Trosman homeless style
Un año de cambios y éxitos, el de Jessica Trosman. Vendió su marca a la firma Ayres y hace pocas semanas se ganó un lugar en Milán Fashion Week presentando su colección, inspirada en un mendigo, en uno de los multimarca más relevantes de Italia
Jessi quiero presentarte como mi descubrimiento en Italia, me gusta mucho lo que hacés y quiero apostar en vos", le dijo Claudio Antonioli, en un cálido italiano, a Jessica Trosman, creadora de la firma que lleva su nombre. Inmediatamente comenzaron los intercambios de mails con bocetos de la colección, inspirada en un vagabundo sofisticado, el desarrollo de un film y la cuenta regresiva hacia la exhibición de su verano 12, en Milán Fashion Week, presentada el 24 de septiembre último en la tienda Antonioli ( www.antonioli.eu ), uno de los multimarcas más avant-garde de Italia.
"Con esta oportunidad me puso en un nivel muy importante. Imaginate que el día anterior a que presentase Trosman fue la exhibición de Alexander Wang", cuenta.
Antonioli tiene tres locales en Italia y es un referente de la moda en el mercado local. En sus tiendas conviven prendas de Givenchy, Rick Owens, Balmain, Marc Jacobs y Lanvin, entre otras marcas de diseñadores de autor. Participa de la semana de la moda de Milán con eventos que logran gran repercusión. De alguna manera llegar a sus percheros es un puntapié para alcanzar el mercado europeo.
El contacto entre ambos surgió hace un par de años. "Gracias a mi representante en el exterior pude mostrar lo que hago en la tienda. Me empezó a comprar y luego me propuso presentarme en su espacio. Para mí fue algo inesperado. El lugar se llenó de blogueros, prensa, hice muchos contactos. Hasta me llamaron para una nota en Vogue Italia", resume.
Se vendió todo... La presentación incluyó doce maniquíes con prendas de su última colección de verano para el exterior, anclada en un artista homeless, "un mendigo con sentido del diseño que hace sus trajes con bolsas de nylon, con pliegues y formas envolventes". Y agrega: "Está inspirada en un vagabundo que deambula por Buenos Aires, una persona que descubrió mi marido, Pablo, y con la cual quisimos generar contacto para ayudarla, pero no hubo caso, no conecta".
Con ese disparador presentó prendas de formas inusuales, de proporciones tridimensionales y con desarrollos textiles innovadores que simulan la suciedad de la calle, la liviandad del nylon, la textura de la brea. Chaquetas de cuero teñido, vestidos con recortes y megabolsillos, pantalones sueltos, shorts y faldas largas; en gasa de seda natural, satén de seda, habotai, látex y géneros que simulan papel, en tonos cemento, óxidos y blancos sucios.
La performance también contó con el film Gelato sucio, dirigido por Agustín Alberdi, con gran impacto visual. "Quería vender el concepto de lo que hago, mostrando quién es mi tribu, cómo vivo, mi locura, y seguimos la idea del vagabundo artista, que se arregla con lo que tiene.
"La puesta en el local fue una fiesta." Como broche de oro vendió su colección al local. "Luego de la muestra le vendí a Antonioli dos percheros completos con prendas de abajo y arriba. Hasta vendí lo más raro –enfatiza–, las prendas de látex que le parecieron geniales porque las concibe como piezas de arte." Un lujo.