El día en que el diseñador Kenzo dialogó con estudiantes argentinos
Desde bambalinas espió el auditorio y murmuró –en un inglés que rara vez usa–: "¡Qué cantidad de jóvenes!". Eran las seis de la tarde del jueves 9 de agosto, en Buenos Aires. Kenzo Takada parecía entusiasmado y ya estaba listo para presentarse ante los 350 estudiantes universitarios, de diferentes carreras, que lo esperaban en el aula magna de la UADE. Fue un encuentro cálido y enriquecedor, en el que el diseñador japonés de casi 80 años habló con parsimonia, pero fue enfático al momento de arengar: "Sean aventureros". Y se los dijo el hombre que en 1964 se subió con más dudas que certezas a un barco para emprender un trayecto insólito desde la remota Tokio hacia París. El resto de la historia se conoce: su creatividad se impuso en la capital francesa de la moda con un estilo hasta el momento inédito en el mundo occidental.
Con los ojos rasgados tras unas gafas de diseño geométrico, ondulando su mechón de pelo cano sobre en la frente, vestido con traje príncipe de Gales, foulard negro, pañuelo a tono en el bolsillo del saco, camisa blanca y chaleco rojo como remate de color, Kenzo se entregó dispuesto a recorrer una vez más su viaje. Contó con traducción simultánea de francés a español para darle fluidez a un diálogo abierto en el que rememoró los momentos más significativos de su historia profesional –saboreando cada anécdota, evocando cada emoción–, compartió opiniones sobre la contemporaneidad y dio consejos. La entrevista pública que concedió fue realizada por el arq. Ricardo Méndez –decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UADE–, Alina López Delgado –gerente de Marketing de Cosmética de Avon– y, quien escribe, Carola Birgin –editora del suplemento Moda & Belleza de La Nación–. Para cerrar el encuentro, respondió con generosidad las preguntas que le hicieron los alumnos.
Quisieron saber por su relación con Karl Lagerfeld: "Somos muy amigos, hemos ido a cenar un montón de veces juntos –contó Kenzo–. En la década del 70 teníamos mucho contacto, ahora no nos vemos tanto. En esa época, él trabaja muchísimo, no como yo. A veces, se quedaba trabajando cuando yo salía. Es una persona que tiene una energía increíble, siento mucho respeto por Lagerfeld".
Una estudiante le consultó cómo hizo, al principio de su carrera, para lograr reconocimiento y lo explicó del siguiente modo: "Cuando empecé a trabajar por mi cuenta lo que marcó mi carrera fue buscar mi identidad. Me dije a mí mismo: yo soy japonés, voy a aprovecharlo, voy a explorar la cultura japonesa. Así, generé estampados, me inspiré en el quimono… Eso aportó un componente nuevo en París, que se transformó en mi sello. Hacer una diferencia como diseñador me dio reconocimiento".
–Una vez que ya encontró la inspiración, ¿cómo hace para retroalimentarla y construir toda una carrera creativa como la suya?
–Cuando comencé en los años 70 con mi primera boutique, fue muy fácil para mí hacer colecciones, dibujar, diseñar. Pero, después de los primeros éxitos, seguir creando se volvió más dificultoso. Entonces empecé a recurrir a mis recuerdos de los viajes realizados, comencé a visitar museos y seguí viajando para buscar mi inspiración. Hice de todo. A veces la inspiración viene fácilmente y otras veces cuesta más que llegue.
–¿La inspiración se busca también dentro de uno?
–Sí. Una experiencia muy interesante para mí: cuando salí por primera vez de Japón me subí a un barco y llegué a Francia. Un mes de viaje me llevó esta travesía. Hicimos paradas en Hong Kong, Saigón, Singapur, Colombo, Bombay, Alejandría y Barcelona. Fueron todos los lugares que vi hasta llegar a Europa. Observé los diferentes trajes de la gente, distintos personajes, casas, colores. Todas esas experiencias me llenaron de emoción. Cuando comencé a trabajar, no me puse a pensar específicamente en cosas étnicas o folclóricas. Evocar experiencias de esta naturaleza es lo que me inspira.
–Las nuevas tecnologías de producción, ¿cuánto transformaron los procesos creativos?
–El efecto ha sido muy profundo. En mis primeros años, hacer los estampados de las telas era un proceso extremadamente complicado. Por ejemplo, si uno quería poner muchos colores era muy caro, se podía estampar en 15 colores como máximo y llevaba mucho tiempo. Ahora no hay ninguno de estos problemas.
–Estas facilidades, ¿impulsan para que los diseñadores sean más creativos o generan lo contrario?
–Las dos cosas, diría. Las nuevas tecnologías nos ayudan a ir mucho más allá, pero a veces hoy falta el componente manual y cuando eso ocurre es una lástima. Al margen de eso, los avances tecnológicos son increíbles. Yo me quedo parado mirando cómo lo hacen y veo que es realmente magnífico, no sé cómo lo hacen.
–Cuando usted se fue de Japón hacia Francia fue un gran movimiento cultural. Actualmente, en tiempos de la globalización, ¿cómo ve el desdibujamiento de las fronteras en la moda?
–Hoy, al viajar, encuentro en todos los países a los que voy siempre la misma cosa. Por un lado, la globalización es buena, pero por otro es una lástima que se pierda la identidad del país.
–¿Qué les aconseja a las generaciones que hoy hacen moda?
–Es importante que cada uno tenga su propia identidad. Hay que descubrirla, serle fiel y no perderla. Es importante armar buenos equipos, que conjuguen creatividad con un costado business, porque con la parte de creatividad solamente es muy difícil prosperar en los negocios. Y a los jóvenes les digo: sean aventureros. Es necesario tener sueños, ser aventureros y llegar a ese objetivo, no dormirse en los laureles nunca.
–Dejó su marca Kenzo, ¿qué es lo que más extraña de los tiempos en los que hacía moda?
–Lo que me falta es el contacto con la gente de la moda. Más que nada siento cierta nostalgia de las personas.
Colores olfativos
Esta es la cuarta vez que Kenzo Takada viene al país, y la segunda que trabaja junto con Avon en la creación de una fragancia. El motivo de su viaje fue presentar Avon Life Colour Eau de Parfum. Se trata de una fragancia que lleva el sello del diseñador y se inspira en la excelencia del uso del color que se ha convertido en el sello del creador. "Es una cuestión abstracta, pero hay ingredientes que nos remiten al azul, al rojo, a la magnolia, flor blanca... es como una paleta de colores. Yo no soy especialista en perfumes, trabajo con perfumistas expertos, muy estrechamente. Les digo lo que busco y ellos crean las mezclas de los ingredientes, en este caso, capaces de trasmitir esa idea de colores".
En los años 80, Kenzo fue un precursor de la tendencia de lanzar fragancias de marcas de moda de alta gama, que hacían más accesible el lujo. Hoy, el espíritu es el mismo. "En el mundo de la moda siempre me gustó el aspecto democratizante de la moda –explicó–. Avon genera un producto lujoso, con ingredientes lujosos, pero de un precio no excesivo. Y eso es lo que me da mucho placer: esta conjugación del lujo y lo accesible". La fragancia Avon Life Colour tiene notas frutales y florales. Cuesta $1990.