Romina Lanaro: "No tenía ni idea de quién era Prada"
Simple, auténtica, sin ninguna pretensión. Así es esta modelo que debutó en las grandes pasarelas internacionales y hoy, a los 28 años, sigue trabajando en Europa y Estados Unidos
Es puntual y tiene una docilidad para el trabajo que habla de su trayectoria. A los 19 años se embarcó en un avión con destino a París y debutó como modelo internacional para Prada. Desde entonces, Romina Lanaro no paró de hacer escuela con las principales marcas: Chanel, Elie Saab, Chloé, Dior, Gucci, Jean Paul Gaultier, Viktor and Rolf, Versace y Michel Kors, entre otros.
Ahora, con 28 años, lleva tres instalada en la Argentina y viaja a Europa y Nueva York para las semanas de moda, o para cumplir con contratos de trabajo. No obstante, este mes parte a París y prevé instalarse allí una temporada con su familia -está casada con el modelo Federico Moyano, con el que tuvo a su único hijo, Máximo-. Romina Lanaro vive en un mundo de fantasía, pero con los pies bien en la tierra. Así cuenta de qué se trata esto de ser una modelo internacional.
-¿En qué consiste tu trabajo?
Desde que comencé hago desfiles y campañas. Ahora sumé comerciales (lookbooks y cortos). Estoy en un buen momento para este tipo de trabajos porque convocan chicas más grandes y valoran mucho la experiencia y la actitud. Cuando te estás armando como modelo, las agencias que te representan piden que privilegies los desfiles y la foto para editorial. Una vez que tenés una carrera, ya podés ampliar el abanico.
-¿Cuál es la experiencia profesional qué más te impactó?
Mi primer desfile. Me mandaron de la agencia a un casting y yo fui con toda mi inocencia porque sinceramente no tenía idea de quién era Prada. Era un momento donde a la Argentina no llegaba tanta información, la gente no estaba tan conectada y la distancia se notaba más.
-¿Cómo es la entrevista laboral de una modelo?
Los que siempre están son un representante de la agencia contratada para el casting, el diseñador y la estilista. Durante la entrevista pueden pedirte que camines, hacerte una sesión fotográfica y hay quienes te toman las medidas. Ya te eligieron por el book, pero es un poco corroborar eso que les gustó en las fotos. Son entrevistas muy tranquilas y respetuosas.
-¿Nunca te sentiste agredida?
En absoluto. Hubo una época en la que estuve muy flaca y me incentivaron desde la agencia para que viera a una nutricionista que me hiciera engordar unos kilos. Querían que tuviera un aspecto más saludable. Lo hice y listo. Yo tengo una tendencia a bajar de peso cuando estoy con mucha actividad y en la época de desfiles.
-¿Cuáles fueron los desfiles que más te gustaron?
El de los diseñadores que hacen shows en vez de desfiles, como Marc Jacobs, en su momento Galliano y Karl Lagerfeld. Estos espectáculos te ponen la piel de gallina por la música, la ropa, el make-up y la cara de la gente.
-¿Quién consagra a una modelo?
Normalmente los que ponen de moda a una modelo son los fotógrafos. Pero lo importante para nosotras es no ser mediáticas, sino ser pedidas. Afuera, los fotógrafos toman muchas más decisiones que acá. Muchas veces son ellos quienes piden trabajar con una u otra chica, y no los diseñadores como se cree.
-¿Cómo fue tu vínculo con ellos?
Bueno, pero me costó mucho porque soy muy tímida y de perfil bajo. Hubo mucha insistencia de parte de las agencias para que trabajara mi actitud y lo logré, con mucha voluntad.
-¿Los años ayudan?
Muchísimo. Hoy me paro frente a una cámara y nadie me tiene que decir nada. Yo hago las primeras poses, miro las caras de quienes tengo adelante y ya sé lo que buscan. Nadie me dice qué tengo que hacer con mi pelo. Eso te lo da la experiencia, nada más. Los fotógrafos la agradecen. Por eso estoy en un momento en el que disfruto mucho de mi carrera.
-Si tuvieras la oportunidad de comenzar de vuelta, ¿qué harías distinto?
