Moda que resiste
La diseñadora venezolana Lisu Vega protesta ante la situación de su país desde el diseño; en conversación con M&B explica por qué sus colecciones se expresan contra la violencia
La artista plástica y diseñadora, oriunda de Maracaibo, Lisu Vega creó Resistencia, una colección de moda arty que pretende reflejar el poder de lucha del pueblo venezolano que pelea en las calles contra el gobierno de Maduro. Las prendas no están disponibles para la venta, se trata de piezas únicas que serán subastadas por dos fundaciones que destinarán los fondos para ayudar a los más afectados por la crisis de este país latinoamericano.
Desde 2002, Lisu vive en Miami con su marido y sus dos hijos, donde diseña colecciones en las que las emociones, el contenido y la experimentación con materiales son los protagonistas. Antes de dejar Venezuela, se dedicaba al arte y junto con su marido llevaba adelante un programa educativo llamado Un niño en el cine”. Además de su llamativo proyecto social, Lisu acaba de presentar Furia, una propuesta ready to wear inspirada en su experiencia como mamá.
¿Cómo surgió Resistencia? 2016 fue uno de los años más duros de su vida. Su primo salió una noche a buscar a un amigo que no conseguía transporte para regresar a su casa en Maracaibo y cuando estaba volviendo, le robaron el auto y le pegaron un tiro por la espalda.
Semejante hecho de violencia destruyó a su familia; además, su padre se enfermó de cáncer y no consiguieron los medicamentos que precisaba “porque falta de todo en Venezuela. En septiembre último viajé a llevarle lo necesario para que pudiera finalizar su tratamiento y, de paso, participé de un proyecto de arte. Me encontré con una realidad totalmente distinta a la que dejé: vi el país destruido después de cinco años y medio sin visitarlo. Sentí una frustración muy grande y no sabía qué hacer, así que empecé a desarrollar una propuesta inspirada en lo que estaba sucediendo en mi Venezuela con la idea de presentarlo en Art Basel”.
De la frustración a la creación, un paso. En abril recrudecieron las protestas con muertos, eso la impulsó a no quedarse callada y se obligó a no postear sobre cualquier otra cosa en las redes; de esta manera, comenzó a trabajar con las imágenes viralizadas de las violaciones a los derechos humanos que ocurren a diario.
“Diseñé 12 piezas estampadas con imágenes, en cada una reflejé un momento y una emoción con la que me identificaba: está la imagen de Víctor Salazar, un muchacho en llamas, mediante la que intento representar un gran sentimiento de impotencia; en uno de los vestidos aparece la figura de una señora, mi abuela de 80 años, que también salió a la calle a marchar”.
Lisu armó el proyecto de forma muy personal, con piezas únicas y sin fines de lucro. Publicó en Instagram sobre su interés de trabajar con fundaciones a las cuales donarles las prendas y se generó algo muy grande que no se esperaba. Actualmente está en contacto con dos organizaciones con el fin de hacer una subasta y donar los fondos a organizaciones como la Cruz Verde, entidad que brinda los primeros auxilios durante las marchas, y a alguna ONG que trabaje contra la desnutrición infantil, ya que el año último se registró un 11,4 por ciento de chicos desnutridos, según contó. Y no es lo único. Quiere que su trabajo sea un recurso de ayuda para niños de la calle de su país. “Ya no se trata solo de hacer catarsis y hacerles un homenaje a los caídos en las protestas; esto se ha convertido en un gran proyecto de activismo social que necesita continuidad”.
Sigue con Furia
En la última edición de República Dominicana Fashion Week presentó su colección Furia, que tiene que ver con su experiencia como mamá. Durante el embarazo de su segundo hijo, que hoy tiene 20 meses tuvo que hacer reposo y sintió que su cabeza iba a una velocidad distinta que la de su cuerpo.
“Después del parto, cuando empecé a pensar en mi nueva colección, comencé a tener sueños, en los que mi mano derecha apretaba tan fuerte mi mano izquierda que sentía que de alguna manera me asfixiaba, también había otros donde me sentía presa, con sensación de ahogo. Así que decidí trabajar con esa emoción a través de piezas en las que resalté la belleza de la mujer sin necesidad de que esté apretada. Y lo hice con un material poco convencional como las cuerda de amarrar barcos, un material con el que desarrollé unas piezas tipo corsets, vestidos y hasta collares”.
Lisu hace de su trabajo una catarsis. Destaca que se inspira en lo que siente; más aún, le gusta probar cómo se siente con la ropa puesta.
¿Si no le da miedo volver a Venezuela? Reconoce que sí, por su familia , pero “este gobierno acabó con todo, miedo incluido. Como diseñadora, la indumentaria es mi voz y la pongo en favor de los que no pueden expresarse en mi país; uso esta herramienta para alzar la voz, no alcanza solo con postear en las redes sociales #sosvenezuela. Hay que vivir esa tragedia para entender lo que está pasando, y a mí me toca muy de cerca”.
Cruda realidad
Durante la presentación de Resistencia en la última edición de Raw Artists en Miami, las modelos llevaron la cara cubierta, como los manifestantes venezolanos, con bandanas confeccionadas reutilizando el material sobrante del corte de las prendas. La puesta, además, contó con un video realizado especialmente por el artista Juan Henriquez.