La marca que convierte los residuos en carteras de diseño
Modesta, una firma de carteras y un aporte a la limpieza del ambiente con la reutilización de bolsas de plástico que se fusionan y transforman
Un recuerdo, una vista desagradable y la decisión de aportar algo para cambiar el medio ambiente que nos rodea. Paula Ckroüsottsi y Emiliana Carricondo se conocieron y se hicieron amigas mientras estudiaban diseño en Comunicación Visual en la Universidad de La Plata. Un día iban desde La Plata hasta Ensenada y quisieron pasar por la costa del Río de la Plata, un lugar que les traía lindos recuerdos de la infancia. Pero cuando llegaron encontraron que la zona estaba transformada en un relleno sanitario, y de ese espacio agradable de naturaleza donde jugaban, ya no quedaba nada. Ese momento marcó un antes y un después en su vida: empezaron a cuestionarse qué estaba pasando con el ambiente y se preguntaron qué podían hacer como diseñadoras para cuidarlo un poco más.
Durante cuatro años experimentaron con diferentes materiales y técnicas de reciclado, hasta que se decidieron por fabricar carteras a partir de un proceso de fusión del polietileno de las bolsas plásticas. Y las diseñaron muy llamativas, una distinta de la otra. “Empezamos a ver que con el plástico podíamos hacer algo productivo para minimizar un poco la contaminación, retrasarla o transformar cierta basura. Y el plástico nos sumaba color y hasta sus propiedades. Todo ese trabajo nos sorprendió, porque hasta ese momento nunca nos habíamos planteado hacer cosas con un material de ese tipo. Y sobre esto se fundaron nuestros pilares: reducir, transformar, educar, concientizar y convertir la basura en belleza”, cuenta Paula Ckroüsottsi.
Del concepto a la marca
De a poco, se fueron preparando en todo lo necesario para armar una marca. Desde elegir un nombre, que admiten no fue una tarea fácil, ya que pretendían que reflejara sus valores y el concepto de lo que estaban haciendo. “Nos dimos cuenta de que sólo era nuestra modesta forma de contribuir al cambio, cada uno desde su lugar y con sus herramientas. Y ahí estaba el nombre: Modesta”, comentó Emiliana.
En 2012 estuvieron por primera vez en la Feria Puro Diseño a modo de presentación en sociedad y reconocen que esa presencia significó dar el gran paso: “La feria fue la plataforma en la que pudimos testear nuestro producto con el público, con ese consumidor de diseño; de alguna manera funcionó como un estudio de mercado. Logramos materializar un proyecto en el que trabajamos durante mucho tiempo y entonces conseguimos tener una devolución de la gente”.
En principio, no se reconocía el material, pero no pocos se sintieron atraídos por los colores y la morfología de los productos. “Las primeras clientas se llevaban las carteras a la nariz para olerlas y las tocaban para tratar de darse cuenta de qué estaban hechas. Además, llamaba la atención y gustaba mucho que cada una fuera única en su tipo”, comentan.
Para educar y concientizar
De carteras a sombreros, hoy ofrecen una variedad de productos únicos y, lo más importante para ellas, sí contribuyen a minimizar el impacto de la basura, al recuperar descarte de plástico. Las bolsas de PVC en general tienen un promedio de uso de 12 minutos y tardan entre 200 y 500 años en degradarse.
Para cada producto Modesta que crean necesitan entre 50 y 100 bolsas. Por eso, la marca trabaja en colaboración con sus propias clientas y con un mínimo de 30 bolsas que donan, y con esto reciben un 15 por ciento de descuento en sus compras. “Nosotras no somos una marca de carteras. Nuestro producto es una excusa para llegar a las personas. El objetivo principal es reducir el residuo que va a parar a los rellenos sanitarios y que la gente tome conciencia, por eso su participación en el proceso es fundamental”, explica Ckroüsottsi.