Joyería contemporánea. Ahora, no necesariamente se lleva en el cuerpo
Se nota que lleva años estudiando filosofía porque dice que las preguntas que disparan la charla la invitan más a reflexionar que a contestar taxativamente sobre la joyería contemporánea, hoy más asociada a un arte plástico que al oficio de orfebre. Maestra de joyeros, arquitecta de profesión, María Medici lleva adelante desde hace 20 años una de las principales escuelas de joyería del país. En su taller, donde las herramientas cuidadosamente ordenadas dan cuenta de su mano y no del paso de decenas de alumnos por semana, da definiciones, opina sobre qué está de moda y señala los intereses que llevan a portar una pieza única de autor, o diseñada y seriada; la clasificación que sugiere de esta disciplina, que va in crescendo.
–¿La joyería contemporánea está de moda?
–Hay un problema con la moda porque, además de que se da en un tiempo corto, aquello que se supone se tiende a usar nos condiciona y limita, y se contradice con la esencia de la joyería contemporánea. Podría afirmar que está de moda porque hay más gente que se acerca a la joyería contemporánea.
–¿La moda pasa por el hacer o por el uso?
–Está de moda hacer joyería, no tanto usarla. Miro mucho qué usa la gente por la calle y la mayoría porta piezas tradicionales, dentro de lo que hay: cadenas superpuestas, perlas o lo que se cree que está de moda. Y es lógico porque la joyería de autor está cada vez más cerca del arte como expresión. Por eso es difícil ver piezas realizadas con material no convencional, como plástico recuperado, por ejemplo. Pero sí hay más gente que se acerca a producir, a disfrutar del hacer en un taller. La joyería contemporánea es interesante como espacio creativo: la joya es algo que interactúa con el cuerpo, y atrae la idea de hacer algo que te vas a poner y que, además, tiene un tiempo de producción determinado. Esto hoy está de moda.
_¿Hay tendencias en la joyería?
––Sí, pero no se siguen las tendencias que marca la moda. Dejando de lado las tendencias que impone el mercado, hay corrientes que se plantean denunciar la contaminación y trabajan con plástico o maderas descartadas; otra apunta a lo efímero del papel; también muchos se alinean tras el textil, etcétera.
Hay una diferenciación que vale destacar: en pocos años dejamos de hablar de diseño de joyas y pasamos a referirnos a la joyería contemporánea, porque el diseño es otra cosa, está más relacionado con la producción en serie. Muchos hacen diseño de joyas y piezas de autor, a la vez. Y se da una fragmentación interesante que varía entre la alta joyería, la joyería de mercado que sigue la moda, el diseño de joyas y la joyería de artista, que es contemporánea, única e irrepetible.
–Hace 20 años era incipiente, hoy tiene un lugar, aunque de nicho, ¿cómo ves la joyería contemporánea local?
––Veo un cambio brutal desde 1999, cuando regresé al país y trabajaba en diseño de joyas; entonces advertí el lugar relevante que tenía en tiendas de diseño y galerías. Hay un salto cuantitativo y cualitativo; más gente se dedica a la joyería y hasta es su medio de vida, con muy buenas obras de nivel internacional. Y que haya más gente facilita la comunicación de trabajos de joyería contemporánea; ya se sabe de qué se trata; hoy no se dice tanto qué cosas raras hacés.
–¿Cómo definís la joyería contemporánea?
–No la definiría como un oficio porque el oficio es el de orfebre, la joyería contemporánea pasa por otro lugar, tiene que ver más con el ámbito del artista; hoy una pieza de papel puede ser una joya contemporánea y nada tiene que ver con la orfebrería.
–La joyería siempre estuvo asociada al lujo, ¿la contemporánea la democratiza?
–No siempre estuvo relacionada con el lujo, más bien sirvió como símbolo de identificación. La joyería de autor la democratiza desde cómo se la mira, no desde el uso o accesibilidad económica. Lo que más democratiza es la joyería de tendencia, ya que por el uso llega más; el diseño, que incluye la realización en serie, es más asequible y también más comprensible desde la forma y el color. La joyería contemporánea solo se amplió considerablemente y se destaca por diferente y original.
–¿A quiénes interesa?
––A quienes tienen afinidad con el diseño o el arte, como pintores, escultores, artistas plásticos, diseñadores, arquitectos y, también, a psicoanalistas y médicos. Más allá, en general llama la atención de muchos, pero siguen usando piezas clásicas, como el cintillo o la alianza, y/o piezas de tendencia, generalmente, en metal.
–¿Es importante el material en la joyería contemporánea? ¿Metal sí o metal no?
–No, todo lo contrario; la gracia es el contraste que permite mostrar una idea interesante. Para esto, todos los materiales son útiles para hacer joyas contemporáneas. Usé de todo, desde material de descarte, reciclados, plásticos, papel, géneros hasta metales con aleaciones diversas. Todo vale. Y el metal sí, a mí me gusta. Soy vulcano, me gusta trabajarlo al fuego, me encanta jugar con fuego, me apasiona la fundición, soldar, unir y armar estructuras, esta es mi onda; lo importante que cada uno encuentre su onda.
–¿Se valora la joyería contemporánea, al circular más por galerías, museos y tiendas de diseño?
–Sí, se advierte una mayor valoración; hay más propuestas que se exhiben y un mayor deseo de ir a ver e indagar.
–¿Es más accesible?
–Y, depende... Veo piezas con unos precios enormes y es un problema cuando se supone que son pensadas para ser portadas en el cuerpo; en este sentido el valor comercial es limitante. Aunque no siempre son creadas para ser usadas y resultan objetos de observación o esculturas a escala, pero no tienen que estar hechas para ser usadas. Simplemente, la joya puede ser un objeto de deseo.
–¿Qué pieza puede ser una joya?
