Sibilia
Una joyera no convencional, desde Nueva York hacia el mundo
Lo suyo no es accesorio, aunque se dedique a crearlos. Fernanda Sibilia expuso su joyería contemporánea, con el característico hilo de bronce martillado y enchapado en plata y oro, en el ENK Accesorie Circuit Show de Nueva York, uno de los salones de accesorios más importantes del mundo. Allí, desde septiembre último, cada temporada, muestra sus colecciones y hace unos días presentó el verano 2006.
Antes de partir, en delantal, con pinza y soplete en mano, cuenta cómo su firma creció en una década y terminó por dar un salto cualitativo. Ingresar en el circuito internacional le permitió generar negocios, que multiplicaron la producción, y convertir su nombre en una marca competitiva. Hoy se encuentran diseños de Sibilia en Barneys Japan, DKNY, Neiman Marcus, Fred Segal y Guess by Marciano, entre otras tiendas.
Con su primer banco de joyero como testigo, en un rincón de su taller-showroom de Abasto, recorre distintas mesadas sobre las que su equipo de asistentes da los últimos retoques a las piezas, siempre con el sonido del golpe del martillo sobre los metales como música funcional. Y el telón de fondo da cuenta de su proyección: paredes empapeladas con bocetos de diseños, o con las gráficas de revistas y avisos que incluyeron sus joyas, y una sala con afiches de sus campañas.
Cumple diez años y ya es un referente en joyería contemporánea. En el mercado local contribuyó a ampliar el concepto de joya. "Hoy no sólo incluye diseños clásicos, sino que cada vez más se tienen en cuenta a las propuestas de vanguardia, contemporáneas y originales. En esta línea, logramos llamar la atención con un producto de calidad, bien terminado y con personalidad. Así pudimos cambiar de representante en Nueva York -una importante vidriera-. Es Apropo Showroom, en el Fashion District de Manhattan, que nos abrió las puertas. Nos guía creativa y comercialmente. Pero aprendimos a responder a la demanda sin perder nuestra esencia."
-¿Cuál es la esencia?
-Sibilia es joyería contemporánea, muy personal, nada estructurada ni de moda. La virtud más grande es que es un producto hecho a mano y, sin ser una joya clásica, es igualmente durable. Una propuesta de diseño no cerrada, sino que se amplía colección tras colección. Es una gran serie de más de 300 piezas que van evolucionando.
-¿De qué manera?
-Está integrada por familias que se retroalimentan. Líneas rectas de largos asimétricos, que luego se curvan y generan contornos circulares. Estos se entrecruzan en eslabones de cadenas. Aparecen chapas de metal texturado en círculos deformados, se suman las piedras, como ágatas grises para combinar con plata, y las marrones y coloradas, con oro. Siempre en piezas de tamaño importante, que acompañan las líneas del cuerpo. Todo con la intención de que la joya no sea un accesorio, sino la pieza principal. No es cómo adorno esta ropa, sino qué ropa puede destacar esta joya.
-¿Qué incorporaron por pedido?
-Elementos lúdicos, como cascabeles, plumitas, pompones y tientos de cuero que derivaron en piezas más cálidas, confortables, de look joven.
-¿Responder a la demanda significó dejar de trabajar en forma artesanal?
-No, lo artesanal siempre está. Hemos encontrado un proceso para producir en escala sin dejar de meter las manos. Hay piezas que se pueden reproducir, con elementos de distintas formas que se combinan de manera asimétrica, y otras que son únicas.
-¿Cómo es tu clienta?
-Informada, con un claro interés artístico, original, perfeccionista, que reconoce y valora los detalles. Prefiere el trabajo a mano antes que el industrializado. No se deja llevar por la tendencia. Elige a su manera y, como tiene un criterio que formó con el tiempo, no es muy joven.
