Nuevo Palermo Viejo
La evolución de un viejo barrio de la Argentina que comenzó siendo casa de diseñadores emergentes y se convirtió en un shopping a cielo abierto. Un repaso de cómo fueron sus inicios con sus pioneros, los cambios y cómo maduró hasta establecerse y ser lo que es: el barrio más fashion de la Argentina
Cómo llegó a ser lo que es, los que lo vieron crecer, los que añoran su pasado. Miradas sobre este placentero shopping a cielo abierto
Palermo sensible. Palermo profundo. Palermo que no duerme jamás. De día es moda y diseño; de noche, tragos y encuentros gourmet. Palermo que invitás al disfrute siempre y que cambiaste como nadie. ¿Quién te ha visto y quién te ve? De gomerías con chicas pulposas a tienditas sublimes de diseños de autor y boutiques de moda con gráfica internacional. De parrillitas con choripanes al paso a restaurantes variopintos con carta gourmet. De cuna de grandes talentos a casa de #todoelmundo. Una transformación que cumple casi 20 años. Y que hoy suma, también, teatritos under que se arman en viejas casonas. "Palermo es un refugio creativo de la Argentina. Si no existiera: ¿qué sería de nosotros?", define y se pregunta Marcela Paolantonio, creadora de Fortunata Alegría, nacida y criada en el barrio.
Tus casas chorizo se abrieron camino y se convirtieron de la noche a la mañana en reductos coloridos llenos de diseño. Naciste bohemio. Cuentan los que te forjaron que naciste bajo el signo de la moda y el arte, ya pasados mediados de los 90. Y después creciste y te hiciste grande. Hoy sos noticia por lo que sos: el barrio más fashion de la Argentina. Maduro y despierto, ya no un barrio de moda, porque las modas pasan y vos te quedaste para siempre. Todo nació sobre Honduras y Armenia, y después en las calles aledañas que se poblaron a más no poder.
Mariana Cortés, diseñadora de Juana de Arco, tiene su propia mirada: "Vi muchos cambios, cómo desaparecieron el taller mecánico, el corralón de materiales, la tintorería y la verdulería. Y se transformaron en locales de ropa, viviendas y bares". Ella fue la primera casa que tuvo dos cosas al mismo tiempo: boutique en la PB y galería de arte en el sótano. Fue una de las precursoras de una movida de diseño creativo y lento (en el mejor de los sentidos).
Como ella, Carola Besasso, diseñadora de Dam, puso pie en el barrio en 1998, tenía 27 años. "Era tranquilo, de casas bajas y una incipiente energía con intenciones similares a las mías", asegura. Bohemia, recién llegada de Holanda, buscaba un lugar para vivir en libertad y mostrar su mundo sin presiones comerciales. "Organizábamos cosas lindas en mi tienda de Honduras: desfiles callejeros, servíamos el té, hacíamos muestras de dibujo. Era otra época". Lo mismo le pasó a la diseñadora Sol Suide: "Llegué de NY en 1997. Allá trabajé y estudié con muchos diseñadores alternativos. Y Palermo me recordaba el SoHo. Abrí mi primer local en Honduras al 4900. Cuando lo inauguré la gente me decía: ¿Estás loca? ¿En Palermo Viejo? ¿Cuánto pensás que vas a aguantar?", se ríe.
Fue una de las pioneras como Calma Chicha, Papelera Palermo, Cat Ballou, Latina (de Andrea Martino), Mark’s, Cora Groppo, Salsipuedes, Trosmanchurba, Freud and Fahler, Bar 6 y "el restó Social Paraíso. Sobre la calle Gurruchaga, donde todavía se podía comer en silencio", cuenta Besasso. Y recuerda los que ya no están: la Galería de Arte Gara (de Cecilia Garavaglia), la tienda Volcánica, Salamanca (vendía ropa usada), Sol Suide (hoy radicada en una galería de La Horqueta) y el restó japonés Kayoko, "que fue llorado por varios", dice tristona en un ejercicio al recordar su pasado más reciente.
Al principio, cuando no había nadie Besasso se preguntaba lo que todos: ¿Algún día llegará la gente? Y llegaron con una fila de diseñadores. Camadas de creativos que salieron de la universidad y anclaron en el barrio: Pesqueira, Nadine Zlotogora, Prisl, Kostüme, Mariana Dappiano, Tienda Tres, Araceli Pourcel, Marcelo Ríos, Vero Alfie..., la lista sigue.
