Valeria Pesqueira: "Las limitaciones hacen a la marca"
Es la más infantil de las autoras argentinas. Creó una marca con un concepto lúdico y fácil de usar. Simple, sencilla, sin más pretensión que una estampa original
Una esquina soñada de Palermo: Gurruchaga y pasaje Russel. Un local de diseño que fue la lechería del barrio y hoy vende el mundo de Valeria Pesqueira, una diseñadora con identidad de las que no abundan. Lo suyo es la estampa: animales, osos, gatos, pájaros. Y los lleva mágicamente a ropa sencilla, sin pretensiones ni cortes inoportunos, para grandes y un poco para chicos. Hace 14 años empezó. Casi todo era liso. Y ella decidió cambiar la historia con estampas ilustradas. Vende en su boutique, en locales multimarca, realizó una alianza con Topper (sólo en el verano se vendieron 45 mil pares de zapatillas) y no para... Y voló a Japón donde también tiene clientes que la siguen. Siempre hace alianzas para enriquecer su propuesta: por ejemplo, con Miga de Pan este invierno tejió unos gorros de lana, unos guantes y un oso que se llama Mr. Kuma (oso en japonés). Y tiene un reloj cucú –en el que una mira todo menos la hora– con Nido Lab, que marca el tiempo desde que abrió el local.
–Tenés una característica de los de tu camada: primero aprender y después hacer.
–Sí, cuando salí no había tantas ráfagas de diseñadores. Cuando yo empecé a estudiar diseño jamás lo hice pensando que iba a tener mi marca. Cuando arranqué no pensaba ponerle mi apellido. Pensé varios nombres, finalmente me quedé con mi nombre. Pero pensaba sólo en aprender, en trabajar para otros. Y pasé por varias marcas.
–Siempre con tus prints.
–Me acuerdo del último trabajo de la Facultad, la materia era con Andrea Saltzman, trabajé el tema marinero, estampas, barcos.
–¿Fue la primera que te vio?
–Sí. Fue entre ella y Vero Alfie. Vero, sin decirme nada, me apoyaba: Vas bien, vas bien, me decía.
–Y hoy tenés una supermarca que se vende en Japón.
–Sí. Está bueno. Arrancar con una idea no es complicado. Lo difícil es desarrollarla, perseverar en el tiempo. Nunca trancé. Si venían los 80 y se usaba la megamanga no la hacía. Si lo dudaba, me ponía firme y decía: No, no..., ¡ante todo lo clásico! Si me estoy yendo de pista cuando hago los prints vuelvo enseguida a mis reglas.
–Siempre con un toque infantil. ¿Por qué?
–Creo que es el lugar donde puedo soltarme y hacer cosas más alocadas. Me meto un poco en la instancia de juego. Hago estampas, pero siempre tomo mi mundo de animales como referencia. Siempre con un toque de madurez para que no quede muy kitsch, muy infantil. Igual hay muchas minas que no quieren ponerse una estampa con conejos porque no la entienden. Sí está la que lo piensa desde un lugar artístico, que ve una prenda ilustrada, ¡y no un pijama!
–¿A qué jugabas en tu niñez?
–Tuve una infancia con naturaleza, vivía en Adrogué. Con mucho verde, bici, pileta. Y también mucho campo porque la familia de mi mamá tenía campo en Chascomús e iba los veranos a quedarme.
–De ahí lo simple...
–Sí, no me gusta hacer la camisa de tres mangas. Me gusta un fit contemporáneo, con una estampa que remita a lo vintage, pero actual.
–¿Qué tal Japón?
–Les gustan los prints, la línea A, la ropa sin escotes ni colas apretadas. Produje dos temporadas allá, por el volumen de prendas. Pero cuando llegaron las muestras les faltaba algo. Me di cuenta de que cuando fabrico mis cosas acá, las limitaciones que tenemos las hacen tener sus propias características. Las estampas superlánguidas no tenían nada que ver con las de acá. Fueron mucho más exitosas las colecciones hechas acá. La ropa en Japón se vende sola.
–Todo estampado.
–Siempre. Para el verano voy a tener que sacar prendas lisas, jeans. Lo comercial tiene que estar. Me costó tranzar acá.
–¿Cómo pensás que se tienen que vestir los chicos?
–De chicos. Clásicos, nada de negro, de rock. Me gusta lo infantil. No me gusta la calza de leopardo. No hay que quemar etapas. Los chicos tienen que ser curiosos, jugar, crecer, divertirse. Quemar muchas etapas antes que vestirse de grandes.
–¿Te gusta el mundo de la moda?
–No el de la moda. Me gusta el mundo del diseño. No me gustan ni el desfile ni la foto. La pasarela no me atrae. Me gusta lo más real, lo más concreto: el diseño.Objeto querido
OBJETO QUERIDO: "Yo tenía una muñeca negra cuando era chica y la llevaba a todas partes. Mr. Kuma me hace acordar a mi infancia"