La obra del artista de Calder traducida a ropa
Los famosos móviles de chapa y alambre de Alexander Calder se trasladan desde los espacios de Fundación Proa, en el barrio de La Boca, a las piezas de indumentaria, listas para vestir y portar por las calles de Buenos Aires. En vestidos y medias adherentes, chaquetas sastreras con bolsillos que funcionan como accesorios portantes y en colores, que se superponen a abrigos que se rebaten y cambian de funcionalidad, los alumnos de la Universidad de Buenos Aires de la cátedra Saltzman interpretaron las variables estéticas del escultor estadounidense, precursor de la escultura cinética.
En línea con la exhibición de Proa Teatro de Encuentros, que exhibe 70 obras del artista hasta marzo del año próximo, la docente y arquitecta de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y bailarina de danza contemporánea, Andrea Saltzman apuntó este año algunos de los trabajos prácticos de la cursada bajo el referente estético del creador de las famosas esculturas danzantes y abstractas.
Muestras en prensa
Este sistema de ejercitación vinculada con muestras de arte internacionales de Proa ya es parte del modus operandi de la docente. La primera fue hace ocho años con El universo futurista, en un recorrido por las obras y manifiestos de uno de los destacados grupos de las vanguardias históricas del siglo XX. Luego fue el turno de la exhibición del artista alemán Joseph Beuys, en 2014, seguida de la retrospectiva del ruso Kazimir Malevich, en 2016.
"Trabajamos sobre la variable de vestir y portar y repensamos la sastrería para otro físico y personaje, tomando aspectos de Calder como lo lúdico y la articulación de sus elementos", agrega Saltzman. Para el último año de la carrera, los estudiantes debieron desarrollar una pequeña línea de prendas en capas que se articulaban y desacoplaban como piezas de un mecano, pensadas como módulos complejos y pieles que interactúan a modo de colección podrán verse plasmadas en el desfile de fin de año en el Hipódromo de Palermo (Av. del Libertador 4101) el martes 11 de diciembre, a partir de las 19, junto con los trabajos finales de los dos primeros niveles de la carrera.
Creadora de la primera camada de Diseño de Indumentaria y Textil de la universidad pública, en 1989, la docente explora la vestimenta a partir de la idea de la piel como interacción y como un hecho cultural en permanente transformación, que se resignifica con el tiempo. "La cátedra tiene una concepción que tiene que ver con pensar la ropa desde el gesto, el movimiento y la percepción. Nunca se diseña como un hecho en sí mismo acabado, sino como algo que va tomando nuevos significados, donde la forma se piensa en la acción y también como posibilidad de transformación", comenta.
A partir de los contrastes de color, del dinamismo de sus piezas y la figuración que proponía el artista en sus obras, los alumnos de la cátedra tomaron a Calder como referente estético para desarrollar proyectos de indumentaria en movimiento. En primer año se investigó la silueta adherente, a modo de tatuaje, y los recorridos anatómicos que se ponen en valor a partir de los planos de color, las figuraciones y las líneas.
El foco de la enseñanza en el segundo nivel partió del aprendizaje del sistema productivo de la sastrería y cómo repensar hoy su exigencia funcional mediante el uso actual que se le da al traje, con otro tipo de cuerpo y necesidades socioculturales distintas a las del siglo XX. Además, crearon trabajos de metamorfosis a partir de la confección de trajes danzantes diseñados con materiales de descarte: pajitas, vasos y plásticos, entre otros, que tuvieron una bajada a ropa urbana desde la referencia funcional de los skaters. Se tomaron los mecanismos y recursos utilizados para hacer trajes de vestuario –que tanto impactan y sorprenden en sus desfiles– para interpretar una situación diaria y de una exigencia tan funcional como recorrer la ciudad arriba de una tabla de skate.
Para la docente, la indumentaria es un ardid para hablar de la piel como la ruptura de los campos disciplinarios o del diseño como creación de nuevos encuentros: "Me parece que por ahí viene la cosa. Todo el tiempo me cuestiono qué temáticas doy en la facultad, porque es muy importante trabajar desde la piel, el contacto y la materialidad y desde ahí se pueden trabajar concepciones muy distintas", concluye.