El lente de una producción virtual
Ante la quietud, el desconcierto y la imposibilidad de seguir produciendo surgen nuevas preguntas y herramientas por explorar. Las restricciones humanas y técnicas nos llevan por caminos alternativos, nuevas formas de hacer lo de siempre pero distinto. Las limitaciones como un camino creativo siempre me parecieron estimulantes.
Por suerte, en esta primera experiencia conté con compañeros de trabajo excelentes y dispuestos, especialmente Fabricio que se convirtió en asistente de fotografía y escenógrafo además de modelo. Todos los que hemos tenido reuniones virtuales sabemos lo agotador que es luego de unas horas. Ahora, imaginen que cada encuadre, cada pose, cada corrección se hacen en función de la imagen, de lo que ve el fotógrafo no a través de su lente sino a través de la lente delantera de un celular, una imagen comprimida, deformada, viajando entre miles de bits y de interferencias.
Horas de correcciones, comunicación entrecortada, indicaciones vagas de un director que no tiene real dimensión del espacio que está transitando ni de la luz que lo está bañando. La intención quedará en manos de la interpretación de esa camarita que toma sus decisiones y uno solo puede seguir sus caprichos, adaptarse a lo que propone su ojo maltrecho. El esfuerzo conjunto vale la pena y las limitaciones se convierten en una manera de mirar, de comunicarse, remota, distinta y refrescante, un lenguaje nuevo para interpretar que hará que se desarrollen otras herramientas y, con ello, una nueva forma de mirar, de mirarnos, como siempre sucedió en la historia de la imagen.