El argentino que creó el cómic protagonizado por Charlize Theron en una película
Los primeros trazos que imaginó en el tablero, los dibujos en blanco y negro con los que definió cada escena, cada personaje que creó junto con Greg Rucka para el sello Image cobraron vida ante sus ojos. "Ya no solo se trataba de que La vieja guardia [The Old Guard] iba a ser una película. Fui testigo de cómo todo aquello que estaba en mi tablero se hacía real", cuenta asombrado Leandro Fernández (47), el dibujante argentino que cuenta con un currículo que incluye trabajos para DC, Marvel, Oni Press, Dark Horse y tantas otras editoriales de Estados Unidos y Europa. Desde su casa en Granadero Baigorria, cerquita de la ciudad de Rosario, donde vive con su mujer y sus dos hijos, atiende el teléfono para hablar de La vieja guardia, el film dirigido por Gina Prince-Bythewood, con Charlize Theron y Chiwetel Ejiofor, que acaba de estrenarse en Netflix. "Uno siempre fantasea con esto, no lo voy a negar, pero verlo hecho realidad es de no creer".
El estadounidense Greg Rucka, influenciado por el fallecimiento de su padre y por los debates de moralidad y mortalidad que le produjo el hecho, pensó en una historia que siguiera a un grupo de guerreros inmortales, una idea que tomó forma con el arte de Leandro, con quien ya había trabajado en la celebrada historieta de espionaje Queen & Country y en Wolverine, Ultimate Collection. La protagonista de The Old Guard, tal su título original, es Andy, la guerrera a la que Charlize Theron pone el cuerpo. Su nombre real es Andronika la Escita, una mujer que ha luchado por miles de años. "Lo vio todo, lo vivió todo, lo sufrió todo. Tiene cinco mil años. Ha estado en casi todos lados, fue testigo y protagonista de diversos hechos históricos –describe el argentino nacido en Casilda, Santa Fe, en 1973–. Jugar con el ayer y el hoy es lo que más me interesa, busco que en los detalles uno pueda descubrir a los personajes. En el cómic hay una base histórica, una investigación para mostrar las guerras pasadas, los hechos, los tiempos que se entremezclan. Son inmortales, seres del pasado que viven en el presente".
Andy está al frente de otros inmortales y conforma un grupo de mercenarios que durante siglos ha hecho lo posible por salvar al mundo. Pero, cuando el equipo es reclutado para asumir una misión de emergencia, sus habilidades extraordinarias quedan expuestas, hecho que la llevará a enfrentarse con los que intentan robar sus "poderes" en pos "de la vida eterna" y de la "cura de todos los males". El relato está narrado desde el punto de vista de Andy, y es ella quien, a través de flashbacks, explica los distintos orígenes de sus compañeros: dos que supieron ser enemigos en la primera cruzada, un ladrón de la Francia del 1400 y una recién llegada, una joven que sirve en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Ellos no saben por qué no mueren, aunque sí son conscientes de que hay una manera de morir. "Lo que buscamos con Greg es este cruce de personajes, de estas historias tan distintas que permiten hablar de la repetitividad misma de la historia, de los errores humanos. El cómic está cargado de humanidad. Los personajes están impregnados de mucha soledad, tristeza. Sus familias, la gente que amaron, todos los que alguna vez conocieron ya murieron, ellos son testigos de esas muertes y, a pesar de todo, siguen vivos y eso es lo que los une".
Uno de los puntos a favor de la adaptación que puede verse en Netflix es que cuenta con el propio Rucka en el guion, lo que aseguró una búsqueda fiel al espíritu del cómic. El artista argentino, por su parte, tuvo la oportunidad de participar del rodaje, asesorar en algunos detalles y ser testigo del detrás de escena en los estudios Shepperton, en Inglaterra, en los enormes galpones donde se realizaron producciones de la talla de La guerra de las galaxias, Harry Potter, Alien, Gravedad y Guardianes de la Galaxia, entre otros films. "Me sorprendió el nivel de profesionalismo, de compromiso de todo el equipo, el interés de la directora, del elenco –describe Leandro–. En Marruecos, pude ver cómo se construyó una ciudad en medio de un desierto, fue impresionante descubrir cómo aquello que dibujé se hacía real".
