La diseñadora española que creó un cuero con hojas de ananá
La española Carmen Hijosa, radicada en el Reino Unido, es la creadora de un material natural similar al cuero que se obtiene a partir de la fibra de las hojas del ananá. Se formó profesionalmente en Irlanda, donde se graduó como diseñadora textil, y años después realizó un doctorado en el Royal College of Art de Londres. Allí, como parte de sus estudios, desarrolló Piñatex desde lo económico, social y ecológico de este singular material. El lanzamiento oficial fue en 2014 y empezó a vender a través de su marca a mediados del año siguiente. Hoy su empresa, Ananas Anam, tiene como clientes a varias firmas internacionales, como Hugo Boss y Edun. Cuál es la historia de este nuevo textil y qué potencial tiene como recurso sostenible.
–¿Cómo surgió el interés en desarrollar un material a partir del ananá?
–El interés se dio por una necesidad. Durante 15 años trabajé en mi empresa de cueros con productos de muy alta calidad, teníamos presencia en grandes tiendas como Harrods de Londres. Me enviaron a hacer trabajo de consultoría a diferentes países, estuve en Sudamérica y Asia, entre otros lugares, y me empezó a llamar la atención lo que ocurría detrás de la industria del cuero. En los años 90 no se miraba mucho de dónde venían los materiales, y la sostenibilidad no era un tema de discusión a nivel masivo. Empecé a interesarme más, y a tener más conciencia ecológica y social cuando vi el desastre alrededor de la producción del cuero, así que decidí dejar de trabajar de esta manera porque era poco sostenible.
–¿Cómo comenzó a desarrollar Piñatex?
–Uno de los países que visité fue Filipinas, donde por su clima abunda el cultivo del ananá. Allí empecé a pensar en la posibilidad de usar las hojas de la planta que son descartadas como recurso para un nuevo tipo de textil lo suficientemente fuerte como para que funcione como alternativa al cuero. El primer acercamiento fue desde lo personal, ya que representó un cambio para mí porque estaba haciendo algo que no existía. Fue un proceso de diez años, muy largo y solitario. Las fibras son muy especiales porque son muy finas, pero al mismo tiempo flexibles y fuertes. Nadie había experimentado con ellas antes, así que tuve que trabajar mucho para que la gente creyera que a partir de este material podía desarrollarse un producto con valor comercial, social y ecológico.
–¿Por qué eligió el nombre Ananas Anam?
–Anam es una palabra de origen irlandés y tiene que ver con un concepto de bienvenida y cuidado. Me gusta su significado y me recuerda a mi país de alma que es Irlanda.
–¿Cómo es el proceso de producción?
–Actualmente la primera etapa ocurre en Filipinas. Después de recolectar la cosecha de la piña, las hojas de la planta que recubren la fruta normalmente se dejan pudrir y se utilizan como abono para la tierra, y conservamos el resto que podría considerarse basura. Se extraen las fibras a través de un proceso mecánico, después se lavan para quitarles la clorofila, se secan al sol y luego se procesan. Casi todo el desarrollo de manufactura es sin agua y sin ningún producto químico que sea dañino. Las fibras pasan a formar parte de grandes rollos que desde Filipinas se exportan a España donde trabajamos con empresas que se encargan de aplicar el recubrimiento y los pigmentos para darle un acabado al material.
Hay varias firmas que ya están usando Piñatex porque están en la búsqueda de materiales sostenibles, y eso es muy auspicioso
–¿Cuántas frutas hacen falta para lograr un metro de este material?
–Para hacer un metro de Piñatex hacen falta 480 hojas de ananá, que equivaldrían a 16 frutas.
–¿Qué valor tiene?
–El metro tiene un costo de entre 50 y 58 euros; cada rollo tiene un ancho de 1,55 metros y para fijar el precio final tenemos en cuenta los eslabones de toda la cadena productiva.
–¿Qué marcas se acercaron a Ananas Anam y para fabricar qué tipo de productos?
–En esta parte del mundo el movimiento vegano está creciendo de manera muy fuerte, por eso está bueno generar nuevos textiles. Para ellos y para la gente que no quiere usar cuero, Piñatex puede ser una opción porque se le parece mucho. Hay varias firmas en Inglaterra que ya la están usando porque siempre están en la búsqueda de productos alternativos a los no sostenibles, según ellos. Hugo Boss, en Alemania, lanzó una línea de calzado deportivo con nuestro material. La marca Edun, de Nueva York, también presentó productos y actualmente trabajamos en varias colaboraciones con empresas en el mundo del lujo que ya daremos a conocer durante este año.
–¿El material se está usando solo para productos de moda?
–No, hay otros sectores de la industria que lo tienen en cuenta. Por ejemplo, empresas automotrices y del mueble, específicamente las que tienen que ver con asientos, están considerando a Piñatex para reemplazar productos fabricados con derivados del petróleo y que son de uso diario.
–¿Sus próximos planes?
–Vamos a lanzar una nueva colección que se llama New Generation Piñatex con pigmentos y resinas de origen vegetal que incrementan la sostenibilidad del producto. Además tenemos el objetivo de convertir este tejido en un producto masivo y no para unos pocos. Por eso trabajamos en la expansión de los procesos de manufactura y en la posibilidad de adecuarlo para otro tipo de productos.