Rodrigo Acosta Arias, el mendocino que vive en Valencia y arma joyería con camisas
Es un alquimista del diseño que logró fusionar la indumentaria y la joyería mediante la deconstrucción de piezas de sastrería y la aplicación de técnicas de orfebrería. Rodrigo Acosta Arias es mendocino y reside en Valencia, donde hace piezas contemporáneas, conceptuales, a partir de las cuales levanta la bandera de la aceptación del propio cuerpo. De paso por Buenos Aires, dicta un workshop y expone su trabajo en Taller Eloi.
–¿Sos diseñador o joyero?
–Soy un diseñador de piezas de joyería textil. Estudié Diseño de Indumentaria en la UBA y antes de terminar estaba trabajando como diseñador en Sibilia; en su taller descubrí la joyería, aprendí técnicas y su manifestación más contemporánea. En 2008 me fui a Valencia por amor, y en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia -la primera escuela superior de diseño de España- estudié joyería artística. En ese espacio advertí que podía fusionar mi formación como diseñador y mi experiencia como joyero, con una mezcla de lo textil y el metal.
–¿Qué te aportó esa mirada artística?
–Me permitió darme cuenta de que lo importante son los procesos de creación y no el resultado; un aporte interesante ya que mi formación como diseñador era proyectual y esto implicaba conseguir un resultado. Advertí que el camino de la investigación vale mucho; si bien en la indumentaria se da, a veces está supeditado a variables como las condiciones de mercado.
–¿Te gusta la moda?
–Me gusta y apasiona, pero trato de buscarle la vuelta y no quedarme con la moda por la moda en sí; busco entender qué representa eso que vestimos, qué pasa con la ropa, por qué usamos lo que usamos, qué queremos decir.
–¿Expresás más con este maridaje entre indumentaria deconstruida y aplicación de técnicas joyeras?
–Sin duda. Es un lenguaje nuevo que me permite sostener un discurso.
–¿Cuál? ¿Qué querés decir?
–Mi trabajo alude a la memoria y el reconocimiento del cuerpo, por eso uso prendas que van sobre el cuerpo. Quiero decir que es importante aceptar nuestra figura. En muchas de mis piezas el cuerpo está ausente, pero este tipo de joyas textiles siempre remiten al cuerpo. Y a través de ellas, con sus fragmentaciones y composiciones de materiales, expreso lo que siento en cada momento.
–¿Por qué prendas sastreras?
–Para uno de los primeros ejercicios en la escuela de arte me pidieron que llevara objetos de mi casa, y como estaba recién llegado abrí la valija y me encontré solo con mi ropa, por eso llevé una camisa. En clase empecé a deconstruirla, mezclándola con ilustraciones. Mi propuesta se llamó Buscándome y aludía a un momento de cambio, en una vida nueva, una relación nueva, un espacio distinto, a la búsqueda de trabajo. Dejé madurar el proyecto, seguí investigando y al final me di cuenta de que esa propuesta era lo que más me representaba e interesaba desarrollar. Pedí entre conocidos prendas que tuvieran una historia para jugar y experimentar. Trabajé con una camisa de los 50 del abuelo de una amiga; entre otras, realicé una pieza autobiográfica al incluir la camisa con la que me casé. Respeté su escala original y de esta manera comencé a valorar su construcción y la información que me daban sus costuras, uniones, apliques. Un trabajo interesante, en el que iba del maniquí al banco joyero.
–¿Es joyería textil?
–Cuando presenté ese primer trabajo en la escuela de Valencia lo hice como joyería textil y sorprendió. Entonces me di cuenta que era lo que quería hacer, que lo mío era la joyería contemporánea, específicamente trabajada mediante la tela y el metal.
–¿Cuáles?
–Telas de camisas, en general algodón, con distintos acabados de engomado, laqueado, tratamientos de endurecimiento o acartonado, a las que sumo plata o latón y, ahora, madera. En general, las telas son originales, como la de una camisa de 1920 que refleja el paso del tiempo y su uso; a otras las tiño ex profeso.
–Siempre camisas.
–Sí, por lo general. La primera colección incluyó dos camisas, una gabardina y un saco. Tengo un feeling especial con la camisa, que no asocio a un género definido, que aprecio por su construcción y detalles. Compro camisas de época, en ferias, tiendas vintage o que me ofrecen conocidos que saben de mi afición; son piezas con alguna historia que reinterpreto. Me gustaría hacer algo con pañuelos para ver qué pasa con el cruce de estampas o las escalas ópticas, veré.
–Las deconstruís y les aplicás técnicas de joyería en vez de técnicas de costura.
