La mano derecha de Anna Wintour
Es su coequiper en Vogue USA al mismo tiempo que su antagonista en The September Issue, el documental que la popularizó. Les presentamos a Grace Coddington, primero modelo icónica y luego legendaria directora creativa, una romántica de la moda que acaba de publicar sus memorias
"(...) Un día me di cuenta de que la gente me reconocía. Me encontraba con grupos de personas reunidas en la puerta del edificio donde vivo, en el barrio neoyorquino de Chelsea: fashion victims, gays, héteros, jóvenes, viejos, de todo; medio barrio me gritaba cosas desde la otra acera, pero siempre de forma agradable. Me sentía como los Beatles; de hecho, mejor que los Beatles, porque a ellos los fans al principio les daban bastantes malos ratos."
La que habla es Grace Coddington, legendaria modelo norteamericana de los años sesenta y setenta, devenida ícono de moda, luego directora creativa de Vogue USA. Y se refiere (en Grace: Memorias ) al efecto que tuvo en su vida el documental The September Issue (2009), sobre cómo se lleva a cabo el número más importante del año de Vogue en manos de su editora jefa, quizá la mujer más poderosa -y criticada- de la industria de la moda, Anna Wintour.
De larga melena colorada, esta mujer de 71 años que aún no logran borrar los rasgos de una belleza que supo ser rupturista, constituye un cofre de vivencias que reúne más de medio siglo de ser testigo de la moda. Coddington se ha ganado el lugar que ocupa en la front row de los desfiles más importantes. Allí, vestida de impecable negro, sentada junto a Wintour, boceta cada prenda que se presenta sumida en el verdadero espectáculo de la moda.
Esta inglesa, que fue tapa de Vogue UK varias veces, mantuvo un affaire con Mick Jagger y asegura haberse pintado las pestañas inferiores antes que Twiggy, y partió a hacer la América con la seguridad de un puesto de lujo junto a su compatriota y amiga como jefa. Y hoy lleva más de treinta años produciendo las editoriales más bellas en colaboración con fotógrafos como Mario Testino, Bruce Weber, Annie Leibovitz, Irving Penn o Steven Meisel, entre otros.
Sin embargo, su popularidad llegó con el estreno de The September Issue . "No deja de sorprenderme que tras ver la película, la gente tenga una impresión tan positiva de mí. Quizá sea porque en la pantalla se me ve como una persona emocional, casi idealista, mientras que Anna es por naturaleza mucho más decidida y nunca pierde la compostura. O quizá sea porque parezco desbordada. O porque siempre nos cae mejor quien da impresión de espontaneidad, quien se atreve a replicarle a su jefa como nadie lo hace en la revista; yo lo he hecho y probablemente lo haga más veces", escribió en Grace: Memorias , libro que Turner publicó en español en marzo último.
Coddington había publicado dos obras antes, pero se trataba de trabajos más visuales con sus producciones fotográficas y sus dibujos. Pero aquí cuenta en primera persona su historia, que no es otra que la de los últimos grandes sucesos de la moda, desde la llegada del prêt-à-porter hasta la actualidad.
Esta romántica de la moda, que detesta la era digital, visionaria pronosticadora de la moda, relata en su libro sus aventuras y confidencias con Karl Lagerfeld o Manolo Blahnik allá por los setenta, sus noches junto a Linda y Paul McCartney, así como sus exóticos viajes o quién es quién en las pasarelas. Y, por supuesto, su relación con Wintour, que es lo que la mayoría quiere leer. Pero, más allá del disparador comercial, vale la pena leer sus memorias para tener idea de quiénes hicieron la moda los últimos cincuenta años.
Grace. Memorias
Editorial Turner (extracto del inicio)
"La primera vez que oí hablar de The September Issue (esa película que es la única razón por la que alguien le pueda sonar mi nombre) fue cuando Anna Wintour me llamó a su despacho de Vogue para informarme.-He aceptado que venga un equipo de rodaje para hacer un documental sobre nosotros.Se suponía, al principio, que la película iba a ser sobre la organización del baile en el Art's Costume Institute del Metropolitan Museum, pero la cosa fue creciendo por días. Iban a aparecer de repente para filmar las discusiones, las reuniones, las peleas y las frustraciones que surgen mientras se crea el número más importante del año. Estarían en los despachos y en las salas de reunión. A mí nada podía apetecerme menos. Soy la directora creativa de la revista, tengo miles de asuntos que resolver, y bastante difícil es ya organizar una sesión de fotos complicada como para tener mirones dando vueltas alrededor.No cuentes conmigo para salir en esa película, dije, sintiendo que la mirada de Anna pasaba por encima de mí y se perdía por la ventana, a mis espaldas. Anna tiene la capacidad de borrar de su campo visual a quien le esté diciendo algo que no le apetece oír. Yo reaccioné con horror ante la idea de semejante invasión, porque siempre he pensado que hay que concentrarse en el trabajo, y no en toda la tontería esa de quiero ser famoso que está tan de moda. Luego me enteré de que a los realizadores les había costado más de un año arrancarle el sí a Anna, aceptó sólo para mostrar que Vogue es algo más que una pandilla de mentecatos profiriendo bobadas. Por entonces, ya estábamos todos hartos de El diablo viste de Prada, donde la moda resulta tan ridícula."
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