5 libros para conocer a Aldous Huxley
Una mirada a la obra del autor de Un mundo feliz
El inglés Aldous Huxley (1894-1963) provenía de una distinguida familia de intelectuales conocida por sus vínculos con la literatura y la ciencia (su abuelo fue el biólogo T.H. Huxley, amigo y defensor de Darwin; su hermano Julian un conocido divulgador científico). Aunque eligió la literatura como terreno, aquellos orígenes influirían en su concepción. Su carrera comenzó con un libro de poemas, pero pronto se destacó por la virtuosa sátira de sus primeras novelas sobre la sociedad inglesa (Antic Hay, Those Barren Leaves). Más tarde encontró un tono de mayor calado con sus novelas de ideas y, durante la última etapa de su vida, encontró su mejor vehículo en el ensayo. Activo pacifista e interesado en los ambiguos desafíos que proponían la ciencia y la técnica, Huxley recaló en los años treinta en California, a la busca de una solución para sus problemas de vista. Allí descubrió la espiritualidad oriental y, más tarde, experimentó con drogas alucinógenas, sobre cuyas implicancias estéticas y morales reflexionó de manera temprana y profética.
Contrapunto
(1928)
Es su novela más ambiciosa y lograda. Construida con una técnica sofisticada (“la musicalización de la ficción”, la llama Philip Quarles, el narrador), en la que se van orquestrando de manera caleidoscópica multiples puntos de vista, la narración causó escándalo en su momento, entre otras razones porque detrás de los nombres ficticios se escondían artistas, literatos, politicos, gente mundana de la época, desde el sensualista D.H. Lawrence al profascista Oswald Mosley. Las escenas breves, con abruptas transiciones, que tejen el "contrapunto" de perspectivas múltiples, son compensadas por las meditaciones de Quarles sobre los personajes y el status de la ficción. Contrapunto es un fresco irónico sobre un tiempo y lugar que empezaban a cambiar irremisiblemente.
Un mundo feliz
(1932)
Si Contrapunto es su novela más importante, Un mundo feliz es la más popular, al punto de que hoy se la sigue leyendo sin necesariamente prestarle atención al nombre del autor. Esta sarcástica antiutopía describe un futuro científicamente determinado en que se han abolido la historia y la familia, en que la reproducción se realiza en botellas y las personas, sometidas al puro reflejo pavloviano, son piezas de un mundo utilitario sometido por controladores. Un mundo feliz se adelanta por casi dos décadas a 1984, de George Orwell, pero algo las diferencia: esta última dirigía sus críticas contra el totalitarismo; la novela de Huxley, en cambio, hacia principalmente hincapié en el avance intrusivo de lo científico sobre la vida individual.
Ciego en Gaza
(1936)
La crítica sugirió en su momento que Ciego en Gaza refleja una transformación: el paso de Huxley de satirista irreverente a novelista moral. La novela, que oscila cronológicamente entre 1902 y 1933, se centra en Anthony Beavis, un desapegado y cínico observador del comportamiento humano, que, a medida que la narración avanza, encuentra una forma de comprometerse con sus deberes y la naturaleza de las cosas. El fluir de la conciencia de las últimas páginas, que tanto le debe a Joyce, busca expresar la unidad mística de la vida, una idea que el autor seguiría explorando con sus meditaciones posteriores .
Las puertas de la percepción
(1954)
Huxley se acercó a la experimentación con drogas alucinógenas en busca de una cura para sus problemas de visión, que lo estaban conduciendo a una segura la ceguera. Las puertas de la percepción, un ensayo breve y precursor, cuenta en particular sus experiencias con la mescalina, sustancia que, según describe Huxley, amplia la capacidad perceptiva. Un dato curioso: el nombre de la famosa banda The Doors homenajea este libro.
La isla
(1962)
Hacia el final de su vida, Huxley recuperó en parte el espíritu utópico de Un mundo feliz, pero sin sus notas pesimistas. La isla es, en cierto modo, la contraparte de aquel clásico, y en ella se reflejan las obsesiones que empezaron a preocupar al autor tras la Segunda Guerra Mundial. La novela tiene lugar en la imaginaria isla de Pala, adonde llega a vivir un periodista inglés. Las ideas que prevalecen en ese lugar retirado concilian lo occidental y lo oriental. La industrialización es relativa, y el tiempo para la contemplación una necesidad. La psicodelia de los años sesenta era inminente y Huxley, con La isla, fue uno de sus profetas evidentes.