5 libros para conocer a Alberto Laiseca
Un breve recorrido para iniciarse en el mundo alucinante del Conde Lai
Personaje excéntrico por ineludible naturaleza, Alberto Laiseca (Rosario, 1941) creó una de las obras más originales de la literatura argentina de las últimas décadas. De difícil filiación en el panorama de las letras locales, sus cuentos, novelas, poemas y ensayos abrevan en la literatura oriental, clásicos del terror como los relatos de Poe o El fantasma de la ópera, de Gastón Leroux, y en olvidados best-sellers como Las minas del rey Salomón, de H. Rider Haggard. El resultado de esa curiosa mezcla es su "realismo delirante", un estilo propio en el que retrata con negra carcajada el horror y la belleza de los desmesurados deseos y ambiciones humanas.
Matando enanos a garrotazos
Su primer libro de cuentos, de 1982, contiene ya los ingredientes fundamentales de su narrativa, presentados con la contundencia que anuncia el título (aunque no haya ningún enano en los relatos en sí): dictadores tecnócratas, plantas magnetofónicas, discusiones filosóficas entre crotos, momias compositoras, proyectos faraónicos, la crueldad en todas sus formas y el delirio humorístico como un lente de aumento para observar los más oscuros aspectos de la realidad hhumana.
La mujer en la muralla
Un ejemplo de la zona "oriental" de Laiseca, que incluye también la novela La hija de Keops y los Poemas chinos. Sin menoscabar la documentación histórica, Laiseca se apropia a su manera de la historia de Chi’n Hsih Hwang Ti, el primer emperador de la China, en el año 221 a. c., que unificó los dispersos estados guerreros y construyó la Gran Muralla. Una historia plagada de hechos fabulosos, magos, esposas y concubinas, guerreros, monjes taoístas y confucianistas, violencia y sensualidad.
Los Sorias (o El jardín de las máquinas parlantes)
Su obra maestra, una colosal novela de más de 1300 páginas que le llevó veinte años de escritura y apabulló a algunos de sus colegas más ilustres (Piglia se refirió a Los Sorias como "la mejor novela argentina desde Los siete locos). La guerra entre dos estados dispuestos a la aniquilación total, Soria y Tecnocracia, es el mejor contexto para mostrar las fuerzas vivas de una civilización completa: política, sindicalismo y magia negra, religión, música, artes, ciencia y tecnología, sexo y muerte. Una obra monstruosa y genial que narra la humanización de un tirano. Quien no resista la torrencial embestida del Pynchon argentino, puede intentar con la algo más breve El jardín de las máquinas parlantes (790 páginas), otra "novela total" dedicada, en este caso, al esoterismo.
Beber en rojo (Drácula)
A puro erotismo desembozado, Laiseca rescata al conde Drácula de la melancolía para entregarlo a la más festiva lujuria. Una reescritura en extremo delirante del clásico gótico que le devuelve su vitalidad y osadía lavada por tanto vampiro que se niega a a clavar los colmillos. Apasionado cultor del terror, Laiseca rindió homenaje a algunos de sus cuentos más amados en un ciclo de relatos orales en televisión.
El artista
Además de escribir historias inclasificables, Laiseca participó como actor del film de 2008 de Marcelo Cohn y Gastón Duprat. Allí interpreta a Romano, un paciente de una residencia geriátrica que no habla, excepto por un escueto y enfático "¡pucho!, cuando desea fumar. Sus dibujos, en cambio, son verdaderas obras de arte, que su enfermero tomará sin miramientos para hacerlas pasar como propias. Luego de realizado el film, los directores le propusieron a Laiseca escribir una novela sobre el guión original. El resultado es este libro publicado en 2010.
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