Me iría al exterior siendo más chica. Yo llegué a Francia con 19 años y si volviera a empezar me iría a los 16. Suena: ¡Qué bestia! Pero la mayoría llega a esa edad y cada vez se buscan modelos más chiquitas.
-¿Por qué esta tendencia tan antinatural?
Es parte del negocio. Hubo modelos que duraron tanto que se transformaron en celebridades imposibles de pagar. Ahora se intenta que no lleguen a ser famosas. Trabajan desde muy chicas intensivamente durante tres años y luego las rotan. Permanecen muy pocas temporadas. Si una se destaca es por su personalidad.
-¿Lo peor de la profesión?
Las esperas. Hay que encontrar qué hacer con el tiempo libre. En la Argentina te quieren desde el mediodía para un desfile a la noche. En Europa te citan con cuatro horas máximo de anticipación (en desfiles con mucha gente y producción). En Nueva York, que son mucho más relajados, dos horas alcanzan y sobran.
-¿Ves a las chicas nuevas y te recuerdan a vos?
El modelo de belleza cambió. Ahora buscan chicas mucho más delgadas y con rasgos más masculinos, andróginas.
-Tanta propaganda con un modelo de belleza más real...
La belleza de las pasarelas no es natural, en el sentido de que la mayoría de las mujeres no mide más de un metro ochenta y pesa 60 kilos ni acá ni en ningún lugar del mundo. Lo que sí aseguro desde mi experiencia es que las chicas que modelan tienen naturalmente esas medidas, son genéticamente así. No he visto que fuercen a ninguna a adelgazar y es lógico. Es mucho más sencillo trabajar así.
-¿Cómo viviste el desarraigo de Rosario a Buenos Aires y de allí a París?
Siempre fui independiente. De todos modos tuve mis momentos de crisis y ahí siempre me sentí contenida por mi familia. Me agarraba un ataque y llamaba por teléfono a casa para decir: Me vuelvo. Del otro lado, mi mamá y mi papá me decían: Si querés volvete, pero analizá todo lo que te dio la profesión y hacé un balance . Nunca tomes una decisión después de un mal día.
-Contame alguna cosa por la que te hubieras querido volver.
En realidad siempre era porque extrañaba y me costaba sostenerme sin afectos sólidos. Entraba en crisis cada vez que tenía que viajar repentinamente a Nueva York. A mí siempre me gustó mucho vivir en París. En cambio, Nueva York es sólo para pasar un par de días y hacer shopping. Vivir allí me resultó aburrido.
-¿Cómo te proyectás?
Mis próximos años los imagino de trabajo a full. Al mismo tiempo, también comienzo a pensar en una vida sin esta profesión. De hecho acabo de terminar la carrera de gastronomía, que además de enseñarme a cocinar me ayudó a conectarme más con la realidad de la mayoría. Ser modelo te obliga a una cotidianidad un poco diferente al resto.
-¿Te ves con un restaurante o un negocio del rubro?
Me veo. Soy buena anfitriona. Nunca se me hubiera ocurrido, pero en París me hice amiga de un chico que sabe mucho y comencé a ir a cata de vino y degustaciones... Volví a la Argentina y vine con ese proyecto en mente. Este amigo me aconsejó que estudiara acá las reglas básicas y después me animara a crear. En eso estoy. Pero por ahora es un hobby de amateur.
Lo mejor de la profesiÓn
- "Los viajes y conocer un mundo totalmente distinto al que tenía hasta que empecé a trabajar de modelo."
- "Conocer gente muy distinta, ver otras culturas y entender que no todo es de una sola manera."
- "Otra cosa importante que me dio esta carrera fue que hizo que me amigara con mi imagen. Yo siempre había estado peleada con mi altura y mi delgadez. Llegué a hacer casting de modelos por la insistencia del entorno, no porque me creyera linda. Recién en Francia me vi y me sentí bien con mi estética."
TROFEOS AMADOS
Lo primero que se compró Romina con su sueldo fue una cartera Chanel. Y despacito fue armando su colección. "Tengo varias como ésta de Prada –cuenta–. Mis amigas insisten para que haga una feria y las venda."
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