Marcelo Giacobbe: "Busco generar ropa que enamore"
En su showroom de Recoleta, sus percheros siempre muestran piezas originales que ofrece por pedido y a medida; un diseñador emergente con una carrera próspera y llena de logros
Empezó a diseñar mientras estudiaba Indumentaria en la UBA, participó de cuanto concurso pudo y siempre ganó, expuso y hasta le permitió sumar antecedentes en empresas textiles. Marcelo Giacobbe hace poco que hizo de su firma una marca de prêt-à-couture como la define, pero cuenta con casi una década en el rubro. En busca de ampliar su propuesta va por más que la ropa de cóctel de estilo años 40 y 50 con que se lo identifica. Sus bordados sobre cuero y calado a láser son detalles por los que se lo busca.
-¿Qué te aportó trabajar mientras estudiabas?
-A mitad de la carrera (Diseño de Indumentaria en la UBA) busqué sumar una preparación real, para tener contacto con lo que pasaba en la calle. El ser finalista del concurso Tela y Talento, en 2003, me permitió ingresar en el área mujer de una firma de indumentaria, en la que aprendí mucho de moldería y calce, es decir, para saber cuándo y cómo algo queda bien, cómo corregirlo y, a la vez, también cómo administrar el diseño y lidiar con la variabilidad económica sobre las ventas; de ésta entendí lo que la gente busca y cómo generarlo.
-Participaste de varios concursos.
-Sí, además de mi actuación en Semillero UBA-BAFWEEK, y otra presentación en pasarela Buenos Aires también en BAF, gané el concurso de la federación que agrupa a las empresas que industrializan y comercializan pieles, en Dinamarca. Compartir el estudio con gente de YSL o Gucci fue un acercamiento al mundo del lujo, del deseo, donde la gente que se divierte haciendo su trabajo crea algo desde el placer. Eso fue lo mejor: aprender a divertirme y crear con placer.
-Y también desfiles...
-El primero fue la presentación de la colección sobre el funeral de Eva Perón, que me permitió conocer una figura, un personaje de nuestra cultura. Fue por casualidad: pasando por el Congreso un día de lluvia pensé cómo habría sido ese lugar en otro siglo, y eso me llevó a imágenes en blanco y negro por documentales de ese espectacular entierro. La moda es como entrar en una película, en una historia llena de color o no, pero que revela movimientos y experiencias.
-Una mirada romántica.
- Crear diseño es como ver un fragmento de una película, ya que tratás de reconstruir la emoción que genera; así las colecciones se impregnan de esas; es que trato de convertir ese sentimiento en algo material. Mi intención es generar vestidos que enamoren. Hay tres segundos entre que corrés una percha y otra, instantes en que te das cuenta si esa prenda es para vos, si te atrae o no. Y eso sólo pasa si hay algo de mística. La capacidad de enamorar a alguien con lo que uno hace es muy entretenida.
-¿Y cómo creás esa mística?
-Te cuento algo: caminando por Berlín con una amiga me señaló el cielo y vimos un atardecer con nubes rojizas, nos quedamos mirándolo un ratito. Eso de compartir un sentimiento con alguien que sabe lo que te gusta es lo que intento; cuando ese sentimiento se impregna en la ropa pasa a ser algo en común. Una prenda es un encuentro entre dos, sobre todo si es a pedido o a medida.
-¿Cómo definís lo que hacés?
-Prêt-à-couture, con mucha mano, con una mezcla de tipologías a partir del vestido o la camisa; son piezas que tienen gran trabajo de bordado, bien desestructuradas.
-Siempre más vestidos.
-Son mi debilidad, muchos para novias, más de cóctel, fiesta o evento, a los que quiero sumar otras prendas que completen un look, entre romántico y racionalista, un mix entre lo sentimental y cultural. Me gusta la silueta años 40, 50 y 60, cuando vestirse era un disfrute y un evento en sí.
-¿Qué querrías sumar?
-Me pidieron camisas, por eso agregué modelos cortos años 40, en los que el corazón fue el protagonista, inspirado en la escultura Éxtasis de Santa Teresa, de Lorenzo Bernini, en la que un ángel le atraviesa el corazón con un dardo de oro, que vi en Roma. Y bordé corazones con volumen en camisas para llevar con faldas. Traté de bajar el concepto de vestidos a una línea más urbana, sin perder detalles. También incluí chaquetas con bordados. Y pienso en enaguas para simular esa forma de vestirse en los 40. Quiero mejorar mi técnica de cortar a láser y sobre piezas de acrílico, de manera de generar mi pedrería.
-¿Eso es lo que más gusta?
-Empiezan a reconocer que intento trabajar con la mejor calidad posible: telas nobles como sedas y organza, además de cuero de oveja, piel, gamuza y cristales de Swarovski. Ahora quiero conseguir un encaje de cuero. Aunque soy medio raro, cuando encuentro que algo me define después lo doy vuelta y cambio; es estimulante, divertido. En esa búsqueda, a partir de un montón de cintas generé una textura. Trato de buscarle la vuelta para encontrar lo que es cómodo y natural. No creo en una moda que transforme a la persona en otra cosa que no es, sino que encuentre algo que le gusta.
-¿Cómo es la nueva textura?
-Una tela con cintas falletinas de raso, esas que se usan en las terminaciones de sastrería, las corto y rompo. Ser diseñador en la Argentina es una prueba de creatividad a todo nivel.
-¿Cómo lográs esa ductilidad?
-Nado, sumergirme en el agua es entrar en otro mundo, me distiende, distrae, me desconecta y, a la vez, me inspira; salgo refrescado, con ideas nuevas. También me gusta ir a correr cerca de arboledas y pasto, para estar en contacto con la naturaleza. Soy bastante contemplativo, soy de mirar hacia adentro, de hacer introspección, y la naturaleza me favorece.
-¿Te gustan las películas y los documentales de época?
-Disfruto de la obra de Ingmar Bergman; me encanta el film Persona , con su dualidad y esa visión del mundo femenino. Me gusta reconocer en personajes de un film, hechos o situaciones a partir de las cuales tomé decisiones que me hicieron crecer o cumplir deseos. Cuestión de sacar el próximo deseo para afuera.
-¿Proyectos?
-De manera muy humilde: ser una figura del diseño local que tenga nivel internacional.
-Todo un desafío...
OBJETO FETICHE:
Un bebe completo
"Este es un bebe japonés con perfume acaramelado que me compré en Amsterdam. Viajé con él a todos lados y siempre me acompaña"