Se sabe que Buenos Aires es una de la ciudades de América latina que más turismo recibe. Y todos pasan por Palermo. "Fui testigo de una transformación drástica. Primero fue el tímido reemplazo de las viviendas y los talleres mecánicos por nuevas tiendas de diseño. Y pasaron cosas así: donde estaba la verdulería del barrio llegó el primer local de Cora Groppo. Y enfrente, donde vendían sanitarios, se ubicó Valeria Leik con sus lindísimos zapatos, y luego –hasta hoy– tiene su casa Jazmín Chebar", cuenta.
Inolvidable, también, la esquina de Gurruchaga y Honduras, donde florecía La Mejor Flor. Hoy, desde el mismo local se despachan helados. "Estoy acá desde 1995. Desde la calle Costa Rica vi el barrio crecer y transformarse. ¡Desaparecieron las señoras con el carrito de las compras! Y esto se convirtió en un paseo de compras a cielo abierto, con bares, casas de deco, ropa de diseñadores, marcas comerciales, ropa de hombres, miles de propuestas para chicos, librerías, lo que se te ocurra", asegura Cora Groppo. Ella da la definición de Palermo hoy: un paseo de compras a cielo abierto. La misma que tiene Mariana Szwarc, dueña y creadora de Salsipuedes, que abrió su tienda multimarca (una de las primeras con diseño de autor) en el garaje y living de una casa. "Palermo es una experiencia para vivir. Creció como el SoHo en NY y Le Marais en París. No hay muchos barrios así en el mundo", asegura Szwarc. Ella desarrolló su marca en el barrio, y pasó a ser de diseñadora a diseñadora-empresaria. Como el barrio.
El comienzo del boom palermitano fue a partir de 2000, cuando la zona se amplió y empezaron a llegar grandes marcas y una camada de diseñadores que buscaba un lugar cool con costos más bajos a los que se pagaban en un shopping. Otros, un lugar para echar raíces y desarrollar estratégicamente su imagen de marca.
Desarrollo natural
Claudio Drescher, CEO de Jazmín Chebar, ve el desarrollo de Palermo como algo natural. "Es una zona que geográficamente estaba muy cerca de un lugar con gente con dinero, con poder adquisitivo; a sólo 15 minutos tenés Barrio Norte y Recoleta. Los alquileres son 1/3 a lo que se paga en un shopping. Y además tiene otro elemento más valorado: Palermo rompe los esquemas de nivelación que te da un shopping, donde la iluminación, los techos y los pasillos los hermanan a todos. Acá podés tener una casa enorme o un minilocal con toda la onda. Te da la oportunidad de desarrollar la identidad de una marca como pocos lugares. Por ejemplo, cuando llegó Jazmín Chebar, en 2001, se me ocurrió plantar una enredadera en la pared de la casa. Yo la regaba. Y eso te habla de la marca, de algo sujeto a la tierra, una marca que echó raíces en el barrio. A Palermo lo vivís".
Y luego, para alegría de algunos y tristeza de otros, toda la moda lo eligió. Llegaron las marcas: Lacoste, Levi’s, Adidas, Le Coq Sportif... "No creo que se haya desvirtuado su esencia. Creo que la llegada de las marcas le da seriedad a la propuesta", asegura Cora Groppo.
En las antípodas está Sol Suide. "Las grandes marcas aniquilaron a los diseñadores independientes, que obviamente no pudimos competir. Los alquileres aumentaron mucho", asegura ella, que se ubica en un segmento under. Sin embargo sigue disfrutando la esencia del barrio, "un lugar encantador donde me muevo como pez en el agua". Drescher, por su parte, tiene su visión: "Todo debe convivir en paz y armonía. Las marcas llegaron para ganar la chapa cool que te da el barrio. No está mal. Es parte de la evolución natural". Por su parte, Paolantonio, de Fortunata Alegría, agrega: "Las marcas comerciales y masivas le hacen bien. El problema son las marcas soberbias, que en vez de aportar una mirada interesante destruyen el estilo auténtico del barrio". Y agrega: "Creció, fue una explosión de creatividad, pero al mismo tiempo se contaminó con formatos copiados, con mucha inversión y pocas ideas".
Dos puntas de la moda que conviven en paz y armonía, porque la moda es eso: lo original y lo masivo, lo de uno y lo de todos. Desde el Grupo Palermo Viejo, una asociación civil sin fines de lucro, creada hace 9 años, que reúne más de 120 locales, generan eventos y brindan un mapa con lugares de diseño, moda y deco para no perderse. También buscan que no se desvirtúe ni pierda su esencia. "Queremos preservar la identidad de Palermo. Que no desmantelen casas y quiten todas las ventanas. Que el Gobierno asuma un compromiso de preservar su personalidad", asegura Drescher, miembro del Grupo.
