Manolo Blahnik: “Mis zapatos cambian a una mujer”
Le dice no rotundo a las plataformas porque afean a la mujer. El constructor de los zapatos más famosos del mundo que generan suspiros apuesta al clasicismo, siempre con diseño original
LONDRES_
Manolo Blahnik es uno de los diseñadores de zapatos más conocidos (y queridos) del mundo. Siempre con su forma elegante y lánguida, una vez más recibió a Moda & Belleza. Una charla entretenida con las historias de su vida. Atento como pocos, mezcla el inglés y el español, y resume cómo construyó su empresa zapatera. Se podría decir que la fama llegó a un nivel nuevo después de que su nombre fuera mil veces evocado en la popular serie Sex and the City. Desde entonces llegaron nuevas aperturas de locales exclusivos en Londres, Nueva York, Las Vegas, Dublín, Atenas, Madrid, Estambul, Dubai, Kuwait, Hong Kong, Seúl, Singapur y Estocolmo, así como en las mejores tiendas departamentales del resto del mundo. Nacido en las Islas Canarias, estudió idiomas y arte en Ginebra antes de tomar la decisión de trasladarse a París, en 1965, para convertirse en diseñador de vestuario para teatro. Luego se trasladó a Londres en 1968 y escribió para la revista Vogue italiana. En un viaje a Nueva York en 1970, Blahnik se encontró mostrando sus conjuntos y diseños teatrales a Diana Vreeland, quien era la editora jefa de Vogue USA. Su mirada fue inmediatamente a los zapatos que Blahnik le mostró en sus bocetos y lo animó a concentrarse sólo en ellos. Manolo tomó su consejo y se convirtió en un artesano-zapatero. El más famoso del mundo.
–¿Quién es la mujer que usted cree con más estilo?
–Hay muchas mujeres que admiro y que me inspiran. Por ejemplo, Tina Chow, Loulou de La Falaise (ambas fallecidas) y Amanda Harlech. Estas mujeres tienen todo y tenía algo en común. Hermosas, elegantes y con increíble sentido del estilo. Al verlas caminar en una habitación hipnotizaban e hipnotizan. Es algo con lo que se nace, usted no puede comprarlo. O lo tienes o no lo tienes.
–¿Qué lo inspira?
–Hay tantas cosas... La naturaleza y la botánica, el arte, la arquitectura, la gente en la calle. Puede ser un edificio, que luego pase a ser un pequeño detalle en un vestido. Sinceramente la forma en que mi mente trabaja es muy misteriosa. Veo algo y enseguida me imagino un zapato con ese detalle.
–¿Cómo ve que los grandes nombres de la moda estén trabajando para las marcas fast-fashion?
–Supongo que será divertido hacerlo, pero nunca estuve realmente interesado. El problema real es que no se puede producir zapatos hermosos, bien hechos por el precio que se encuentran en los negocios de high street. Creo que la calidad sería inevitablemente lo que sufriría, así que prefiero no hacerlo.
–¿Después del trabajo con J. Crew y Liberty estaría abierto a hacer más colaboraciones?
–Si es el emparejamiento correcto y creo que va a funcionar, entonces sí. El proyecto de Liberty fue muy divertido y llegó de una forma muy orgánica, y como adoro las telas Liberty y he usado las telas durante décadas, acepté. El hacer los otros artículos de edición limitada fue muy agradable. Hicimos paraguas, pañuelos, bolsas, cuadernos, anotadores.
–¿Qué es más importante, un buen bolso o los zapatos?
–¡Zapatos, sin duda! Es que un bolso sólo lo llevas contigo, pero los zapatos, cuando te los pones son mágicos, te transformas. Se puede caminar de manera diferente, te sientes más femenina. Una cartera en realidad no puede hacer eso por tí.
–¿Cuáles son sus prioridades en su trabajo?
–La prioridad es siempre el diseño. Me encanta siempre tener y llevar nuevas ideas. Pero la ejecución de los zapatos, la producción real es la suma de todo, y es muy importante. Cada zapato tiene que tener las proporciones adecuadas, el equilibrio, el taco tiene que ser perfecto. Todo tiene que trabajar juntos sin problemas. Si el zapato se ve bien, pero no encaja y no puede ser usado, el objetivo no se cumple.
–¿Cómo podemos reconocer un zapato de buena calidad?
–En primer lugar tiene que estar hecho con los mejores materiales. A continuación, todos los pequeños detalles como costuras tienen que ser muy prolijos y bien hechos. Las proporciones tienen que ser perfectas y el balance tiene que ser correcto.
–¿Su favorito: stiletto, taco chino o ballerinas?
–Los tacos altos serán siempre mis favoritos, pero también me encantan los zapatos chatos. Es más complicado caminar elegantemente al ras del piso y ser femenina, pero si sabes cómo, te verás fantástica. Por ejemplo pensemos en Brigitte Bardot o Audrey Hepburn, ellas llevaban zapatos chatos y se veían tan elegantes...
–¿Por qué no le gustan las plataformas?
–Distorsionan las proporciones del cuerpo y las mujeres nunca se ven elegantes al usarlas.
–¿Cuál es el secreto para elegir el zapato correcto?
–Francamente no lo sé. Mientras ames los zapatos y te sientas segura de usarlos, entonces serán los adecuados. La única cosa que sé es que las mujeres más bajas se ven mejor con zapatos bajos (creo que se ven mal con tacos) y las mujeres altas se ven mucho mejor en tacones.
–¿Que marcó un punto en su carrera?
–Mi reunión con la sra. Vreeland en Nueva York fue, sin duda, un momento muy importante en mi carrera temprana. Ella me dijo: Ve y diseña zapatos, porque a ella le gustaban mis bocetos de figuras con los zapatos puestos. Ella estaba en lo cierto y estoy eternamente agradecido a ella por guiarme en esta dirección.
–¿Es posible decir que haya un antes y un después de Manolo Blahnik con Carrie Bradshaw y Sex and the City?
–Yo tenía gran cantidad de seguidores y clientes antes de Sex and The City, pero la serie definitivamente introdujo mi nombre a todas las mujeres del mundo que la vieron, así que estoy enormemente agradecido a la señora Parker por llevar mis zapatos.
IDA &VUELTA
Una ciudad: Londres siempre ha sido mi ciudad favorita.
Un libro: Myra Breckinridge por Gore Vidal.
Un diseñador: Galliano y Alaïa.
Una bebida: Black Forrest cóctel.
Un aroma: Knize Ten (colonia).
Un momento perfecto: en el jardín con mi perro.
ESTILO MANOLO. Cada par de zapatos con el sello de Manolo Blahnik es realizado de manera 100% artesanal. Son fabricados en Parabiago (Italia), donde cada modelo pasa por 50 procesos de producción; se confeccionan 80 pares al día.