Moda aumentada. La tecnología sostenible que se presentó en Londres
La problemática de la contaminación, la preservación de recursos, la inclusión y los posibles nuevos modos de producción son algunos de los temas ineludibles para la moda contemporánea. Así quedó demostrado con la exhibición Positive Fashion Designer, que se realizó en el marco de la London Fashion Week finalizada ayer en la capital británica.
La muestra contó con la presencia de más de cincuenta diseñadores orientados a defender las mejores prácticas de la industria de acuerdo a los siguientes pilares básicos: sostenibilidad, igualdad, y diversidad, artesanía y comunidad.
Brooke Roberts, radióloga de origen y diseñadora especializada en prendas de punto, cofundadora de la firma homónima Brooke Roberts Innovation Agency (BRIA), participó con la propuesta "Augmented Fashion". Traducida como "moda aumentada" fue presentada como una alternativa sostenible a la moda física.
¿De qué se trata? Prendas creadas por un proceso digitalizado, para acelerar el diseño y la fabricación, y para, a su vez, reducir los residuos textiles y las emisiones de carbono.
¿Cómo? Mediante el uso de un software que elimina la necesidad de hacer muestras y accesorios físicos, pero que, en el caso de querer hacerlo, permite la fabricación de la indumentaria, una vez que el diseño está terminado.
¿El objetivo? Transformar el modo en el que se diseña y se piensa la moda.
Además de las prendas hiperrealistas creadas a partir de patrones en 3D que se pueden ajustar digitalmente en avatares más precisos que un modelo físico y que se pueden modificar en tiempo real, la marca propone filtros de realidad aumentada en la red social Instagram (IG). Así los usuarios pueden experimentar con los materiales digitales y diseños, de acuerdo a sus propias características, superponiéndolos en el mundo real.
Experiencias ampliadas
Ahora la cuestión es saber si la denominación de "moda aumentada" puede ser pensada o relacionada directamente con la idea más difundida de la "realidad aumentada".
Según Emmanuel Iarussi, doctor en Ciencias de la Computación por la Université de Nice Sophia-Antipolis (Francia) e investigador UTN-Conicet, esta última puede definirse como "un conjunto de tecnologías que permiten a un usuario visualizar imágenes del mundo real con contenido agregado digitalmente". Aunque aclara que: "debemos diferenciar la realidad aumentada de la realidad virtual, en donde el usuario se sumerge completamente en un mundo 100 por ciento virtualizado sin interacción con las imágenes provenientes de la realidad". Es en este sentido que la propuesta de BRIA refiere a la realidad virtual en cuanto a los moldes digitales y a la realidad aumentada cuando se usa la app de IG.
Lo cierto es que la moda en tanto forma de expresión de una sociedad también está atravesada y, a su vez, signada por los cambios tecnológicos que en ella suceden. Así es que Iarussi destaca algunas iniciativas digitales como el probador virtual de la marca GAP, que permite que los usuarios puedan elegir y probarse prendas con modelos virtuales; Wanna Kicks, una aplicación de iOS que permite probar calzado mediante el uso de la cámara del teléfono celular o Tenth Street Hats aquella que da la posibilidad de calzarse sombreros virtuales obtenidos en la tienda online de la firma, entre otras.
El dato es que, si bien aún la mayoría de estas aplicaciones están orientadas a desarrollos para el comercio electrónico, según Iarussi "la siguiente oleada de herramientas tendrá como objetivo complementar los procesos creativos ayudando a los diseñadores a estimular y simplificar sus tareas diarias". Y hace referencia a los avances en la interpretación automática de bocetos de diseño mediante técnicas de aprendizaje automático (IA). "Esto puede impactar fuertemente en la industria permitiendo que una herramienta de diseño asistido (CAD) recree un modelo completo de vestimenta solamente a partir de su dibujo", dice el investigador.
La otra gran cuestión es considerar cómo se integran estas tecnologías a un contexto en el que la sostenibilidad es más una necesidad que una opción. "Si bien la realidad aumentada está en su infancia, su desarrollo puede tener impacto en la reducción de la cantidad de materiales que se emplean al diseñar", comenta Iarussi.
Pero no todo termina ahí, porque en la mayoría de los casos se trata de la creación de contenido visual o auditivo y la experiencia sensorial humana es más amplia. Hay que decirlo: no alcanza con verlos, sino que "necesitamos tocarlos para poder ser precisos en las tareas que queremos realizar con ellos", sintetiza.