5 libros para conocer a David Viñas
Un vistazo a la obra del gran autor político argentino
Novelas, cuentos, obras de teatro, ensayos, guiones cinematográficos, en sus diversas formas: la obra de David Viñas (Buenos Aires, 1927-2011) recorre una y otra vez la historia argentina con la persistencia de una intensa obsesión: descubrir la trama de violencia que se encuentra en la base del poder, y que la ideología oculta y justifica. Con su prosa barroca, de contundentes imágenes físicas, Viñas escribió algunos de los libros fundamentales de la crítica literaria argentina. Esos textos minuciosos y sus intervenciones polémicas, iniciadas con la fundación, en 1953, de la revista Contorno, un faro del revisionismo crítico creado junto con su hermano Ismael, le otorgaron su renombre como intelectual modélico de la izquierda argentina en la segunda mitad del siglo XX. Menos frecuentadas, sus novelas representan el caso más potente de la literatura política argentina; relatos en los que los eventos cruciales de la historia descubren sus efectos en las vidas de personas concretas.
Un dios cotidiano
(1957)
En su tercera novela, Viñas retrata las contradicciones morales de la educación religiosa en el Colegio de la Cruz, una escuela de varones parroquial en Córdoba durante la década de 1930. El centro del relato lo constituye la compleja relación fraternal entre los padres Ferré y Porter, encuentro que descubren los conflictos de fe a los que llega el primero a partir de experimentar las reglas crueles y arbitrarias de la institución con los alumnos. La doble moral y la falsa conciencia de los curas en la institución se complejiza aún más por la edad crítica de los alumnos, que comienzan su desarrollo sexual adolescente. “Debe ser una novela pornográfica”, afirmo maliciosa Silvina Ocampo, según cuenta Viñas en su prólogo a la reedición de 1996, cuando le relató a la escritora el argumento y alguna de las escenas, obscenas para las costumbres de la época.
Los dueños de la tierra
(1958)
Si los relatos de Viñas cruzan la historia privada con la social, esta cuarta novela lo llevaría a revisar incluso la historia de su propia familia. Los dueños de la tierra se centra en los acontecimientos ocurridos en 1921, en la Patagonia, cuando una huelga de peones rurales que pedía por condiciones mínimas, luego de que los estancieros incumplieran las negociaciones acordadas y reavivaran así la protesta, finalizó con el fusilamiento de alrededor de 1500 personas. Viñas exorcisa las contradicciones ideológicas de su padre, Ismael Pedro, juez de Río Gallegos en el momento del conflicto, a partir del personaje central de la novela, un abogado enviado por el gobierno de Hipolito Yrigoyen para mediar en el conflicto. La impotencia del abogado lo lleva a un serio replanteo de sus convicciones cuando entabla una relación sentimental con Yuda, una joven anarquista rusa, critica del desplazamiento conservador que paulatinamente manifiesta el gobierno popular de Yrigoyen. En 2010, Juan Carlos Kreimer y Dante Ginevra realizaron una adaptación de la novela a la historieta.
Literatura argentina y realidad política
De los jacobinos porteños a la bohemia anarquista
De Lugones a Walsh
De Sarmiento a Cortázar
(1964 – 1970)
Ensayo crucial de la crítica literaria argentina, Literatura argentina y realidad política lee a contrapelo la literatura nacional, desde sus orígenes hasta la década de 1970, en busca de los modos en los que el poder y la política se esconde en la letra y actúa solapadamente desde la ficción. Viñas reescribió y amplió el libro en varias ediciones a lo largo de más de quince años, acentuando a veces hasta niveles extremos el tono de la polémica. Con una fuerte impronta sartreana, la lectura de Viñas se enfrenta con los autores, el contexto de escritura y los libros por igual, creando un retablo, una escena teatral de análisis en la que el crítico combate con los textos en un intento para que exhiban su verdad oculta. Compone series, continuidades ideológicas que se manifiestan en lo que llama “manchas temáticas”, momentos en que las mismas formas reaparecen en todo tipo de textos a través de las décadas. Aunque hoy puede considerarse que su enfoque resulta un tanto arcaico, estos ensayos siguen siendo sorprendentes por la exhaustividad titánica de las lecturas y por su prosa dramática y corporal, siempre presta para el combate.
Cuerpo a cuerpo
(1979)
Escrita en México, en el exilio obligado por la dictadura militar, Cuerpo a cuerpo compone la biografía del general Alejandro Cláns Mendiburu, a partir de las entrevistas fragmentarias que le realiza el periodista Gregorio Yantorno. En el relato de Mendiburu se cifra el devenir del ejército argentino y con él la trama de cien años de historia nacional, desde la formación del Estado moderno hasta el último golpe militar. Un nuevo modo de escritura se inicia con esta novela, en la que el realismo de sus obras anteriores se fragmenta haciendo la trama compleja y tenue, con una sintaxis que se escapa de las convenciones, y aún de la mímesis de la oralidad. Un camino por el que Viñas inicia una propuesta literaria vanguardista que continuaría en algunas de sus últimas novelas, como Prontuario (1993) y Tartabul (2006).
Indios, ejército y frontera
(1982)
Uno de sus últimos ensayos críticos, Indios, ejército y frontera representa una de las investigaciones más incisivas sobre la ocupación de la Patagonia y el exterminio de sus habitantes nativos por parte del Estado argentino a fines del siglo XIX. En su análisis milimétrico de decenas de textos de archivo, Viñas diseña un “polémico collage” con el que reconstruye las formas de la ideología liberal ante uno de los acontecimientos centrales de la formación de la Argentina moderna, pero también revierte los lugares comunes, no sólo asociados a ese acontecimiento histórico, sino al significado mismo de “la frontera” como espacio vacío de confrontación entre el blanco y el indígena. “Indios, ejército y frontera se convierte entonces en el dramático balance de la forma en la que las ideologías científicas y literarias actuaban como ‘conciencia posible’ de los movimientos militares y políticos con los que se garantizaba la captura de un rico territorio”, afirma Horacio González en el prólogo a la reedición de 2003.
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