Pura cáscara de limón
Temporada, lista..., ¡ya! Y arrancó el invierno, la seguidilla de presentaciones y ciclos de moda (BAFWEEK con el telón bajo, la nacion se desvinculó de su organización), que siempre despiertan el interés del público en general y de los personajes del mundillo y aledaños. Primeras filas que se cuidan como oro para que se sienten los invitados VIP, TOP, A-listers o como quieras llamarlos. Siempre revoloteadas por relacionistas públicos que ponen megacarteles con palabras varias para alejar a desconocidos: Invitados, Prensa, Reservado y más. La idea, amedrentar a cualquier mortal a ocupar el trono de cuarto de hora. Estar en primera fila cotiza acá y en el mundo. La diferencia es que en las capitales de moda la ocupan, además, buyers que hacen su compra después de la presentación, porque el desfile es parte de un gran negocio. La previa incluye modelos, actrices, actrices- influencers (algunas con abultados cachets para ocupar el asiento), que se visten con canje (o no) y llegan lookeadas con el último grito del creativo en pasarela, amigos de la casa, amigos íntimos de la casa, periodistas, blogueras, algún político de turno y organizadores que se producen como si fuera la última vez porque quieren –en su mayoría– ser ¿celebrities? Ser más conocidos, "dar vida al personaje" y llegar a la vidriera de la revista semanal. Y así van pasando las temporadas con figuritas de front-row. Un desfile dentro del desfile que, lamentablemente, muchas veces tiene más cabida en las revistas que quien sube a pasarela y presenta su trabajo. Algo muy nuestro, muy argentino. Pura cáscara –sí, tiene que estar y es parte– de un rico y ácido limón que tiene una semilla y corazón, mucho más interesante: la verdadera propuesta creativa.