Era empleado del ACA, ahorró para un pasaje de avión y hoy diseña lujo en París
Adrián Appiolaza es un diseñador argentino que dirige el departamento de diseño de Loewe. En 2014 fue contratado por el grupo LVMH para acompañar a Jonathan Anderson, la gran promesa británica detrás de JW Anderson, que había sido nombrado director creativo un año antes en la etiqueta española con base en París. En casi dos décadas de trabajo en moda, Appiolaza trazó un gran recorrido donde acompañó a los nombres claves que definieron el sentido actual de la industria.
Cuando en 2002 se graduó en Central Saint Martin con una colección inspirada en la cultura gauchesca argentina, que recibió el premio a 'Mejor Colección Mujer', lo convocaron para ser la mano derecha de Phoebe Philo en Chloé, a quien acompañó durante cuatro años hasta que ella se retiró, por un tiempo, del mundo de la moda. En ese momento Patrizio Bertellli, CEO de Prada (y marido de Miuccia) lo tentó con un puesto en la empresa. Adrián aceptó y se mudó a Milán para diseñar la parte de sastrería. Regresó a París tres años más tarde para unirse al equipo de Marc Jacobs en la línea Ready to Wear y Accesorios de Louis Vuitton, puesto que dejó a los cuatro años para convertirse en el director de diseño de Chloé, ahora bajo la dirección creativa de Clare Waight Keller (hoy al frente de Givenchy).
Asentado en París, hoy Appiolaza diseña la línea femenina de Loewe y considera la posibilidad de comenzar un proyecto personal, mientras organiza un archivo con prendas de diseñadores icónicos, como Rei Kawakubo y Martin Margiela.
- ¿Cómo comenzaste tu carrera en la moda?
- En 1994 dejé la UBA, donde estudiaba Diseño Gráfico, y decidí viajar a Londres siendo un gran admirador de la música inglesa, sabía que era un viaje que debía hacer. Trabajando como empleado para el Automóvil Club Argentino junté dinero, compré un pasaje y por primera vez dejé la Argentina. En Londres, después de varios años haciendo diferentes trabajos, decidí que quería volver a estudiar e intentar quedarme en Europa. Era 1997 y varios amigos, como Nicola Formichetti y Kim Jones (actual director creativo de la línea masculina de Dior), ya comenzaban a entrar en la moda. Ahí descubrí un gran interés por el diseño, entonces preparé un portfolio, me inscribí en Central Saint Martins y comencé a estudiar en 1999. Al mismo tiempo me presenté en el estudio de Alexander McQueen, donde buscaban diseñadores junior, y me dieron la oportunidad de trabajar allí. Lo hice durante un año y tuve que elegir entre continuar full time en McQueen o los estudios, ya que ambos al mismo tiempo eran imposibles de administrar.
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- ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Alexander McQueen?
-Trabajar con él fue increíble. En aquel período, la moda primordialmente consistía en "creatividad", pasábamos largas horas cosiendo y creando piezas para el show, éramos un equipo bastante íntimo y aparte del trabajo salíamos de fiesta bastante seguido. Esto creaba una atmósfera bastante única, en un año aprendí muchísimo de él.
- ¿En qué consiste tu trabajo en Loewe?
- En Loewe dirijo a los diseñadores creando con ellos conceptos e ideas que, una vez realizadas, presenta a JW Anderson. Así se va construyendo la idea para cada estación y que resulta en una nueva colección. El estudio funciona de una manera muy orgánica y experimental, no tenemos un modo muy tradicional de diseñar y es casi como un laboratorio de ideas.
- Hay diseñadores, como Nicolas Ghesquière, que no han tenido su propia etiqueta, pero se puede reconocer su estilo en la marca para la que trabajan. ¿Es posible lograr eso en una casa tradicional?
-Sí, es posible. Es normal que la visión de un director creativo se desarrolle y defina con cada colección, pero yo pienso que con el goal principal de tener un gran éxito comercial hay muchas marcas que, en lugar de crear una nueva identidad mezclando tradición y visión, se dejan llevar por tendencias que tal vez no tengan nada que ver con sus códigos tradicionales originales.
- ¿Cómo armaste Adrián Appiolaza Archive?
-En realidad comenzó como una pasión por Comme des Garçons. En el año 90’, en Argentina, tuve la oportunidad de ver una prenda, obviamente no sabía nada de esta marca pero dejó un sello en mi memoria. Cuando me fui a Londres y comencé a tener más acceso a este tipo de moda, se convirtió en una obsesión. En el 2006 empecé a buscar piezas de segunda mano y poco a poco el archivo tomó forma, primero con Comme des Garçons y la cultura japonesa, también colecciono prendas de Yohji Yamamoto, Issey Miyake, Kansai Yamamoto. También tengo piezas de Martin Margiela, Vivienne Westwood y Jean Paul Gaultier.
- ¿Cuál es tu mirada del estado actual de la moda?
-Siento que se ha convertido en la competencia de los grandes grupos de moda, donde los números son los que miden el éxito de una marca y no tanto la visión o punto de vista creativo. Producto, producto, producto para cubrir cada necesidad o fantasía que los clientes puedan estar deseando. Una marca tiene éxito con zapatillas deportivas y el mercado se satura de propuestas similares. La moda se encuentra en un modo fast forward en este momento y no creo que frene. En el medio están las redes sociales que juegan un rol principal en cómo la moda está evolucionando.