo XX. Fue mucho más valorado como novelista en Francia antes que en su propio país, fascinación europea que le facilitó la obtención del Premio Nobel de literatura en 1949. Intentó combatir sin éxito en la Primera Guerra Mundial y buscó establecerse como poeta (su primer libro, El fauno de mármol, es de versos), pero pronto se vería absorbido por una febril actividad como novelista. Nativo de Mississippi, la monumental obra de Faulkner suele ser tildada de regionalista, aunque de ser así se trata de un regionalismo signado por la técnica modernista de James Joyce. Escritor sureño, su literatura está marcada por el tránsito de esa sociedad arcaica a una moderna y por temas como las distinciones de clase y raza, el mundo rural, el retraso económico y la violencia. Para dar forma a su mundo literario inventó un condado imaginario, Yoknapatawpha, que algunos consideran antecedente de Comala y Macondo.
El sonido y la furia
(1929)
Para muchos su mejor novela y un indudable clásico del siglo pasado. El sonido y la furia (o El ruido y la furia, según la traducción) cuenta la decadencia de la familia Compson a través de los monólogos interiores de tres hermanos (Benjy, Quentin y Jason) y un último apartado con narrador omnisciente, aunque cercano a la mirada de Dilsey, un sirviente negro. También es importante, aunque siempre vista a través de ojos ajenos, Caddy, la hermana caída en desgracia. La novela puede resultar desconcertante por su aparente desorden fragmentario. La primera parte está contada por el hijo idiota de la familia y otra por un suicida. Aunque Faulkner está lejos de proponerse un fresco exhaustivo logra retratar de manera magistral el conflicto entre los valores tradicionales del sur norteamericano y la sociedad moderna, en una obra que hace honor al título, sacado del Macbeth, de Shakespeare.
Mientras agonizo
(1930)
La quinta novela del autor narra la historia de Addie Bundren y la de su familia –su marido y sus seis hijos, pero también algunos vecinos- que después de la muerte de la mujer transportan su féretro para enterrarla en Jefferson, Mississippi. La complejidad está en su construcción. Narrada en presente por quince personajes distintos –incluida Addie, la muerta-, sus cincuenta y nueve breves monólogos interiores van pasándose la posta a medida que el grupo avanza por un camino difícil. En ese periplo, y al ritmo de las voces, se van entretejiendo los más diversos secretos: que Anse, el marido, ya está buscando nueva esposa, que Jewel, una de las hijas es ilegítima, que otra de ellas, Dewey Dell, está embarazada y piensa en abortar. Faulkner aúna de manera notable lo trágico, lo cómico y lo grotesco. Al intentar atravesar un río el cajón se suelta, pero logra ser rescatado; cuando hacen escala en una granja, otro de los hijos, Darl, prende fuego al granero con la intención de que el cuerpo de su madre se incinere. Faulkner aseguró que buscaba someter a su familia ficticia a los dos peores catástrofes que pueden sufrir los hombres, el fuego y la inundación, lo cual llevó a que algunos buscaran leerla como una alegoría religiosa.
Luz de agosto
(1932)
"Luz de agosto" es una expresión que en el sur norteamericano se usaba para aludir a los embarazos. Y ésa es la clave secreta de esta novela torrencial. El protagonista principal es Joe Christmas, criatura sobre la que recae la sospecha de ser un « negro blanco », vale decir un blanco con algún antepasado de color. Su abuelo, de hecho, por esa sospecha, mató al amante de su madre que, a su turno, murió en el parto. Joe es criado en un orfanato para niños blancos, pero muy pronto debe abandonar el lugar al ser testigo de algo que no debería haber visto. Su vida será una de vagabundeo, perseguida por un fatalismo casi griego. Cuando una de sus amantes quiere convertirlo a la religión, Joe se enfurece y la mata. Al ser capturado, su abuelo, que mantiene un odio tenaz por él, alienta a una multitud para que lo linche. Joe Christmas logra escapar, pero sólo para encontrar un destino todavía más brutal. Excesiva y traumática (en cierto modo el mejor Cormac McCarthy germina de estas páginas), Luz de agosto es una novela que retrata la violencia desaforada que anida en una sociedad traumada por la paranoia racista. Su increíble poder radica en que, para ello, no necesita siquiera una línea de denuncia directa.
Las palmeras salvajes
(1939)
Las palmeras salvajes (que hoy recuperó en las ediciones inglesas el título de aliento bíblico que Faulkner había pensado para ella : If I forget Thee Jerusalem) no es de las novelas más consideradas en el canon del autor. Más fama tienen Absalón, Absalón, una de sus obras mayores, o la controvertida Santuario. Pero Las palmeras salvajes es ineludible para un lector argentino por la simple razón de que la tradujo Jorge Luis Borges, en un despliegue verbal originalísimo que incluye algún "churrasco" y el "repechar de una ribera". La historia, por lo demás, son dos, que se contraponen. La primera es la de una pareja que se enamora, viaja por los Estados Unidos para trabajar y tiene un final trágico. La segunda, la de un preso que es llevado a colaborar en el rescate de los afectados por una inundación. Allí terminará salvando a una mujer embarazada. ¿Dónde se encuentran ambas historias? Estrictamente hablando, nunca, aunque queda el eco cruzado de las relaciones entre hombre y mujeres, y el nacimiento y la muerte. La idea de emparejar los dos relatos, originalmente independientes, bajo un mismo título no fue de Faulkner sino de sus editores: démosles la razón.
Cuentos reunidos
(1951)
Faulkner junto todos sus cuentos en una fecha relativamente temprana. Son más de 40 cuarenta y los dividió según los espacios donde transcurren: "El campo", "El pueblo", "La tierra inexplorada", "La tierra baldía", "La tierra intermedia" y "Más allá". Aunque inevitablemente desparejos, la principal virtud de la colección es que permite descubrir la variedad de sus temas, como si hubiera decidido trazar un mapa conceptual de su condado imaginario. El último apartado, incluso, se permite cuentos como « Mistral » o « Divorcio en Nápoles » que transcurren en Europa, muy lejos de Yoknapatawpha. Al menos dos de estos relatos son clásicos absolutos: "El broche" y, sobre todo, "Una rosa para Emily", un cuento que es la definición de todo un estilo: el gótico sureño.
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