Un lujo sustentable, las fibras naturales
Abrigan como pocas y hoy son muy requeridas y valoradas. Para qué se usan y cuáles son las firmas que diseñan con ellas
Están entre las más deseadas y en los últimos años se revalorizaron de manera significativa: las fibras naturales están de moda, y las producidas en el país son las más requeridas. La Argentina es uno de los mayores productores de este tipo de hilados. Ganan los de llama, guanaco, vicuña, oveja merino, cabra y hasta de las fibras de los gusanos de seda. Hay mucho y variado.
Y esto se da en un contexto ideal, ya que los mercados internacionales se rinden ante ellas. Las buscan mucho; si bien los textiles tecnológicos deslumbran, hay una indiscutible vuelta a lo natural sobre el cuerpo; además el valor agregado que hoy tiene el saber hacer de manera artesanal es muy fuerte. Un momento oportuno, que invita a impulsar su desarrollo aprovechando las tendencias de consumo y la gran variedad existente en el país, siempre a partir de procesos sustentables.
Entre las fibras naturales que se consiguen también están las de origen vegetal, como el algodón y el chaguar, que hacen los wichis en forma artesanal. Y las provenientes de animales, claro, como la seda, que es producida a baja escala. Está también la lana de uso industrial o peinada, que se exporta como sucia, lavada o tops. Se suma la de camélidos domésticos, como la llama, pedida por industrias y artesanos, y la lana de animales silvestres –cuya explotación está supervisada por la Dirección de Fauna que depende del Ministerio de Medioambiente– como la de la vicuña, que se comercializa como fibra, y la de guanaco, que se usa en artesanías y aún tiene bajo nivel de exportación.
Hay más. Está la de cabra, como el mohair, que se exporta como fibra, y el cashemere, también de cabra, que se procesa en sistemas semi artesanales. Muchas de estas fibras son consideradas de lujo porque tienen un diámetro bajo y permiten hacer productos muy finos y suaves.
Valor agregado
Uno de los desafíos de estas fibras de lujo es el valor agregado que se le puede dar. En nuestro país, además de trabajar en la calidad, es fundamental fomentar el vínculo y crear puentes de comunicación entre productores y diseñadores para lograr productos que sean objetos de deseo acá y en el mundo. Aunque no es tarea sencilla y los circuitos que vinculan producción y diseño no están muy aceitados, algunas marcas las incorporan en sus colecciones con excelente repercusión.
Hace dos años, Martín Churba fue convocado por el gobierno de Neuquén para el lanzamiento de las fibras textiles neuquinas al mercado nacional. Empezó con mohair y siguió con cashemere, extraídos de distintas especies de cabras, un producto exclusivo que se obtiene al esquilar al animal o también al peinarlo. En la última colección de Tramando, Rota, hay cashemere en cárdigans y suéteres. Churba es un gran apoyo e impulso, ya que sigue incorporando lana de llama en tejidos realizados por Red Puna, una organizacion de comunidades aborígenes y campesinas de la Puna y la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy.
En el corazón de Palermo, Ayma es una tejeduría artesanal única que utiliza telares del siglor XIX, trabaja exclusivamente con fibras de oveja merino de la Patagonia, mohair del norte neuquino, fibras de llama, guanaco y vicuña y de seda entre otros, y desarrollan un hilado artesanal con palo borracho, una exclusividad. Sus proveedores son cooperativas del interior y su iniciativa es apoyar a los proveedores con una visión de largo plazo.
Maydi es la marca de María Delicia Abdala Zolezzi, que usa fibras de llama que obtiene de camélidos del norte de la Puna, en especial de Abra Pampa, un pueblito de Jujuy. Recientemente, esta diseñadora franco argentina expuso su trabajo en la Semana Cultural y Creativa de la Alianza Francesa.
Manto es una firma de abrigos cuidados, de lujo. Crea a partir de fibras de llama y de oveja, y ahora desarrolla algunos productos con vicuña. Desde hace 20 años trabaja con comunidades de artesanos de Salta y Jujuy, productores directos que tejen a partir de sus hilados. “Hay una revalorización de las fibras naturales porque hay una necesidad de volver a los orígenes, de tener un consumo más consciente y también hay más interés por saber de dónde proviene y cómo se produce lo que consumimos. Hoy el nuevo lujo está asociado al tiempo de hechura, a los materiales nobles y al respeto por la naturaleza”, dice Clara de la Torre, creadora de Manto.
Otra de las firmas que usan fibras de lujo es Cubreme. Alejandra Gotelli, su diseñadora, trabaja desde fibras de llama hasta lana merino, siempre con certificación sustentable. "El uso de fibras naturales tiene como principal objetivo su conservación y cuidado, amén del desarrollo de las economías regionales", destaca Gotelli. Su firma apuesta al diseño, al respeto por el medio ambiente y, sobre todo, en cada prenda pone en valor los saberes ancestrales.
Un suave impulso
Una tendencia reciente. El impulso que tomó el consumo de fibras naturales se originó cuando la FAO (Food and Agriculture Organitation), de Naciones Unidas, declaró 2009 como año internacional de las fibras naturales con el propósito de realzar su atributo de confort, ya que son amigables a la piel, conservan el calor y son más duraderas; además de que en su proceso está implícito el respeto al medioambiente. El programa tenía como objetivo destacar el rol de estas fibras en las exportaciones, así como contribuir a la disminución de la pobreza, por la mano de obra que implica, y a la disminución del calentamiento global, por su proceso de elaboración sustentable.