–Antes se consideraba que una joya era un objeto relacionado con el glamour y que se usaba en el cuerpo, pero hoy esos parámetros no están claros. Lo que para mí es una joya, para otros no; qué es eso, suelen decir, o me encanta, pero con qué me lo pongo, se plantea porque está establecido que es para ponerse. Hoy la joyería contemporánea no necesariamente tiene que ser portable. Si se define como solo para usar, todo lo que no se puede usar en el cuerpo no es joya; esto sería lo mismo que afirmar que todo lo que sale del plano no es pintura, sino escultura, y estas serían premisas decimonónicas y obsoletas.
–¿Las marcas de moda interactúan con la joyería contemporánea o con el diseño de joyas?
–Hay algunos ejemplos de alianzas, pero es incipiente, como las vistas entre Dappiano y Perfectos Dragones, o entre Tramando y Cabinet Óseo, o más recientemente entre Zitta e Isabel Englebert. Estaría bueno que se multipliquen, ampliaría el panorama de la joyería y sí la democratizaría.
–¿Quién quiere ser joyero hoy? ¿Qué busca?
–Quienes están relacionados con el diseño o con el arte, que lo ven como un complemento de su trabajo o como una salida laboral.
–¿Y qué encuentran en tu escuela?
–Un espacio donde expresar ideas, para lo cual trato de buscar distintos estímulos, como temas disparadores que tienen que ver con lo social, político, ideológico y hasta lo filosófico, que nos atraviesa a todos. A partir de eso se desarrollan ideas, opiniones, dudas, con el fin de materializarlas. Otro camino va por una técnica que permita realizar una pieza y plantear una colección. Es un espacio de juego; es que jugar es lo que permite salir de los esquemas, la estructura, los prejuicios o de lo que ya viste. A veces la primera idea es la peor porque suele ser lo que ya tenés consciente o inconscientemente; en cambio, la segunda idea se manifiesta cuando empiezan a aparecer nuevas cosas. Me interesa materializar, que se tenga una idea y se produzca. Busco que se experimente la satisfacción del hacer.
Hablemos del tiempo
Hablemos del tiempo es el tema de la muestra anual de la escuela de Medici, que se exhibirá del 10 al 19 de octubre, en Autoría Buenos Aires, Suipacha 1025; de lunes a viernes, de 9.30 a 20, y sábados, de 10 a 18. ¿Cómo materializar el tiempo? 12 joyeras, alumnas y maestra incluida lo consiguen y se preparan para exhibirlo. Y trabajan en piezas que representan ese hablar del tiempo que, lejos del eufemismo del lugar común, dice y muestra mucho más que llenar un vacío.
María Medici lidera y deja constancia del paso del tiempo con piezas que representan el registro de ese devenir en hojas arrancadas del calendario. Se trata de su nueva colección, Cronos, en alpaca bañada en plata sulfurada, en plata 925 y resina. Y sus discípulas hacen lo propio en propuestas de corte casi filosófico.
¿Cómo es el work in progress de esta megaexpo? Las participantes exhibieron sus bancos joyeros y adelantaron sus trabajos. Florencia Cincugrana quiere estirar el tiempo lo más que se pueda y, para materializar esta idea, trabaja con un tejido sumergido en cera y fundido a la cera perdida en bronce bañado en oro. La impermanencia y el cambio vertiginoso del tiempo es el enfoque de Leticia Gemelli, que crea piezas móviles que se unen con imanes y se usan de manera diferente en acero, acrílico, papel empapado en cera y fundido en bronce.
El transcurrir sin principio ni fin genera un infinito que Guadalupe Colosia hizo suyo a través de un módulo tridimensional de recorrido Moebius, también en alpaca bañada en plata y oro. ¿Qué es la suma de instantes? ¿Cómo quedan en la memoria? Silvia Chavanneau sostiene que esa fragmentación del tiempo es ineludible para quien la recuerda y la hace presente, y lo concreta en piezas hechas en plata 925, alpaca y caucho.
Nada mejor que un espiral para representar el tiempo, al menos para Ana Alsogaray, que lo muestra en papel embebido en cera y fundido en bronce.
Y más propuestas. "Quiero manejar el tiempo y hasta meterme dentro del mecanismo de un reloj con la intención de detenerlo o hasta ir al pasado", dice de su pretensión Lorena Bornaschella, que sí se metió con las partes que componen los relojes, dejó a la vista el material degradado a la intemperie por el paso del tiempo y los reconstruyó sumándole piezas de alpaca y bronce.
Medirlo es habitual, cotidiano, hasta vivimos pendientes de él. Con esa idea, Elena Gradel también deconstruyó las agujas y piezas de relojes intentando romper con el audible tictac y con esa marca implacable, e hizo piezas en madera y plata 925.
Inasible, fuido y escurridizo, así lo define Liana Morbelli y lo materializa en plata 925, alpaca, bronce y vidrio fundido. Para Adriana Picon hay otro tiempo que tiene que ver con la experiencia y nos señala que estamos vivos, que somos parte de la naturaleza, y de ella rescata hojas que enrolla, también embebe en cera y las funde en bronce.
Y el tiempo también recuerda que somos finitos, que habrá un tiempo en el que no estaremos, por eso Alicia Gerez lo aprovecha y representa este sentir en piezas en alpaca bañada en plata, bronce bañado en oro y piedras en bruto para broches de diseño elaborado.
La piel es, sin duda, la parte del cuerpo que más está atravesada por el tiempo. La acertada elección de Melisa Levin la lleva a trabajar piezas en alpaca y bolsas plásticas que generan diversas texturas y representa las arrugas con la contracción y el alisado del metal de manera única. Mucho para ver, en breve, y para descubrir cómo la joyería contemporánea nos atraviesa y representa.