Fausto Elizalde. El irreverente fotógrafo millennial que rompe moldes de la moda
Es fotógrafo de moda, nació en los ´90 y busca inspiración en las redes sociales. Se trata de Fausto Elizalde, otro talento made in Argentina que ya está dando que hablar y no sólo porque detesta el color de la fotografía digital -prefiere trabajar en blanco y negro o en analógico-. Su personalidad histriónica viene a romper con el imaginario de moda actual en el que los rostros sin expresión y las poses lánguidas son una constante. Como si fuera una coreografía de muecas graciosas y poses casuales, más que fotografiar ropa, dice Fausto Elizalde, a él lo que me interesa es personificarla.
–Tus fotos transmiten humor, frescura, picardía, ¿qué hay de Fausto Elizalde en todo eso?
–Todo. Soy muy histriónico, siempre estoy haciendo chistes o bailando. Ojo, también tengo mis momentos introspectivos, soy las dos cosas. La melancolía me hace contemplar y la picardía me sirve para desestructurar. Es mi manera de vivir, me encanta poder contagiarla.
–¿Cómo lo hacés?
–Bueno, no soy actor, pero soy muy personaje y por ahora mi forma de canalizar el histrionismo es a través de la fotografía. Llego al set y ya me hago el gracioso para que todo el equipo se relaje y esté contento. A las modelos les hago hablar y reírse para que, cuando les pida poses ridículas, no les dé vergüenza hacerlas. Cuando tenés a cargo tantas personas, la energía la dirigís vos.
–¿Y vos te sentís cómodo en ese rol? En tu cuenta de Instagram se te ve dirigir coreografías con amigos muy seguido…
–Me encanta. La gente suele decirme que le gusta cómo dirijo, me sale fácil. Primero hago una bajada de línea y después dejo que se rompa y que fluya solo, creo que ahí es donde sucede la magia.
–¿Hace mucho que te dedicás a la fotografía de moda?
–Empecé en mi último año de colegio sacándoles fotos a mis amigas. Con mis retratos, varias de ellas empezaron a entrar en agencias de modelos y me empezó a interesar cada vez más el tema. Terminé haciendo scouting y fotos para una de ellas y después una cosa llevó a la otra, me formé en la escuela de Andy Goldstein y fui asistente de Candelaria Gil.
–¿Hay algo que hayas desaprendido de tus maestros?
–Creo que el concepto del fotógrafo de moda estrella… eso para mí ya es de otra escuela. En el set, todos aportamos por igual y es mejor que trabajemos a la par y con buena onda porque después, en el resultado final, eso se nota.
–¿Un aporte millennial, quizá? ¿Qué otros aspectos pensás que están cambiando los fotógrafos de moda de tu generación?
–El concepto de belleza, el hecho de alejarse de los estándares típicos. La cara linda hoy aburre. Yo prefiero retratar a gente que se acepta diferente y que, en vez de esconderlo, sabe explotarlo y exacerbarlo como algo especial.
–¿Creés que la industria de la moda argentina está preparada para soltar los estereotipos?
–Creo que, afuera, la moda y el arte se mezclan mucho más. En Argentina hay un tema que tiene que ver con la crisis. En momentos así, el dueño de la marca sólo está pensando cómo vender, entonces, ¿para qué arriesgarse? Prefiere ir a lo seguro y apuntar a una foto y a una idea de belleza más clásicas.
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–Sin embargo, has hecho campañas para Acheval Pampa, Ayres, Caro Cuore, JTbyJT, Jazmin Chebar, Trosman... ¿Siempre te dieron libertad para trabajar como querías?
–Depende la marca. Hay algunas que entienden mi estilo y me involucran en el casting y la elección de la locación. Otras, me llaman solamente porque escucharon hablar de mí, pero ni registran mi laburo, entonces terminan armando un equipo que no me entusiasma y después eso en las fotos se nota. Para mí, lo más importante de mi trabajo es la parte humana.
–A la hora de escenificar tus fotos, ¿a quiénes mirás como referencia?
–Cada vez miro menos fotografía de moda. No porque no me guste, sino porque más que fotografiar ropa, a mí lo que me interesa es personificarla. Cuando pienso fotos grupales, por ejemplo, busco en Youtube "grupos de personas" y analizo qué acciones pueden hacer entre ellos que no sean estar quietos mirando hacia el frente. Hago muchas capturas de pantalla en historias de Instagram también; prefiero inspirarme en poses o situaciones casuales de gente común.
–¿Qué te gustaría generar con tus fotos?
–Primero, que las vean y digan: "esto es de Fausto". Después, que haya algo que llame su atención o genere incomodidad, algo que les obligue a detenerse y ver en la foto algo más que "una chica linda con ropa linda".
–Por último, ¿creés que ya es hora de que la moda se muestre menos seria?
–No lo sé, pero yo siempre digo que estamos haciendo una foto, no estamos operando a nadie: ¡saquémosle el peso!