Proyección internacional
En el último año, Sibilia cambió. Después de una breve experiencia con un punto de venta en el país decidió volver al exterior (hoy no vende en la Argentina). Y su apuesta ya le rinde frutos. No sólo fue cuestión de hacia qué mercado apuntar, sino con qué y de qué manera, lo cual implicó perfeccionar y adaptar la propuesta.
-¿Qué cambió?
-La forma de presentar las colecciones. Ahora tenemos un marketing que incluye catálogos originales que acompañan campañas gráficas, algo inusual en joyería.
-¿Cómo son?
-Arrancamos en el verano de 2004 con la presentación de la primera colección en oro sobre grabados de Renata Schussheim. El mismo recurso de fotomontaje lo aplicamos, en otoño de ese año, sobre fotos antiguas de mujeres de principio del último siglo. Seguimos con la Fuente de las Nereidas, de Lola Mora y, el otoño último, con las señoritas especialmente dibujadas por Pablo Ramírez. La idea es aplicar joyas reales sobre modelos preestablecidos, para demostrar que cualquier mujer puede usarlas.
-¿Sólo un cambio de imagen?
-No, también fue cambiando Sibilia como empresa. La estructura se amplió y ahora cuento no sólo con mi mano derecha en diseño, Rodrigo Acosta y un equipo de asistentes, sino con especialistas en ingeniería industrial, en el manejo de la producción, y en comercio exterior, en custom service y a cargo de la exportación. Nada se improvisa. Esta red nos permitió soportar un crecimiento gradual y poder producir de 300 piezas por mes, en 2004, a 2000 este año. Ya proyectamos mudarnos, porque en seis meses el taller nos quedó chico.
-¿Adónde van esas piezas?
-A Estados Unidos, Canadá y Japón, en primer lugar, Y más allá, Hong Kong, Singapur e Israel. También, a Alemania, Inglaterra, Bélgica, Italia y España. Este último país es un mercado más latente. Pretendemos posicionarnos mucho más en Europa, para lo cual gestionamos nuestra participación en importantes ferias del sector. Hasta estos lugares despachamos lotes cada cuatro meses, con los últimos diseños, tres colecciones por año.
-¿Un local propio en Buenos Aires?
-Más que un sueño es una fantasía. Por el momento prefiero proyectar la marca fuera del país y exportar desde Nueva York. Esta ciudad es una puerta al mundo y la Argentina está dentro de ese mundo. La fantasía me tienta, pero hoy elijo enfocar hacia otro lado. Sibilia es una joyería contemporánea bien cosmopolita y quiero aprovechar esta fortaleza.
Diseños sonoros
Al movimiento característico de sus piezas, Sibilia incorpora color y hasta sonido. Y lo acaba de mostrar en Nueva York.
"La campaña del verano 2006 la lanzamos en la feria de Manhattan. Se presentó en un alhajero con espejo, que tiene aplicadas calcomanías troqueladas de joyas para reflejarlas en quien se mira: Sibilia pone las joyas, vos tu imagen. Esta estética se repitió en el stand que tenía espejos gigantes con accesorios colgados, para ubicarse y verse con el último conjunto de gargantilla y aros. Todo esto sirve para mostrar cómo es Sibilia y captar clientes. Logramos establecer un feedback y responder a su demanda, por ejemplo, a través de una línea telefónica con costo cero."
Lo último de Sibilia añade un juego de colores y sonidos, dado por piedras y cascabeles. El diseño es más orgánico que geométrico. Son accesorios que, a su vez, tienen accesorios. Un collar al que se le agregan llamadores, gargantillas con tientos y cordones de distintos largos u otras con borlas. El fuerte son los collares. Muchas con piezas intercambiables, con ganchos para sacarlas. Todo adaptable, nada rígido. Y surgió a partir de viejos collares marroquíes de mi mamá.
Más en www.sibilia-accs.com .
Calder
La pulsera Calder es una de las más pedidas. Hecha en homenaje al escultor americano Alexander Calder, famoso por sus móviles de formas orgánicas. Es una sucesión de pulseras, una esclava muy neta, de líneas puras.