Poty Hernández: "Hago ropa que te hace sentir distinta"
Un sello nacido de la alianza con artistas plásticos. Poty propone piezas únicas, irrepetibles, llenas de magia. Y para que la ecuación sea impecable: son cómodas, relajadas y fáciles de usar
Ciento por ciento estampa, mucho color en una silueta suelta, ponible, para todo tipo de mujer. Así es la ropa de Poty Hernández, una diseñadora que hizo de su alianza con artistas plásticos el sello característico de su firma. Bohemia, lejos de la tendencia y cerca de lo que le gusta, el arte. De familia de artistas y músicos, estudió marketing, diseño de indumentaria en Milán y trabajó para marcas en Barcelona. Participó en ediciones de los principales ciclos y ferias de moda local: BAFWEEK, Buenos Aires Moda, Puro Diseño y Arte Espacio. Hoy su marca llega al país por distribución mayorista.
-El arte es tu punto de partida.
-Es fundamental en mi proceso creativo. Mi ropa exhibe obras de pintores, escultores y hasta músicos. Cada temporada se basa en un artista determinado, del que tomo su estilo, obra, colores y hasta su personalidad.
-Sos casi una galerista.
-Le compro la obra de cada artista con que trabajo. Sus obras son protagónicas en mi trabajo. Mis colecciones hablan de ellos, y sus cuadros se convierten en mis objetos favoritos. Tengo muchos cuadros, me encantan.
-¿Por qué llevar el arte a la ropa?
-Siempre me gustó la ropa, empecé con remeras que vendía entre los telemarketers con que trabajaba. Me pagué la Facultad y además ahorré para hacer un curso de diseño en el Istituto di Moda Burgo. De ahí me fui al Born, Barcelona, a trabajar en una tienda de ropa. De regreso tuve un local en San Isidro, pero preferí pasar al canal mayorista. Todo un paso, porque empecé con lo que me gusta: hacer ropa inspirada en artistas.
–Son piezas únicas.
-Sí. Estampo mediante serigrafía artesanal sobre shablones de algodón (pima, gabardina con spándex, algo de paño de lana y lino) y plasmo todo lo que quiero de una obra. Mi primera alianza fue con mi hermano Tempe (artista plástico y músico), que hizo una obra sobre un lino que convertí en mi primera colección, Art . Fueron 500 prendas que se vendieron todas. Me entusiasmé tanto que desde entonces estampo todos los metros de tela de que dispongo, no una parte y con todas las imágenes que muestra la obra. Nunca hay dos prendas iguales.
-¿Cómo elegís a los artistas?
-Llego a ellos por el momento por el que estoy pasando, es reflejo de mi ánimo, experiencias. Chatarra, por ejemplo, la hice con David Klauser, que vive en una isla del Tigre. Junta descartes de la calle y arma esculturas. Lo suyo derivó en prendas cortadas a tijera y supercoloridas. Le siguió Volar , con María Bressanello, una etapa de mucho dolor después de la muerte de mi mamá y de mi hijo; trataba de rearmarme y mi trabajo mostró esa dedicación; resultaron piezas de terminaciones más prolijas. Laberinto , con Guillermo Irmscher, fue un trabajo enriquecedor, con infinidad de imágenes que sorprenden. Y ahora estoy Renaciendo , de la mano de Antonia Guzmán.
-¿Y cómo es renacer?
- Renaciendo es como un mundo encantado, abstracto, con figuras de muñecos. Antonia fue especialmente al Delta a pintar sus árboles y me encanta renacer en medio de su naturaleza colorida, encendida. La paleta me la da el artista, así cada colección es distinta
-¿Qué tipo de ropa se puede hacer con estampas de artistas?
-Mis colecciones siempre tienen pantalones, uno medio pijamesco –el modelo que más se vende– y alguna calza. Las faldas largas también salen mucho, hago vestidos largos y cortos. Las remeras son bien anchas, y me piden saquitos de algodón para tirarse arriba y taparse los brazos. Esta temporada incorporamos el chaleco. Y siempre, una chaqueta, mi vedette. Nada de ropa ajustada ni escotada. Todo es bastante lánguido y suelto... Prendas con recortes y combinación de distintas telas, tejidos planos con punto.
-También tenés zapatos.
-Esta temporada hicimos alpargatas y bolsos con la firma Andanzas. Y ahora trabajo sobre la idea de hacer ropa de fiesta.
-¿Cómo sería esa fiesta?
-Estampada, por supuesto, bastante relajada, descontracturada, nada pomposa, tal vez a medida.
-¿Y vos pintás?
-Es mi asignatura pendiente. Me encantaría, pero ya me animaré. Por ahora estoy entre trapos, ya me arriesgaré a los lienzos y convertirme en una artista que tal vez también inspire.
-¿Cómo se inserta tu maridaje en el mercado local?
-Como algo distinto, raro para lo que hay. Es ropa para mujeres de más de 30, que no tienen un físico privilegiado ni buscan mostrarse, que prefieren prendas de tamaño razonable, generoso. Es ropa con onda, que te hace sentir que estás distinta; es para mujeres seguras, que se animan a reflejar una obra de arte.
-Cero moda.
-Nada de tendencia. Me gusta el diseño de autor, que tiene más que ver con lo personal que hago. Creo que estoy logrando un producto distinto que, sobre todo, tiene mucha energía.
-¿Proyectos?
-Proyecto deseos: me encantaría tener un local boutique, como una galería de arte, pero de ropa. Un lugar blanco, con todos los cuadros y no muchas prendas, ropa de colección exhibida como obras de arte.
-¿Siempre artistas o te imaginás algo distinto?
-Tal vez algún músico. Escuchar su música o letra y tratar de llevarla a las prendas y el personaje, y las músicas o la letra. Algo por desarrollar...
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