Te borro
Pienso en contestar. No, mejor no. Delete. Delete. Delete. Prefiero usar mis manos para aplaudir
Porque es lesbiana. Fue la respuesta seguida al no cuando en mi recién florecida adolescencia no me dejaron ir a un recital de Sandra Mihanovich. El ticket que había sacado la hermana mayor de una amiga –y nunca fue entregado al acomodador del teatro– estuvo todo ese verano en mi billetera, testigo fiel de un evento que no fue. Una decisión torpe, sin mala intención que me obligó a cuestionarme una y otra vez cuál era la relación entre la preferencia sexual de una persona y ser, o no, un gran artista. Nada que no se pueda perdonar y sanar con el tiempo y hasta comprender que el miedo de nuestros progenitores los lleven, a veces, a tomar decisiones absurdas. Más de treinta años después estoy en el Teatro Colón. Sandra Mihanovich acaba de dar un recital notable organizado por la nacion en homenaje a Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan. Saco fotito y la subo a las redes. Dejan un comentario: "No gastes plata en esa lesbiana". Me quedo atónita. Lo releo. Pienso en contestar. No, mejor no. Delete. Delete. Delete. Prefiero usar mis manos para aplaudir.
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