5 libros para conocer a Copi
Breve introducción a la obra de un autor que conserva su irreverencia
Copito de nieve” lo llamaba su abuela, Salvadora Medina Onrubia, la autora teatral anarquista de los años 20, esposa del director del diario Crítica Natalio Botana. De ese apodo afectuoso nació Copi, el nombre con que Raúl Damonte Botana (Buenos aires, 1939-París, 1987) firmo las historietas, novelas y obras de teatro que lo hicieron famoso, textos de un humor absurdo y revulsivo que todavía hoy impresionan por su indiferencia a cualquier ley moral o literaria. Luego de ensayar sus primera historietas en las revistas de Buenos Aires Tia Vicenta y Cuatro patas, viajó a Francia en 1962 para no volver, donde se convertiría en actor y autor teatral y cambiaría de lengua para escribir también ficciones, con algún breve pero intensísimo regreso a la lengua materna. Allí comenzó su derrotero, con las primeras publicaciones de la historieta La mujer sentada y la participación en el grupo teatral Pánico, de Fernando Arrabal Alejandro Jodorowsky y Roland Topor, que marcó sus comienzos pero del que pronto se independizó. Su obra, intensamente política, humorística, velocísima, feliz y oscura apenas puede pensarse en el marco de una tradición (aunque se deje afectar por, y afecte la argentina) o una militancia (ni siquiera la homosexual), porque lo trastoca todo: las ideologías, los íconos, los géneros, los lenguajes. A caso solo pueda pensarse como lo “trans” sin resolución, un traslado de sexos, nombres e identidades sin fin, que busca sin detenerse su propia región y sus comunidades inventadas.
Eva Perón
(1970)
Qué mejor entrada en la corrosiva obra teatral de Copi que su pieza estrenada en el Teatro de L’Eppée de Bois, en 1970. En una época de fuertes filiaciones y guerras ideológicas, Copi pone patas arriba el mayor mito de la historia política argentina y retrata a una Eva Perón enferma de cáncer, enfrentándose por igual a la ambición de sus enemigos y de su entorno con la sola fuerza de sus deseos quebrados. Mientras el general Perón, un asistente, una enfermera y su madre se disputan en vida su herencia material y simbólica, Eva resiste a pura furia las traiciones, en un texto mordaz que a la vez demuele el mito y reivindica, en su pasión, a la mujer.
El baile de las locas
(1976)
Nada más alejado de la “identidad gay” que el mundo de la “loca” tal como lo inventa, idealiza, viola, descuartiza y hace renacer Copi en su más vertiginosa novela. Imposible de resumir, como la mayoría de sus relatos, El baile de las locas es una danza desquiciada de peripecias narrativas extremas y contradictorias, en las que el narrador, llamado Copi, sobrevive con los textos y dibujos que odia realizar mientras intenta olvidar el desengaño del amor de su vida, Pierre, para lo que se entrega aun desenfreno de andanzas sexuales y tóxicas, y fantasías de crímenes seriales. En ese desbarajuste violento de lo real, lo literario, el deseo y la muerte, la aniquilación de toda moral, la prosa de Copi puede despertar en el lector tanto el espanto como la ternura, y sorprenderlo con una carcajada imparable que no puede dar crédito de su causa.
La vida es un tango
(1979)
Titulado como un film de 1939 de Manuel Romero, con Hugo del Carril y Sabina Olmos, La vida es un tango es la única novela que Copi escribió en español rioplatense.Cuenta las aventuras de Silvano Urrutia un joven poeta provinciano que viaja a la ciudad de Buenos Aires pare recibir el premio de un concurso auspiciado por el diario de los Botana (a los que retrata en la novela como drogadictos, lascivos y racistas). Allí, en un solo día, se convierte en periodista, jefe de redacción y director, mientras la suerte de diario se desmorona por la posición editorial contraria al avance de Hitler en Europa. Se exilia luego en parís, donde, previo salto temporal, se enfrasca en el carnaval desatado por las manifestaciones de Mayo del 68, que Copi narra como una escena teatral delirante.
Cachafaz
(1981)
Como Borges y Leónidas Lamborghini, Copi reescribe y corrige la literatura argentina desde su origen. Escrita también en español, en versos octosílabos perfectos, la obra reniega la asimilación oficial de la poesía gauchesca y la funde con el sainete para crear un dúo de forajidos que empalidece las tropelías de Juan Moreira. Cachafaz y su amante, el/la indefinible Raulito, afincados en un conventillo de Montevideo, se enfrentan al acoso policial por las denuncias de indecencia de los vecinos. Su fuga se transforma en una masacre de “milicos” para carnearlos y alimentar al barrio, mientras la pareja adquiere su forma de monstruosa revolución antropofágica. Tocados por su radical singularidad, Cachafaz y Raulito escapan de la ley y de su suerte, decidiendo su final trágico con despreocupada indiferencia: “muramosnós, se está levantando viento”. En 2010, Oscar Strasnoy estrenó una versión operística de Cachafaz con música de su autoría, en el Théâtre de Cornouaille. La ópera se realizó en la sala Casacuberta del Teatro San Martín, en 2013.
La mujer sentada
Aunque hoy su obra dramática y su narrativa gocen de un merecido prestigio, fue su trabajo como dibujante y guionista de historietas el que le dio su primera celebridad, sobre todo la tira que creó para Le Nouvel Observateur, en 1962, La mujer sentada. Con su trazo de líneas finas y esquemáticas, personajes extraños y diálogos elusivos, Copi inauguró un tipo de humor absurdo poco común en las tiras gráficas de la época. Con la alusión, desde el concepto mismo, a la cómoda pasividad de las clases medias, las historietas de la La mujer sentada suelen recurrir a un escena casi estática, en la que al repetición del dibujo genera una sensación de inmovilidad de las situaciones y diálogos, para que una vez construida la escena, el cambio de un pequeño detalle o un comentario disparatado o picaresco hagan florecer el chiste. La tira se ha editado en diversas selecciones desde 2002.