En la Argentina, tres años después, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva lanzó una convocatoria para presentar proyectos de desarrollo con fibras camélidas. Ese estímulo, movilizó al mercado. Y apuntó a la fibra de guanaco, mediante alianzas de cooperativas, organismos públicos y universidades nacionales. La suavidad de la fibra de guanaco es la principal cualidad por la que es muy valorada en el mercado internacional de productos de lujo; es la segunda fibra premium después de la de vicuña, aunque no es tan popular. Se cosecha en forma silvestre, ya que los animales viven libremente en la estepa patagónica, y solo se los encierra para la esquila y la certificación de su pelo –se les saca pelo del lomo, y se obtiene entre 250 y 300 gramos por animal–, un proceso debidamente regulado porque se trata de una especie protegida. De esta manera se obtienen productos ecológicos, de alta calidad y con certificación de sustentabilidad nacional e internacional.
Con todo, se puso en valor prácticas ancestrales de captura y esquila de guanacos, así como las técnicas tradicionales de acondicionamiento de fibras, teñido natural, hilado y tejido artesanal de prendas. Esto derivó en una revalorización de capacidades y saberes que generó trabajo, promovió la participación colectiva, el comercio justo, la distribución de beneficios y fomentó la sustentabilidad medioambiental y sociocultural. Y, además, cumplió con uno de los propósitos de la FAO, que es generar trabajo para sacar del subdesarrollo a poblaciones campesinas.
Concurso de diseño con fibras naturales neuquinas
Diseñadores de todo el país podrán participar en el concurso Filosofía natural, en el que podrán presentar bocetos digitalizados de prendas confeccionadas con fibras naturales producidas en Neuquén, como el mohair, el cashmere y la lana de llama, en una iniciativa impulsada por el gobierno provincial.
"Este concurso tiene como objetivo identificar propuestas de diseño de indumentaria que sean más urbanas, versátiles, que muestren como estas fibras tan especiales se adaptan a una prenda urbana y que no sea simplemente un objeto decorativo o bien una prenda que solo se puede usar en pocas ocasiones", señaló la coordinadora de programas del Centro Pyme-Adeneu (Agencia de Desarrollo Económico de Neuquén), Fernanda Ávarez en diálogo con Télam.
Las fibras naturales como el mohair, el cashmere y la llama "al ser tan livianas permiten esa posibilidad, son muy versátiles. Por otro lado a la vista y al tacto brindan una suavidad y un confort casi único que generalmente dan este tipo de materias primas y que no son de fácil acceso, sobre todo porque no se conocen", explicó Álvarez.
Asimismo, manifestó que "la idea también es acercar la disponibilidad de este producto a los diseñadores para permitirles acercarse un poco más a esta nueva tendencia que es la moda sustentable".
Es por eso, que "este año decidimos hacer un concurso y estamos teniendo muy buena llegada y repercusión a diseñadores de distintas partes del país. Decidimos que sea nacional porque creemos que es importante involucrar a todos los talentos que hay a nivel nacional, que no sea sólo limitado acá a la provincia de Neuquén", contó la coordinadora.
Las propuestas presentadas deberán constar de una colección de tres prendas de diseño propio, en las cuales el jurado apreciará la creatividad, originalidad, identidad de estilo, coherencia estética y, sobre todo, el correcto empleo de los materiales presentados por la provincia. La temática girará en torno al concepto ?Filosofía natural: fibras naturales neuquinas?.
Los trabajos más destacados serán premiados con 50.000, 20.000 y 10.000 pesos para el primer, segundo y tercer puesto, respectivamente. Además de participar del desfile a realizarse en noviembre en la capital neuquina, tendrán la posibilidad de realizar en un estudio profesional un book de fotos y a través de diferentes medios se hará difusión de sus colecciones y nombres.
Los trabajos para el concurso deberán ser enviados en formato fotográfico/digital al correo electrónico fn@cpymeadeneu.com.ar, hasta el 10 de septiembre. Los interesados podrán obtener más información sobre las fibras neuquinas en la página web www.cpymeadeneu.com.ar.
El certamen organizado por el Centro Pyme-Adeneu, cuenta con el apoyo del Ministerio de Producción y Turismo de la provincia y el financiamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI), a través de la secretaría del Copade.
En la zona Centro de Neuquén los productores crían cabras de angora, de las cuales se extrae la fibra de mohair, que es procesada en la planta de hilados ubicada en la ciudad de Zapala. En cambio, en el Norte de la provincia se produce fibra de cashmere, procesada en las instalaciones ubicadas en Chos Malal. Ambas plantas fueron construidas y equipadas por el gobierno con el objetivo de sumar valor agregado a las fibras producidas en las distintas regiones de la provincia y ofrecer a los productores canales de comercialización continua de sus productos primarios.
En paralelo, se desarrollan dos iniciativas que acompañan el desarrollo sustentable de la producción y comercialización de las fibras naturales, como son el Clúster Caprino del Centro y la Micro Región del Norte Neuquino.