Diseño alternativo. Crearon un proyecto de moda como protesta social

¿Es posible pensar al indumento como instrumento discursivo? Sí. ¿Es posible pensarlo en tanto práctica denunciatoria del entorno del que se desprende? También.

Suele decirse que una crisis es ante todo una oportunidad, y así lo entendieron Santiago Goicoechea y Antonio Lazalde, quienes -atravesados por el contexto social, político y económico- hallaron en un reciente proyecto de diseño independiente una respuesta crítica al estado de las cosas. Y lo llamaron Protesta. Esta es su manera de protestar.

Una serie de fotografías callejeras que buscaban hablar de la crisis realizadas con celular por Santiago, fue el puntapié inicial de un corpus al que luego se sumaron moodboards, objetos de la calle, textos y pruebas de serigrafía y sublimado.

De la fusión de las disciplinas que los enmarcan – Santiago es comunicador social y periodista por UBA y Antonio diseñador textil autodidacta, creador de Método Lazalde su marca de indumentaria - surgió la posibilidad de expresarse mediante una multiplicidad de lenguajes: el diseño textil, la fotografía, el diseño gráfico, la palabra escrita.

Lo que comenzó como una tentativa de colección cápsula para la marca de Antonio, terminó convirtiéndose en una propuesta de diseño distinta que admitió otros actores en el proceso creativo, lo que los llevó a pensarse incluso como colectivo artístico, "los textos los trabajamos con Mercedes Galera, el diseño gráfico con Mateo Outon, hacemos grabados y serigrafía con Pau Giorgi en su taller y otras colaboraciones que nutren Protesta, pensamos que las características de colectivo artístico, hacen una definición posible sobre nosotres", cuenta Santiago.

La impronta punk

En el proceso de exploración para encontrar la estética que le daría forma a los diseños, pero también a la retórica de su comunicación visual, la influencia del Punk surgió inexorable. "En la primera búsqueda estética quisimos explotar algo del universo del Punk como resistencia", comentan. Y se preguntaron: "¿Qué onda el punk y su actitud de resistencia pero trasladado a nuestro suelo y a nuestro contexto? ¿Qué textos hay en la calle? ¿Por dónde pasa nuestra bronca?".

Así encontraron en las raíces de ese movimiento filosófico-estético contracultural los rasgos que definirían Protesta siendo la ropa un elemento discursivo que les permitiese responder a diferentes opresiones del sistema imperante. "La ropa es el discurso de aquellos cuerpos que se mueven entre procesos de ajuste y recesión económica, pero que deben seguir adelante con las tareas diarias", grita el manifiesto (o "proclama", como prefieren llamarle) que refuerza el emprendimiento.

Diseño que habla

Así dieron origen a su primera colección: "Industria Nacional: La ropa es el discurso", enfocada en aquello que querían proteger. La propuesta de diseño admitió una estética menos combativa que el Punk setentoso. Sin embargo, el espíritu de aquel se hizo presente en estampas sublimadas con frases como: "La revolución es existencial", "Vive la vida" o "Te amo en loop", al estilo grafitti callejero. O en la tipografía que remite a alambres de púa. Poleras, calzas, pantalones y camisas en Lycra y gabardina pesada, "telas seleccionadas con un criterio estético y económico atravesado por la precariedad", se combinaron con una paleta de colores estridentes: negro, verde, lila, rojo, naranja y azul entre otros. Para completar el concepto están los nombres de las prendas: saco "Riesgo", pantalón "Nacional", polera "Barro", falda "Egocripta", etc.

Esta primera colección, Industria Nacional, se presenta en la Cooperativa Industrial Textil C.I.T.A en la ciudad de La Plata, cuya producción se encuentra detenida desde año 2016, tomando la lucha de los trabajadores y del sector textil como lugar y discurso para mostrar por primera vez el recorrido narrativo que la marca viene desarrollando.

No cabe dudas que la ropa puede ser moda, pero también, puede ser la traducción estética de subjetividades que nos permitan pensar y ser desde una acción.

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