Inmigración. Las alemanas que hacen accesorios de moda con botes de refugiados
Con la idea de trabajar en un proyecto creativo que permitiera dejar un mensaje de integración sobre la problemática de los inmigrantes en Europa, las alemanas Vera Günther y Nora Azzaoui fundaron Mimycri en 2017. La idea inicial se transformó en una ONG y hoy comercializa bolsos, carteras y mochilas de diseño, confeccionados con los restos de los botes de goma en los que llegan los refugiados a las costas del viejo continente.
Ayudar a los inmigrantes como inspiración
Entre 2015 y 2016 Vera Günther hizo una pausa en su rutina laboral. Había trabajado como economista medioambiental en Berlín y se estaba preparando para entrar al programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas. "Decidí tomarme un tiempo entre ambos empleos porque quería hacer algo distinto y trabajar por una causa social", cuenta.
Con la oleada migratoria que ocurrió en Alemania en 2015 empezaron a llegar diariamente miles de personas, principalmente de Siria, Irán, Afganistán y Pakistán, que venían escapando de los conflictos en Medio Oriente. Günther recuerda esos tiempos como positivos en Berlín, donde la solidaridad se hacía notar y se contagiaba: "Se juntaba mucha gente a darles la bienvenida, les abrían sus casas y les traían comida. Por esos días, escuché que en Grecia también estaban llegando muchos refugiados pero que casi no había infraestructura para darles contención y ayuda, más allá de poder registrarlos. Así que decidí viajar a Quíos, una Isla emplazada en el Mar Egeo, cerca de Turquía, que era uno de los lugares que más inmigrantes estaba recibiendo. Allí empecé a trabajar como voluntaria, más que nada en la costa recibiendo a los botes que llegaban generalmente por la noche. Ayudábamos a la gente a desembarcar, les dábamos comida y ropa seca. Fue una etapa que me movilizó, llegaban desde bebés de pocos días, hasta abuelos". Sin dudas, ese momento marcó un antes y un después en la vida de Günther a quién se le unió, también como voluntaria, su amiga Nora Azzaoui.
Durante su estadía en Grecia, ayudando a los refugiados, las chicas empezaron a trabajar en un pequeño proyecto sustentable: "La gente llegaba con la ropa mojada y pasando frío, se sacaban todo y lo dejaban tirado en la playa cuando les dábamos prendas limpias y secas, que en general obteníamos gracias al dinero de donaciones. Así que se nos ocurrió recolectar fondos para comprar un lavarropas y una secadora para poner en condiciones la ropa que traía la gente que desembarcaba. De esta manera, podíamos volver a usarla sin necesidad de gastar en prendas nuevas para darle a los recién llegados y esas donaciones usarlas para cubrir otros gastos. Era algo pequeño, nuestro granito de arena que sumaba a mejorar algo de toda la situación".
Después de unos meses las dos amigas volvieron a Alemania y a sus rutinas, pero la experiencia que habían tenido en Grecia las había marcado. "Teníamos ganas de contribuir con algún otro proyecto para dar apoyo a todo lo que estaba sucediendo en Europa con los refugiados que estaban arriesgando su vida para poder tener un hogar seguro. Nos gustaba la idea de trabajar con creadores y hacer cosas lindas que tuvieran algún significado en todo este contexto".
Un proyecto que es mucho más que una marca
A pesar de no haber estado relacionadas con el mundo de la moda, Günther y Azzaoui decidieron en 2017 solicitar micro financiación para lanzar una firma de carteras, bolsos y mochilas realizados con material reciclado de los botes en los que llegaban los refugiados a las costas de algunas islas griegas. "Nos gustaba la idea de hacer accesorios, porque la gente los usa con regularidad y los acompaña en su vida cotidiana. De esta manera hay algo que tiene que ver con el contexto negativo de donde viene el material y al mismo tiempo con las posibilidades que se abren si nos complementamos trabajando con otros, si entendemos lo que les pasa a los demás. Nos parecía que era algo que la gente podía comprar, usar y transmitir un mensaje social y sustentable", dice Günther.
La palabra "mimycri" proviene de un fenómeno que tiene que ver con la capacidad que tienen distintas especies animales de parecerse a elementos de la naturaleza que permite que se puedan proteger de depredadores. Según las fundadoras del proyecto, pensaron en ese término teniendo en cuenta que las cosas muchas veces no son como se ven a primera vista.
¿Cómo es el proceso de producción?
Hoy Mimycri trabaja junto a dos ONG instaladas en Grecia que se ocupan de recolectar los botes utilizados por los inmigrantes y en vez de desecharlos, los envían al espacio que tiene el proyecto en Berlín para que el material pueda ser reutilizado. "Tenemos un equipo de siete personas de diferentes países, algunos son refugiados y otros son de origen local. Nuestra gente especializada en diseño examina la materia prima, ve los colores, la calidad, los detalles que trae y deciden qué tipo de productos elaborar. Los ponemos a la venta a través de nuestro sitio web, ferias o puntos de venta multimarca en los que tenemos presencia dentro de Alemania. Lo que hacemos contienen la experiencia de distintos tipos de personas, tanto locales como refugiados que se unen para crear algo juntos. Esta es la manera en que diseñamos todos nuestros productos, es un trabajo en equipo, donde no se olvida la esencia del proyecto y lo que significa tener un hogar seguro para la gente".