3 preguntas a Maricel Alvarez sobre su libro-objeto con fotos de Nora Lezano
Actriz, directora y autora, Maricel Alvarez presenta Yo tenía un alma buena, un libro con fotos de Nora Lezano y ensayos inéditos de Edgardo Cozarinky y Emilio García Wehbi. De edición especial y limitada, el libro registra la experiencia de una performance interpretada por la artista, que combina teatro, video, música y fotografía
–¿Cuál fue el punto de partida de la performance con tu cuerpo y tu piel desnuda como protagonistas?
–En 2013 María Teresa Constantin me invitó a desarrollar un proyecto específico para presentar en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE. Movilizada por el deseo de cruzar disciplinas artísticas en un proyecto que se presentara en un marco no teatral concebí, dirigí e interpreté esta videoinstalación performática de fuerte espíritu colaborativo. Santiago Loza (en el desarrollo del texto), Nora Lezano (a cargo del video y la fotografía), Marcelo Martínez (en la concepción del paisaje sonoro) y Martín Churba (en el diseño de vestuario) fueron los cuatro artistas que se sumaron con talento y entusiasmo a mi propuesta.
Los ejes conceptuales que atraviesan la pieza se pueden sintetizar en tres: los rituales de pasaje (el tránsito, el viaje), la transformación (de estado, de materialidad), el doble (la sombra o el fantasma de uno mismo). El cuerpo, mi cuerpo, que se encuentra presente en el espacio y a la vez duplicado en dos proyecciones, es el de una crisálida que nada en las aguas míticas de este relato que se sitúa en un lugar híbrido entre sueño y vigilia, entre vida y muerte.
–¿Qué influencia tuvo el relato "Días de 1937", de Cozarinsky, en este trabajo?
–Se trató claramente de un material disparador durante la primera etapa de trabajo. De una asociación frágil que se estableció entre el concepto y un pasaje específico de aquel relato de Cozarinsky durante el período de producción de mi obra: "Para algunas mitologías, la muerte no es un acontecimiento súbito, el tránsito abrupto de un instante en que aún hay vida a otro en que ya no la hay. La representa más bien un viaje, simbólico, que puede entenderse como un despojamiento y un aprendizaje".
Volví con frecuencia a ese pasaje pues claramente la constelación "muerte-viaje-despojamiento-aprendizaje" me proporcionaba un marco conceptual y formal con el que me interesaba trabajar.
Pero así como "Días de 1937" se convirtió en una fuente literaria relevante de la que mi trabajo se nutre, debería también agregar que, tanto la singular obra fotográfica de Francesca Woodman así como la música barroca (especialmente, la de Henry Purcell) también ayudaron a forjar el imaginario que se despliega en Yo tenía un alma buena.
–¿Cómo surgió la idea de hacer un libro que reúna la experiencia?
–Como se trataba de una obra visual y literaria, la idea, el deseo de la publicación de un libro siempre estuvo presente. Pero pasó algún tiempo (poco más de un año) entre la presentación de la videoinstalación y la posibilidad de esta nueva "mutación" que podía adquirir la experiencia. El trabajo de edición fue, entonces, un trabajo de creación. Y esta publicación, más que un catálogo que ilustra la experiencia, es un libro-objeto que traduce la obra (un cuerpo que también muta) en una nueva materialidad.
Agenda
El libro Yo tenía un alma buena se presenta hoy (martes 20) a las 19 en el Espacio de Arte de la Fundación Osde (Suipacha 658). Maricel Alvarez leerá y proyectará fragmentos de la obra y luego conversará con Edgardo Cozarinsky, Teresa Riccardi, Emilio García Wehbi, Santiago Loza, Nora Lezano, Marcelo Martínez y Martín Churba.
El libro tendrá una edición especial y limitada (500 ejemplares que se distribuirán en bibliotecas e instituciones artísticas). No se venderá al público. Podrá solicitarse sin cargo la versión digital a través de una suscripción por mail: yoteniaunalmabuena@gmail.com