El trap tiene un ritmo propio en la moda
El 2018 fue el año del trap. Tapas de revistas, millones de seguidores en Instagram y un número similar de reproducciones en YouTube dan fe de esto. Es mucho más que subgénero musical, es un fenómeno generacional, un estilo de vida. Mezcla de hip hop, rap y dubstep, parece estar en la cima de las preferencias del público millennial y, como todo nuevo discurso, merece una apariencia que lo avale y lo afirme como medio de expresión y comunicación de su ideología. Así es como la estética hip hop, hoy puesta en valor por el trap, inició décadas pasadas una poderosa e interminable influencia en la moda.
El sportwear fue el estilo que supo contener la vorágine de la cultura urbana y por primera vez prendas que solo habían sido vistas en un contexto deportivo, se lucían en fiestas, discotecas, shows callejeros e incluso pasarelas. "En el caso del hip hop es el rubro deportivo urbano que crece junto con la música y pone en escena a los Estados Unidos como el centro de moda urbana. Los b-boys y las fly girls de los 80 marcaron una década en donde se pasa de las grandes pasarelas y diseñadores como Yves Saint Laurent a desear tener las últimas zapatillas Adidas", cuenta María Ortiz Byrne, diseñadora de indumentaria y docente de la asignatura Historia del Traje y los Textiles en la UBA y la UADE.
Sudaderas, baggy pants, chaquetas de chándal en colores estridentes, sombreros Kongol, gafas, gorras de béisbol y cadenas doradas XL eran el uniforme de cualquiera que se considerase hiphopero. "Podría decir que la versión más pura del Vetements que conocemos hoy: buzos, pantalones, camperas y sacos gigantes con zapatillas, abotinados y borceguíes", responde Alejandro García estilista y consultor de moda, al referirse a los ítems característicos. Pero sin lugar a dudas, las zapatillas deportivas fueron su emblema: My Adidas and me, close as can be, we make a mean team, my Adidas and me rapeó en 1985 Run DMC.
Sin embargo, el poder cultural del hip hop estadounidense no se limitó a marcas deportivas, sino que avanzó hasta conquistar la moda con marcas de primera línea como Tommy Hilfiger & Snoop Dogg, Versace & Tupac Shakur, las alianzas más emblemáticas.
Puesta en valor
Con una temática similar al hip hop en sus comienzos, el fenómeno del trap se diferencia de aquel al estar anclado en un contexto cuya producción y consumo resultan inmediatos, acorde con la ansiedad millennial. Así es como las redes sociales han reemplazado al icónico MTV, encendiendo el poder de la imagen y apagando el de las palabras.
Lo cierto es que si algo caracteriza su relato visual es el condimento kitsch que apela al frenesí; basta ver la composición de tatuajes de Kaktov, el make up y los peinados de Cazzu o las incontables cadenas de Duki para registrarlo. "Los accesorios eran lo que marcaban el detalle: cadenas doradas, cups, anteojos, el elástico de la ropa interior al aire libre", cuenta García sobre el hip hop. ¡Cualquier similitud con el trap no es pura coincidencia!
A las clásicas deportivas Adidas, Puma, Fila, Kappa se suma la Skater Supreme y el resurgimiento de Champions; todas atentas a vestir de pies a cabeza a los nuevos ídolos urbanos creando vínculos cual décadas pasadas. Incluso Ader Error en un código high fashion estetizado aporta lo suyo. "Más que una vuelta, creo que en este caso es una moda que nunca se fue y solo va agregando tipologías, modos de uso y conexiones deportivas a lo largo de los años", completa María Ortiz Byrne.
Escenario local
Mientras las alianzas entre raperos y marcas de lujo no cesan en suelo extranjero: A $ AP Rocky para Dior Homme; Travis Scott para YSL; Pharrell Williams para Chanel, ¿Qué sucede en la escena local?
¿Existen marcas locales que se hagan eco de los intereses de este segmento? "Creo que es complejo que en el mercado nacional pueda haber una marca que se apropie de este tipo de prendas más que nada porque su valor comercial no es solamente estético sino funcional y es muy difícil competir con marcas internacionales", agrega Ortiz Byrne, refiriéndose sin dudas a los modelos nombrados.
Quienes en cambio parecen capitalizar la demanda son los vintage, cuya exhaustiva selección de productos (muchos de éstos importados) logra saciar el apetito por un outfit que fusione prendas sportwear con joyitas de los 80 y 90, original y distintivo. "Nos buscan porque es la estética que nosotros mostramos y porque reivindicamos los 90, el oversize, los colores primarios y las estampas", asegura Lele, dueño del vintage Delaprovincia sobre los estilismos armados para Seven Kane y Cazzu.
Alfonsina Prieto dueña de Keak Vintage Boutique por más de 20 años, dice que en los últimos dos hubo una revalorización del vintage y que si bien no se pide una tipología específica "el mundillo del trap hizo que una remera de fútbol vintage que antes solo se alquilaba para publicidad, hoy sea un hit".
Aún más, el espacio parece estar cubierto también por pequeños emprendedores independientes que aventurados se lanzan a crear para el público digital.
Sin dudas, sería enriquecedor para el mercado local que alguna marca tome la iniciativa y asuma el riesgo acompañando la escena musical latente latinoamericana.
Playlist
- Khea, Bad Bunny, Duki & Cazzu "Loca" (remix)
- Paulo Londra "Condenado para el millón"
- Cazzu & Michael Delacalle "Puede ser"
- Young Eiby & Kaktov "Fake Love"
- Iacho, Khea & Seven Kayne "Muevelo Mami"
- Ecko "Rolling Stone"
- Lit Killah feat. Agus Padilla "Ta bien"
- Neo Pistea "Messi"
- Kidd Deo & Alemán "Touchdown"
- DrefQuila "Exhibicionista"
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