–Sí, pero más bien es un mix de técnicas de joyería, como remaches o uniones en frío, soldadura, calado, empavonado y encastre, entre otras, y de tipos de costuras, bordado a mano y a máquina, y sobre todo, de acabados textiles y de joyería, además de tintura. Por ejemplo, tengo un collar con un recorte circular con las vistas y los botones de la camisa, sostenido en un bastidor. Otro collar más largo, es como el patrón de la camisa con sus puntos que se sueldan en metal. Muchas de estas piezas se sostienen con el cuerpo y tienen su forma cuando dejan el cuerpo, se vuelven casi etéreas; a veces el cuerpo sostiene y hace funcionar a la pieza.
–¿Qué técnicas inventaste?
–Es más bien la fusión, la superposición de técnicas joyeras a las de costura, la oposición de materiales maleables con otros rígidos propios de otra disciplina; es más bien el modo en que uso la tela, la manera en que hago presente parte de una prenda a través de la fragmentación.
–¿Tu trabajo se define en el deconstructivismo?
–Me gusta el deconstructivismo, que se caracteriza por la fragmentación, por una cuestión visual. Y también por lo conceptual, ya que me interesa transformar las cosas que existen y darles otra vida. Lo mío es un ir y volver entre dicotomías, que se debaten entre lo perfecto e imperfecto, lo hecho y deshecho, lo maleable y lo rígido, el cuerpo presente y ausente. Esto tiene que ver con la aceptación de cada uno. Más allá de que mi trabajo guste o no, me interesa mostrar estas dualidades y que mis joyas vistan el cuerpo tal cual es.
–Pasaste del blanco al negro.
–Quería ir al color, pero opté por el negro. Este es el tono de mi última colección –ahora en Buenos Aires– y se llama La necesidad de la oscuridad. Lo oscuro es positivo para mí porque lleva a buscar la luz; a veces encerrarse permite descubrir cómo estás, ubicarte y hallarte en el afuera. Son piezas con teñidos localizados, de formas redondeadas, sostenidas por bastidores de bordado con el fin de hacer zoom en determinadas partes del cuerpo. Uso otras partes de la estructura de la camisa, como bolsillos o fragmentos de cuellos que convierto en broches y colgantes. Aluden a un taller de bordadoras eclesiásticas de Valencia que formaba parte de la Ruta de la Seda; allí, en medio de telares del año 1800, con fraguas, esmaltes y bancos de bordado, las mostré por primera vez. Siempre expongo en puntos artísticos (al público, http:/www.acostarodrigo.com/).
–¿Por qué los modelos de tus piezas son hombres?
–Optamos por ellos por simplicidad con ellos se resuelve mejor sin tanto make-up y pelo que las modelos mujeres a veces requieren; es que aún cuesta mostrarse al natural, a cara lavada; fue por practicidad en un inicio y una opción después porque resultó una imagen interesante; esta estética terminó siendo un sello y formando parte del proceso de mi trabajo; ellos portan piezas textiles, más allá del género.
–Mostrarse al natural cuesta porque es difícil aceptarse tal cual se es. ¿La moda no muestra esa cara?
–Es una cuestión cultural. Depende de lo que se quiere decir y mostrar; si es moda más trendy o arty. Pero existe un discurso en la moda que va más allá de los cánones de belleza del cuerpo establecidos, que se sostiene con personas más comunes y representativas de nuestra contemporaneidad, que muestran inclusión de todo tipo y bajan las barreras del género binario.Es que la moda depende de las tendencias y estas de cuestiones culturales, políticas, económicas, comerciales y más. En la moda hay de todo.
Hacer de ropa
Hacer de ropa es la muestra de joyas textiles y fotografías del español Adolfo López, un trabajo que muestra su estética y concepto y que desde el sábado último hasta el 11 de agosto se ve en Taller Eloi -José María Paz 396, Florida-, de la diseñadora Jimena Ríos.
Además, es el cuarto año que Rodrigo Acosta dicta un workshop también en Taller Eloi, http://jimenarios.com/wp/taller-eloi/; https://www.facebook.com/TallerEloi/; la próxima fecha del workshop es el 31 de agosto y 1 de septiembre, los interesados pueden pedir información e inscribirse en tallereloi@gmail.com
"Yo no vengo de la joyería pura por eso abro el campo más allá, me gustan las muestras interdisciplinarias, porque lo mío es interdisciplinario, una fusión de técnicas y materiales diversos que maridan, me gusta mezclarme con otras disciplinas", destaca.
Se puede ver su última colección, La necesidad de la oscuridad, y la pieza complementaria o post Enjoia’t 2014, el concurso de joyería contemporánea de Barcelona del que resultó ganador con el broche Rito cardíaco, una pieza imaginativa, con un diseño a escala en materiales y técnicas inusuales, que hoy forma parte del Museo de Diseño y Moda de Lisboa.