Eso tiene Palermo. Personalidad: huellas de tranvía que hablan del ayer; grafitis que lo pintan; bares y barcitos con mesas para compartir (Paul, Lattente, Pehache, Ana Fucks, Farinelli, Mark’s, Nucha, Le Pain Quotidien); encontrarse con celebrities que circulan a cara lavada y se sientan en un bar a contarse la novela de su vida. Mucha veredita, boutiques con ventanas chicas que adentro tienen un mundo inmenso, locales con megaventanas que espantan, turistas por todas partes, productoras de moda que van y vienen cargadas de bolsas y hacen un alto en la panadería Las Familias para llevar al estudio de foto los mejores pebetes del barrio. Siempre hay algo nuevo, siempre invita a descubrir y al disfrute.
"Y seguro que hay lugares que no conocemos. Es que Palermo es, también, profundo y siempre se va desplegando. Va mutando y creciendo", concluye Cortés. Una energía que fluye, que lo mantiene vivo, atractivo, enérgico, único. Pero no el último: porque en toda ciudad siempre aparecen raíces nuevas que crecen y van tomando identidad.
FOTO DE TAPA
Blusa con apliques en el cuello (Vero Alfie, $ 140), jardinero (Las Pepas, $ 1390), blazer oversize (Cher, $ 5900) y cartera de cuero con flecos y piedras (Besha, $1898)
BÁSICOS CON DISEÑO
Body y cartera-riñonera (Amores Trash Couture, $ 1450 y $ 945), jeans (Garçon García, $ 990), slippers (Sibyl Vane, $ 1898), collar (La Mercería, $ 250). Maxifalda (Amores Trash Couture, $ 2490), remera (Paula Cahen d’ Anvers), saco (Garza Lobos, $ 3800) y botinetas (Mishka, $ 3320)
ANIMAL PRINT
Maxifalda y camisa animal print (Ayres, $ 1398 y $ 1298), camisa de jean (Levi’s), mocasines con tachas (Vitamina, $ 2448) Tip: llevá por separado la camisa y la maxifalda, y asocialas con ampera de cuero negra
OFF WHITE
Vestido (Cher, $ 2800), tapado con botones dorados (Vero Alfie, $ 1780), botinetas (Josefina Ferroni). Chupines y camisa (Tucci, $ 1200 y $ 1155), acordonados dorados (Mishka, $2980), y mochila (Vitamina, $ 4448) Tip: blanco fácil de usar en invierno. Ultrachic, con tapado color camel o celeste
ESTAMPA ORIGINAL
Camisa y babuchas estampadas (Cher, $ 1900 y $ 1800), botinetas de gamuza (Mishka, $ 3320) Tip: usá la camisa con una falda tubo y saco tejido para un look más lady
BLANCO + NEGRO
Pollera y crop top combinados (A.Y. not dead, $ 945 y $ 845), botitas (Josefina Ferroni). Pollera y camisa estampado óptico (Vitamina, $ 1998 y $ 1598), y botinetas (Sybil Vane, $ 2389) Tip: el crop top usalo con jeans, stilettos y sobre para la noche
ENTERO
Mono negro con transparencias (Ayres, $ 1898), tapado con parches de cuero (Jazmín Chebar, $ 8800), zapatos con pulsera y taco alto (The Bag Belt, $ 2376) Tip: el tapado usalo con polleras, jeans, vestidos, un comodín
PRODUCCIÓN: asistente de fotografía: Nelson Zeljkovich. Asistente de producción: Camila Papiccio. Make-up: Sofía Rubistein (Sofi Klei Studio con productos Givenchy). Pelo: Gabo Escobar (Estudio Olivera). Modelos: Marina Remmer y Camila Herrera para Spirit of Fashion. Agradecemos al restaurante La Mar (www.lamarcevicheria.com.ar)
Direcciones: Vitamina, El Salvador 4757; Mishka, El Salvador 4673; Ayres, El Salvador 4661; Jazmín Chebar, El Salvador 4699; Garza Lobos, El Salvador 4734; Paula Cahen d’Anvers, Honduras 4888; Sybil Vane, Armenia 1670; Vero Alfie, Armenia 1655; Josefina Ferroni, Armenia 1687; Cher, El Salvador 4724; Amores Trash Couture, pasaje Santa Rosa 4909; Ayres, El Salvador 4661; Besha, Armenia 1712; Rapsodia, Honduras 4874; A.Y. not dead, Gurruchaga 1715; Levi’s, El Salvador 4714.