Galería PROMENADE
Mide casi una cuadra y, a su vez, está en una de las avenidas más paquetas de la Argentina: la clásica Galería Promenade, pegada al hotel Alvear, no es cosa nueva para los porteños. Sí, todo lo que pasa adentro. Desde el año último, al menos siete locales abrieron sus puertas, otros tradicionales encararon refacciones y los pocos que aún están vacíos ya tienen dueño. ¿El porqué? Mucho turismo en la zona y una ubicación que vale... oro.
De todo un poco
A pasos de la entrada (en el local 2), Alvear Arte y Joyas estrena un espacio con rubro bien específico: la compra y venta de alhajas antiguas y de pinturas argentinas. Allí, unas pocas joyas contemporáneas son la excepción, siempre con apariencia retro.
También Chiche Farrace, especialista en ropa de cuero, abrió allí. "Este lugar es geográficamente el brillante de la corona", bromea con la buena ubicación. La vidriera de su boutique, además de mostrar pantalones breeches y una chaqueta corta, hace (con fotos) historia por algunos personajes que, de paso por Buenos Aires, adoptaron la etiqueta. "Liza Minnelli compró cinco conjuntos, todos negros. Sharon Stone llevó once prendas de invierno porque voló a Buenos Aires desde Europa y estaba muerta de frío. A Geraldine Chaplin la reconcilié con las polleras, me compró una cuando hacía 20 años que no usaba. Shirley McLaine se llevó 22 conjuntos...", recuerda.
Con sólo unos meses en el lugar, Farrace habla de sus ventajas: "Hay mucha seguridad, es fácil de acceder y, contrario al prejuicio que se tiene de la zona, aunque hay varios turistas se trabaja con los mismos precios". Eso sí, en los pocos metros cuadrados que ocupa su boutique se habla, de ser necesario, alemán, italiano, inglés y francés, además de español, claro.
Otra firma, La Cruz del Sur prueba suerte con diseños en carpincho, de muy buena calidad, y a precios razonables. Es su tercera apuesta: también tiene sucursales en Calafate y el Llao Llao. ¿Por qué acá? "Es la galería que está al lado del mejor hotel de Buenos Aires", dice su dueño, acostumbrado a trabajar con turistas.
Unos pasos más allá, en un estante de Vivant (otra novedad de la Promenade), la cartera que ganó "la distinción de Mejor Diseño del Mundo de 2004, en la feria internacional de productos de cuero de Offenbach, Alemania: un modelo rectangular, mediano, con un moño sobrio como único detalle", explica su dueño. Y más carteras en cuero de vaca y oveja, liso y graneado, en tonos que van desde los tradicionales negro, camel, colorado y crudo hasta verde, celeste, fucsia, amarillo, naranja y mucho más.
Basta con pasar cerca de Puna (abierto hace 6 meses) para que invada el aroma a palo santo. Puertas adentro, artículos autóctonos del norte argentino: desde suéteres y mantas de pelo de llama hasta piezas en plata. "A pesar de que todo lo que tengo es traído de Jujuy, no todos los que me compran tienen estilo folk. Acá hay mantas que podrían estar en Calvin Klein", asegura su dueña, Paz Rocco. Y es cierto. De paso, quienes llegan de lejos espían algo de aquella cultura. Es que pocos son indiferentes a las leyendas de la Pachamama y los carnavales que, oportunamente traducidas al inglés, cuelgan de las paredes del local.
Casi al mismo tiempo abrió Inés Berton su tienda Tealosophy, con más de 80 blends (mezclas) de té creados por ella. Inés es una de las once narices del mundo especializada en té y eligió refugiarse en este paseo para hacer lo que más le gusta: de esta infusión milenaria un pequeño lujo.
Quienes entran a su local están invitados a imaginarse mundos ajenos: aromas del Himalaya o de Ceilán. Para después recomendar con qué tipo de hebras empezar o qué nuevos sabores experimentar. Con ella se aprende, por ejemplo, que para los tes ahumados hay que usar un colador aparte, que el verde tiene que dejarse reposar un minuto y muchos secretos más...
Al lado, el chef Rodrigo Toso transformó las comidas de la Promenade en todo un programa. Su carta combina sabores de la cocina mediterránea con algunos más típicos. Ofrece desayuno, almuerzo y merienda (la galería cierra a las 21). Y el primer martes de cada mes, cena (hay que reservar mesa) en la que ofrece entre cinco y seis platos de degustación en un clima muy cuidado: "Con una miniorquesta de cámara que hace tres entradas por noche", apunta.
En breve, tes con cuentos para adultos (los 80 blends de Berton, a la carta) y picadas para la tarde. "Quiero reivindicar el típico copetín de Buenos Aires, pero evolucionado. Con tragos típicos y otros más modernos, como almíbares de tes y champagnes perfumados", promete.
Además de los nuevos, el paseo reúne casas tradicionales como La Cueva (carteras y accesorios), C& R cosmética, Zanotti (alhajas), Calin (lencería), Studio A (trajes de baño) y el maestro Juan Carlos Pallarols, con su platería artesanal. Un lujo.
Pionera
Fiel como pocas a la Promenade, Antolina, allí desde 1967, se sumó a la renovación. Y hace unos días abrió aggiornada: probadores más amplios, techos altísimos, mejor iluminación y piso de hierro pulido. Modernísimo. Recibe su dueña, Mayi Stippick, y lo deja todo a la vista. En sus percheros, los mejores géneros, en diseños de buena factura, que se multiplican sin repetirse. Desde drapeados en gasa que estilizan la figura y modelos bordados con canutillos, piedras y paillettes hasta comodines infaltables: en negro, de línea simple y con estilo. Además de tapados de lana y lamé, pilotos de seda natural, trench de shantung y tailleurs. Y para el verano ya trabaja en sus vestidos de línea depurada, pintados por ella, que nacieron con la marca, en su atelier del SoHo neoyorquino, y le abrieron todas las puertas.