Dos universidades llevan adelante diseños colaborativos con sus comunidades
La naturaleza compleja de las soluciones que demandan los problemas contemporáneos, va dejando atrás las individualidades para dar paso a escenas interdisciplinarias y colaborativas. Estas dos experiencias académicas adoptan la dinámica y reflejan cómo la interacción de la universidad con la comunidad le puede aportar un marco de realidad a la formación en diseño de indumentaria.
"Como docentes, somos militantes de ideas sustentables", sostiene Moriana Abraham, coordinadora y docente del curso de Posgrado de Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
"Desde el inicio de la carrera venimos proponiendo acciones con la comunidad. Con el primer grupo de posgrado invitamos a la población a participar de un taller de reutilización creativa en el cabildo histórico de la ciudad, donde diseñadores y confeccionistas te enseñaban cómo recuperar y personalizar las prendas mediante ajustes, rediseño, estampado o bordado", continúa.
El último caso de estudio propuesto apuntó al codiseño y vinculó a los estudiantes con una selección de cuatro marcas locales y una empresa proveedora de materia prima, la Hilandería Warmi (Jujuy). "La hilandería es un proyecto social y comercial que atraviesa un proceso de recuperación del que participan empresarios y comunidades andinas. La calidad de sus productos artesanales y semiindustriales en lana de llama y oveja es muy buena, pero, además, su trazabilidad es completa: quiere decir que podés conocer a todas las personas que participaron del proceso, desde la cría de los animales. Este último aspecto me decidió a acercarme para ver qué podíamos hacer juntos", relata la coordinadora.
Al experimentar con el textil disponible, los equipos de diseñadores y alumnos encontraron usos inesperados y pusieron en valor algunas mezclas de lana y algodón que no habían sido pensadas para indumentaria. "Nos interesa la construcción del conocimiento a base de nuestras realidades. Comprar la materia prima que llega de otros lugares es muy costoso y a su vez, los productores locales tienen dificultades para desarrollarse ¿Cómo es que desde Córdoba no se nos ocurre comprar un material de Jujuy?", se pregunta Abraham, y agrega que nuestro país es muy grande y rico, pero a veces nos falta información.
"Desde la carrera apuntamos a generar una vinculación real con la industria y a potenciar la relación entre los distintos territorios de diseño. El proceso resultó muy interesante, como ejercicio académico y como experiencia comercial. Los estudiantes aportaron diseño contemporáneo e interpretaron el concepto de las marcas, que son quienes seguirán adelante con el desarrollo de los productos", señala Abraham.
"A la academia le suele llevar años identificar transformaciones sociales y adoptar nuevos paradigmas. Tal vez ponerse a hacer sea la forma de acortar el camino. Nuestro rol es compartir el conocimiento con todos los sectores: profesionales y productivos. Preparamos diseñadores para que generen puestos de trabajo y comprendan las ventajas de producir aquí", concluye. El resultado del trabajo colectivo integró la muestra Afinidades territoriales: el textil como dialecto en la 5ta. Edición de Núcleo – Mercado de Diseño Cordobés, que se realizó en diciembre último en Plaza de la Música de Córdoba capital.
Usuarios reales
Karina Fleider, coordinadora de la Tecnicatura de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Belgrano, señala que el encuentro de los futuros diseñadores con la comunidad es una experiencia de mutuo aprendizaje. El esquema de trabajo que fue perfeccionando a lo largo de los años, involucra al ámbito académico con organizaciones sin fines de lucro y el sector empresarial.
"Una de las primeras cosas que implementé cuando me hice cargo de la coordinación en 2008 fue incluir a los proyectos con impacto social dentro del plan de estudios. Si bien ya era una consigna de la carrera, a partir de ser una obligación académica pudimos profundizar las acciones", relata Fleider. Y detalla: "Para los alumnos los beneficios son varios. Por un lado, es muy enriquecedor que los trabajos prácticos tengan un usuario real. Aplicar los conceptos teóricos en casos prácticos mejora el proceso de aprendizaje. Por otro lado, los proyectos les dan la oportunidad de conocer realidades distintas a las propias y desarrollar otros valores. A la mayoría, les despierta un deseo de ayudar que no sabían que tenían. Algunos han continuado en contacto con las organizaciones, impartiendo talleres y capacitando en el oficio, por ejemplo".
Durante 10 años, la Maternidad Sardá fue la principal destinataria de los productos que los alumnos diseñaban y producían en el aula junto a los docentes de Moldería y Práctica Profesional: prendas y accesorios para la atención de los recién nacidos y sus madres.
"Los productos se definen en función de las necesidades de las instituciones beneficiarias. A partir de allí, determinamos cuál es la materia prima necesaria y salimos a buscar empresas donantes. Recientemente firmamos un convenio con la Fundación Pro Tejer, quien nos apoya en la obtención de los materiales", menciona la coordinadora, y agrega que hace tres años, un viaje a la provincia de Santiago del Estero inició el vínculo con Haciendo Camino, una asociación civil sin fines de lucro que combate la desnutrición infantil en el norte argentino.
"Colaboramos con ellos desde entonces. Para completar todos los pasos del proceso productivo trasladamos la cursada a Fábrica, Diseño e Innovación en Tecnópolis. Allí contamos con herramientas más específicas y la asistencia de los coordinadores, que guían a los alumnos junto con los profesores de las distintas materias", continúa Fleider.
"Además, involucramos en el proyecto a los alumnos internacionales que vienen a la universidad a estudiar Economía Social y resultó muy enriquecedor. Queremos seguir sumando otros actores, del sector privado y asociaciones. Estas acciones son importantes para que los alumnos comprendan que la función del diseñador de indumentaria no se encuentra solo en las pasarelas", concluye.