Andrómaca de Escitia, Andy, la guerrera de La vieja guardia, es uno de los puntos fuertes del cómic y lo que llamó la atención de la sudafricana Charlize Theron, que además de producir el film se quedó con el papel principal para así volver a interpretar una mujer de acción, una dura de matar como ya lo hizo en títulos como Mad Max: Furia en el camino y Atómica. "Es un cómic con mucha acción, con cambios de escenarios y de tiempos, fue un gran desafío, porque tenía mucho que mostrar en cada viñeta, trabajé con elementos que ayudaron a definir a cada uno de los personajes, y el de Andy es de una gran riqueza".
Son tiempos de superhéroes, por lo menos para Hollywood que volvió a apostar fuerte por este tipo de historias y de personajes, sin embargo el universo de los cómics ofrece un abanico mucho más amplio. ¿Cuál es tu búsqueda?
Lo que hoy me lleva a meterme con historias con superhéroes tiene que ver con el interés por trabajar con un determinado guionista, más que por hacer un personaje puntual. Puedo decir esto después de haber dibujado a casi todos los héroes de Marvel, incluido a Howard the Duck. Pero lo que más me interesa, y siempre fue así, es poder contar historias, sobre todo a través de personajes nuevos. Es lo que conocemos como "trabajo de autor". Lo llamamos así porque se refiere al trabajo de creación desde cero, el que construís con el guionista. Siempre busqué la forma de hacer cosas propias, nuevas, y mucho tiene que ver con las historietas que leía de chico, con aquellos relatos que encontraba en las revistas de [la editorial] Columba, con tantas series distintas. Con Greg, en La vieja guardia, armamos juntos el recorrido, definimos los escenarios, los personajes, el concepto, el estilo. Por suerte, uno encuentra a muchos autores, historias muy interesantes, propuestas bien diversas y nuevas en el mundo.
Su pasión por la historieta se la debe a su padre, lector de Astérix y Lucky Luke, títulos que atesoraba y que Leandro espiaba y admiraba como un verdadero tesoro. "Mi papá me compraba cómics, en casa había muchos, los leía todos. Era común ir a la peluquería o al médico y que en la sala de espera, en la pila de revistas, encontraras historietas –recuerda el hombre que en 2004 fue nominado al Eisner Award, considerado el Oscar del cómic–. También me encantaba leer las adaptaciones gráficas que se hacían de las películas y series. En mi infancia no existían los VHS ni los DVD para poder ver una y otra vez una película. Iba al cine y después las repasaba en formato de historieta. En la tapa se reproducía la imagen de la película, eran dibujadas por grandes artistas. Leí muchas revistas de ese tipo, como así también los clásicos de la literatura trasladados al lenguaje gráfico. Recuerdo las Aventuras inéditas del cine y la TV, que tenían como personajes principales a Spiderman, Hulk de Marvel, también a Batman, y otras cosas de DC. Con el tiempo aparecieron D'Artagnan, Nippur, Intervalo, Fantasía, El Tony, Fierro, Corto Maltés, y así fui descubriendo autores, historias. Fue alucinante tener toda esa aproximación. Fue muy natural para mí incorporar los códigos de la historieta, su lenguaje. Cada una de esas historias me inspiraba, dibujaba de manera lúdica y lo sigo haciendo así".
