Jazmín Chebar: "Compito conmigo misma"
La diseñadora presentó su nueva colección; habló sobre la competitividad, el esfuerzo diario por mejorar los productos y su experiencia en los 18 años de su marca
Hace frío y nieva, pero lejos de acá. En Denver, Estados Unidos, Jazmín Chebar está varada, no puede volver porque hay una tormenta de nieve y el aeropuerto está cerrado. Necesitaba llegar para estar presente anteayer, día en que presentaba su colección invierno 2016, en la cual estuvo trabajando desde febrero, pero del año anterior. Un año después de los primeros bocetos, no pudo estar en el evento. Desde alguna coordenada en el mapa donde hubo buena señal telefónica, logramos hablar con ella. También estuvo vía Facetime con su equipo de trabajo; vía la pantalla de su smartphone tuvo una reunión sobre las telas que formarán parte del invierno 2017. Un año adelantada, así trabaja Jazmín Chebar, quien supo unir fuerzas junto con su socio Claudio Drescher y alcanzar el éxito para hacer una firma de autor que ya lleva 18 años de vida. Sus primeros trabajos fueron en Nueva York, ciudad donde estudiaba la carrera de diseño; atendía el teléfono en una tienda de Valentino y luego trabajó en Donna Karan. En ese tiempo no había ni soñado con que algún día tendría su propia marca, que produciría 600 artículos por temporada y que sus prendas se venderían en la Argentina, Chile, Uruguay, México y Perú.
–En estos años de carrera, ¿qué te resultó más fácil y qué fue lo más difícil?
–Lo más fácil del camino fue cruzarme con mi socio Claudio Drescher. Me enseña todos los días, me apoya y da libertad y confianza. Y todos los laburos tienen su costado difícil, pero creo que la realización de los productos es la parte más complicada. Sobre todo por un tema tecnológico. Igualmente, lo difícil hace que lo más fácil sea mejor. Cuando hay momentos donde no todo sale como uno quiere te diferenciás porque le pones garra y le agarrás la vuelta. En el país hay muchos rubros con dificultades, pero los argentinos logramos salir adelante.
–¿Qué aprendiste del rubro textil?
–Aprendí a tomarme la moda con humor, porque considero que la moda es para alegrarte, estar cómoda y sentirte linda. Al menos, eso es lo que mamé de chica. Mis padres fabricaban ropa cuando no existía ni la carrera de diseño en la Universidad de Buenos Aires. Su tienda, La Clocharde, era súper exclusiva, tenía sus clientas fieles y les iba muy bien. Pero la industria textil en la que trabajaron ellos no tiene nada que ver con la de hoy, ¡Hacían tapados 100% cashmere! En el caso de mi marca, los últimos años fueron más dificiles. Si bien pudimos mantener telas importadas en las colecciones, fue porque nosotros exportamos. También mejoramos muchas cosas, pero hubo otras que no pudimos realizar. Por ejemplo, mandamos a hacer cosas a Brasil, pero no siempre que uno manda a fabricar afuera quedan cosas buenas. Hay que buscar el equilibrio entre lo artesanal y lo industrial.
–¿Sentís que tu marca es un referente para las otras firmas locales?
–No me siento así. Miro mis colecciones y no creo haber llegado a eso. Hay muchas marcas que están buenísimas y que tienen identidades muy diferentes, en un momento en el que con tanta globalización e Internet es muy complicado lograr diferenciarse. Con mi equipo trabajamos para competir con nosotros mismos. Yo compito conmigo misma. Con Claudio sabemos que hay un mercado muy grande en el país, y la mujer tiene que pararse en el pasillo de un shopping y elegir entrar a tu local y no a otro.
–¿Cómo se logra que te elijan?
–Primero, tenés que poner el foco en querer mejorar cada día. Y también en mejorar la calidad de tus productos, porque lo que te termina de definir una prenda es la calidad. Sabemos que nos falta seguir trabajando en eso, pero a la vez nos esforzamos constantemente. Por otro lado, se logra si uno ofrece contenido y no solamente imagen. Es otro punto en el que trabajamos mucho, junto al equipo de marketing. Dentro del local tiene que estar eso que transmite la imagen y la identidad de marca. Y soy respetuosa con la respuesta de la clienta: hice temporadas que a mí me parecían espectaculares, pero que no tuvieron la fuerza que pensaba. Eso te ayuda para conocer quién es tu clienta realmente. Ya no somos una marca de prendas con 80.000 detalles, que caracterizaban a Jazmín. Las tenemos, pero también contamos con prendas más simples que también gustan. En esta nueva colección se ve esto y mucho más.
–¿Qué esperás para el sector tras el cambio de Gobierno?
–Me encantaría que todo esté tranquilo, que todas las decisiones que se tomen no sean solo buenas para mí como comerciante de moda, sino para todo el país, para todos, y que después cada uno vaya viendo cómo es su mercado. No quiero decir que no abran las importaciones, para que yo venda más. Si, por ejemplo, vienen marcas de afuera como Forever 21 o cualquier otra de mejor calidad, mi marca igual tiene que vender, y esto es parte de la competitividad. Jazmín tiene que ser Jazmín, y yo tengo que poder seguir conquistando a la clienta, y no venderle porque no puede comprarse otra cosa porque no llega al país.
–¿Qué es lo próximo para JCH?
–Empezamos con e-commerce en esta temporada de verano y funcionó muy bien. Es algo bueno y estamos probando. Lanzamos algunos productos que sólo los vendemos por Internet y eso me divierte; se pueden hacer cosas especiales y más puntuales, como zapatos, carteras o accesorios. Por otro lado, nosotros vendemos al exterior y tenemos ganas de seguir en expansión por la región.
–¿Qué le aconsejarías a alguien que quiere crear una marca?
–Primero uno tiene que probar qué es lo que le gusta. Cuando salís de la facultad tenemos la cabeza llena de ideas, que es necesario probar y que decanten solas. Yo trabajé para otros y eso es algo que también recomiendo. En Nueva York atendía el teléfono en Valentino: Hello, how may I help you?, fue mi frase durante muchos meses. Después estuve en Donna Karan, donde ordenaba después de los desfiles, o copiaba moldes... y yo quería estar ahí. Después trabajé en Vitamina, donde conocí a mi socio. Pero todo es un proceso, uno no encuentra una identidad para una marca propia de un día para el otro.