Hacia un denim más sustentable
En Ámsterdam, una propuesta sin fines de lucro busca innovar para que la producción de jean sea más amigable con el medio ambiente
Lograr que los procesos de lavado y teñido del jean impacten lo menos posible en el ambiente y tender a anular la contaminación que provocan es el trabajo que una organización no gubernamental holandesa realiza desde hace un año. Es Denim City, una propuesta que revoluciona la industria del jean, instalada en un viejo depósito de tranvías en De Hallen, en el bohemio barrio Kinkerbuurt, al oeste de Ámsterdam, donde artistas y fotógrafos están dando paso a los artesanos del jean. Sin fines de lucro, buscan innovar para que la producción de jean sea sustentable. Y se ubicó a pasos de donde están las principales jeaneras del mundo, como Tommy Hilfigher, Calvin Klein, Pepe Jeans y G Star RAW entre otros, que en los últimos años hicieron de los Países Bajos –y en particular, de esta zona de su capital–, un punto estratégico de la industria del jean internacional.
A brighter blue (Un azul más brillante), para que el denim brille y no se esconda en procesos oscuros, es el eslogan con que Denim City abrió sus puertas en abril del año último, con el objetivo de inspirar a los amantes de este algodón a investigar y mejorar las técnicas de fabricación que históricamente imponen las grandes compañías. El proyecto es parte de la iniciativa House of Denim, que nació en 2009 como plataforma de innovación a nivel global.
Una de sus fundadoras, Mariëtte Hoitink, que además trabaja como consultora de recursos humanos de moda, asegura que Denim City es sólo el primer paso, porque hay mucho por hacer y mejorar. “Somos conscientes de que los cambios no podrán verse de un día para el otro, porque hay mucha gente trabajando en esta industria, pero si lo hacemos juntos desde el comienzo hasta el final de los procesos, podemos lograr que ocurran más rápido y de mejor manera. Por eso, nos pareció importante aprovechar la presencia de grandes marcas internacionales en la ciudad ya que, si bien Ámsterdam no es el lugar donde más jeans se producen en el mundo, la densidad de compañías extranjeras que hay es enorme”, explica.
Denim City hace y transmite lo que hace. Ofrece asesoramiento sobre cómo hacer el proceso más sustentable: menos agua en el lavado y menos químicos en el teñido, que son los eslabones de la cadena que más inciden en el ambiente. Además, tratan de mejorar las técnicas de producción y orientan a nivel intrenacional el networking.
El fuerte del proyecto es la primera escuela del mundo dedicada al jean, que incluye un archivo con prendas únicas seleccionadas por las principales marcas y diseñadores.
En favor del ambiente
La comercialización de jeans está en aumento en el mundo; es un mercado que no para de crecer. “El denim es una de las prendas más democráticas, todos la pueden usar, todos lo quieren usar. Pero la gran demanda de algodón para su producción se transformó en un problema, y no es algo que se resuelva sólo produciendo algodón orgánico. Para hacer un jean se necesita una cantidad inmensa de agua y aproximadamente un kilo de químicos. Al final, es un proceso bastante contaminante y creemos que eso se puede cambiar. Necesitamos un denim más limpio y producido de modo más eficaz, teniendo en cuenta las posibilidades de sustentabilidad, reusando, reciclando, compartiendo conocimientos y modos de producir.”
Para eso, Denim City tiene un laboratorio donde se experimenta con técnicas que afecten menos el medio ambiente. El Blue Lab se creó como el primer centro de lavado de denim independiente del mundo. Se trata de un lugar donde especialistas, químicos, ingenieros y desarrolladores textiles colaboran probando y aconsejando a profesionales y estudiantes sobre nuevas formas de lavado y acabado de las prendas.
Embajada índigo
Cuenta también con un espacio llamado Embajada índigo, dedicado al intercambio de ideas y a la generación de contactos entre compañías. En sus showrooms, salas de eventos y conferencias se analizan y discuten ideas sobre el mejoramiento del proceso del denim.
Cuando empezaron con el proyecto –cuenta Hoitink– viajaron a varios países para tener reuniones de presentación con la mayor cantidad de marcas de jeans posibles. “Hablamos de la necesidad de que la fabricación se vuelva menos tóxica, y de la posibilidad de crear redes de intercambio de conocimiento para los diferentes procesos. Tuvimos muy buena respuesta y hoy saben que la embajada es un buen lugar al cual acudir en busca de innovación y nuevos recursos”, sostuvo.
Escuela de jean
“Nunca se está vestida de más o educada de más”, dice Hoitink, por eso el aprendizaje es uno de los temas eje en Denim City.
La organización fundó la primera escuela del mundo donde se dicta una carrera de tres años exclusivamente sobre el jean.
“Los profesores pertenecen a la industria y comparten su conocimiento con los estudiantes, mucho más de lo que lo hacen entre ellos. Tenemos muchos alumnos que no quieren estudiar moda, sino que quieren aprender sobre denim y buscan acercarse a la industria desde otro lugar”, señaló Hoitink. Ya hay una primera camada de graduados que están trabajando en el mercado. Las marcas los buscan para hacerse cargo de sus áreas de desarrollo de prendas de jean, por la especialización inédita con que cuentan. El curso está abierto para cualquier interesado en el tema que sólo tenga aprobada la escuela secundaria.
Después de completar la carrera, los graduados se convierten en expertos capaces de desarrollar el material de manera única, sostenible en todo su proceso de producción.
Archivo
Contiene una colección de prendas donadas o prestadas por personajes de la industria, marcas y fanáticos de los jeans. Se destacan por su diseño, material, corte o una historia atrás. Están los pantalones favoritos de Tommy Hilfiger y modelos de Levi’s y Pepe Jeans; otros hechos a mano de Hisao Manabe, CEO de Japan Blue, y del italiano Alberto Candiani. Y hasta una carta de la asistente personal de la reina Máxima, que dejó constancia de su negativa a prestar alguna de sus prendas de denim.