En su adolescencia, comenzó a participar de talleres en la ciudad de Rosario, entre ellos los que dictaba Marcelo Frusin, conocido por sus trabajos para la línea Vertigo de DC Comic, fundamentalmente por su etapa en Hellblazer y Loveless. Ya a los 17, Leandro estaba seguro de lo que quería, se instaló en Rosario a estudiar diseño gráfico y a profundizar los trazos. El talento latente llamó la atención de Eduardo Risso, uno de los más destacados historietistas argentinos (reconocido por la serie 100 balas que realizó junto al guionista Brian Azzerello, para Vértigo), quien lo convocó a trabajar a su lado, donde mamó todo lo que estuvo a su alcance para empezar a dar sus primeros pasos. La revista Intrépido de la Editorial Universo de Milán, Italia, le dio su gran oportunidad. Luego, junto a Risso viajó a Estados Unidos, tomó contacto con editores y comenzó a hacer algunos dibujos para Marvel. A partir de ese momento, Leandro amplió el abanico y sus trabajos se publicaron también en Francia. Tras pasar un tiempo en Barcelona, se empapó del movimiento artístico y editorial: "El cómic, tanto en España como en Francia, tiene un lugar muy destacado, las convenciones que se realizan están planteadas como eventos culturales más que comerciales. El cruce con diferentes artistas enriquece mucho".
Quienes conocen en profundidad este universo reconocen rápidamente el nombre de Leandro por las andanzas de Hulk en la saga Hide in Plain Sight, escrita por Bruce Jones, y Wolverine, junto a Rucka. También por Northlanders: The Plague Widow, con Brian Wood (historias que transcurren en la época de los vikingos), The Names (una fuerte crítica al sistema financiero actual) y The Discipline, ambas realizadas con el británico Peter Milligan; American Carnage, una historia criminal ambientada en el contexto del creciente extremismo racial blanco de Estados Unidos, escrita por Bryan Edward Hill, y por sobre todo por la construcción oscura y violenta que hizo del hombre de remera negra con calavera, The Punisher, con guion de Garth Ennis.
Trabajaste con guionistas de gran prestigio. ¿Cómo es la dinámica a la hora de dibujar las historias imaginadas por otro?
Recibo el guion con las ideas bien claras y las indicaciones bien precisas de lo que quieren, eso me permite también tener libertad de acción, estilística. Aplico mi mirada a la historia que se plantea. Diferente es cuando cocreás, cuando partís de cero con la historia, donde diseñás todo: escenario, personajes, detalles.
Como tantos otros artistas locales, Fernández no pudo escapar del dicho popular "nadie es profeta en su tierra", y por eso, en 2013, dio luz verde a Far South, con el guionista Rodolfo Santullo, para el sello rosarino Puro Comic Ediciones (este año la prestigiosa editorial Dargaud la publicará en Francia). "Como bien decís, Far South nació con la intención de que gente cercana pudiera conocer lo que hago, porque yo trabajo para editoriales de afuera, en otro idioma, y era importante para mí que vean de qué manera cuento una historia, en mi idioma. Tenía muchas ganar de dibujar algo conectado con mi cultura, una historia local, un western en el hemisferio sur en tono de policial negro; de ahí el título, pero mirado desde afuera. Crear desde cero siempre es algo muy interesante".
Hay quienes comparan los juegos de claroscuros en los dibujos de La vieja guardia con el estilo de Frank Miller. Los trazos de Leandro se concentran sobre todo en la luz, lo que le permite explorar un costado sombrío y también descarnado. "Trato de darle a la luz un uso funcional, que contribuya a la narración, que no sea solo un elemento estético". En blanco y negro carga de emoción los cuadros, las acciones. Esta fascinación por los claroscuros, que sin duda es su sello, quedó plasmada en el libro Luces y sombras (Editorial Dícese), de Ariel Olivetti.
Si el público la acompaña, La vieja guardia podría tener su continuidad en Netflix. Leandro no quiere anticiparse a lo que pueda suceder. En estos días la energía está puesta en el cómic: "Estamos dando los toques finales al volumen dos (en total son tres, con cinco capítulos cada uno), así que veremos qué pasa". Lo que sí se sabe, a pesar de haberse lesionado en el rodaje, es que Charlize quedó fascinada en esto de ponerse en la piel de una guerrera inmortal. "La acción le sienta bien", bromea Leandro, tras reconocer la energía de la actriz con Andronika la Escita.