El cuerpo de la moda
Una interesante mirada analítica del maniquí o modelo. ¿Cómo fue su evolución, oscilando ambiguamente entre objeto y ser vivo? Imágenes, videos, revistas y más sobre este vehículo
Los cuerpos que exhiben la moda están cargados de significados. Los maniquíes de madera o carne y hueso constituyen figuras mutantes que vehiculizan información no sólo de los dictámenes de la moda, sino también de las sociedades en las que vivimos. Son voluminosos, andróginos, altos o bajos. Representan un ideal de belleza siempre, que varía según la época, el lugar, las creencias y hasta la subjetividad de cada creador encargado de embestirlo con sus diseños.
Se los ha dado en llamar modelos, con todo lo que este término implica. "Arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo", define la Real Academia Española. Y con el tiempo, algunos se han convertido en mucho más que perchas donde exhibir la ropa, configurándose como íconos. ¿Qué ha hecho que esta pieza de difusión de la moda haya adquirido tanto prestigio? Una muestra de arte en París ofrece una interesante mirada analítica del maniquí o modelo. La cita es en la Ciudad de la Moda y el Diseño de París, que en colaboración con el museo Galliera presenta Maniquí, e l cuerpo de la moda, que puede verse hasta el 19 de mayo.
Con la curaduría de quien está a cargo del área de fotografía del Galliera, Syvie Lécallier, aúna alrededor de 120 imágenes, videos, revistas de moda y otras obras, de las cuales la mayoría forma parte de las colecciones del museo. Hay maniquíes, trajes y vestidos, que conviven con obras de artistas como Horst P. Horst, Henry Clarke, Helmut Newton, Guy Bourdin, Nick Knight, Corinne Day o Juergen, entre otros. Y en muchos casos, la mirada de estos fotógrafos sirve a la exposición para trazar el proceso estético que ha seguido la moda para la fabricación del maniquí, pasando por situaciones como las que plantean Guy Bourdin o Helmut Newton con sus imágenes, donde la modelo real aparece como objeto totalmente inanimado.
La escenografía fue llevada a cabo por el arquitecto Jean-Julien Simonot, prestigioso por sus numerosas puestas en el Louvre. Luz tenue, elegancia y clima íntimo. No falta la información obligada respecto de la fabricación del maniquí de madera, cera, tela o plástico. Desde las muñecas o soportes sin cabeza y manos para fotografiar las prendas que usaban los costureros y vendedores del siglo XIX hasta la imagen de la codiciada Kate Moss.
Con lenguaje técnico para los entendidos, didactismo y atracción para el público en general, la muestra apuesta a temáticas amplias y profundas. Sobre el lenguaje corporal de los modelos, sus gestos repetitivos y artificiales que componen una coreografía que varía según las épocas. O los cánones estéticos: el culto a la delgadez y juventud de los años 60, las heroínas de los 80 con las modelos de Helmut Newton y la interrupción de la belleza exótica de los 90. Hasta se analiza el rol del modelo como trabajador. Al principio considerada una actividad deshonesta por el hecho de vivir del cuerpo, luego alcanzó la condición de celebridad.
Una mirada inédita de la moda, desde una perspectiva que por fin pone el foco en el medio para profundizar acerca del mensaje. Detrás se podrá vislumbrar el mundo de los negocios de lo que significa este sector, su valor estético, hasta su carácter humano. Porque si hay algo que la moda necesita para persistir es el cuerpo.
lanacionar