Diego de Aduriz: “La moda es un arte de lenguaje complejo, que te lleva a otras artes”
Anunció por Instagram que vuelve a la moda, y ahora cuenta por qué y cómo será su nueva propuesta. Un autodidacta que se inspira en el under de los 80 y hace de su propuesta una puesta no convencional
“Los primeros años de principio de 2000 fueron años mágicos, con mucha efervecencia, en los que no paré. Pero hay un tiempo para todo, uno para exponerse y expresarse y otro para resguardarse e indagar en uno mismo para volver a salir”, dice Diego de Aduriz, un creativo autodidacta, vanguardista, que prepara su regreso al mundo de la moda y promete impactar y movilizar con sus puestas performáticas que lo caracterizaron. Siempre multifacético, hoy estudia arquitectura y avanza como escritor y artista plástico; expone sus obras en galerías y museos porteños, a los que llega siempre para llamar la atención desde Rosario, a donde se fue a vivir porque “estaba saturado de Buenos Aires”. Teatral, inclusiva, no convencional así define su propuesta.
– Ahora, artista y escritor.
– En estos años, estuve escribiendo mucho, publicando por mi cuenta y ahora estoy preparando dos libros, uno es sobre dibujos y el otro es un diario de sueños y relatos delirantes, border entre lo real y la ficción… Un paso previo a mi paso por el teatro; es que tuve experiencias de performance en Londres que resultaron muy interesantes y estimulantes, en las que creé personajes con máscaras y ropa que hacía especialmente . Hoy todo es performances.
–¿Cómo describirías tu propuesta?
– Como una expresión más under. Mi historia creativa tiene que ver con la moda pero desde otro lugar, más extraño si se quiere porque incorporo textos, poesías; hago performances con ropa, máscaras y ciertas tipologías que no terminan de ser indumentaria urbana, porque son un mix singular entre ropa y escultura.
–¿Tu formación es artística?
– Soy autodidacta, pasé por la escuela de Bellas Artes Pueyrredón, pero sobre todo me formé trabajando. Muchos refieren a la escuela de la calle y yo a la de la noche y de los 80, el mundo under y sus espacios, con su puesta ecléctica y hechuras de otra procedencia, no convencionales me influencia. En la UBA hice un año de arquitectura y ahora retomé en Rosario, a donde me fui a vivir hace tres años porque me sentía saturado de Buenos Aires; allá estoy más en contacto con el río, la naturaleza y ese ambiente me permitió producir más , sobre todo, obras de pintura y collage.
– ¿Tomaste mucho del under de los 80?
– Y sí la ropa de la gente de la noche es increíble. En ese entonces, muchos usaban ropa de feria pero alterada o intervenida con aerosol, por ejemplo, o reciclada, con una puesta en valor que llamaba la atención; con mucha producción que incluía sombreros, bijou. Y eso incidió mucho en mi trabajo. El adorno siempre me gustó, sobre todo, lo recargado. Será por eso me gusta mucho lo que propone Gucci, con su retro galáctico, va para delante y para atrás, con una estética de ciencia ficción japonesa destacada. La moda es un arte de lenguaje complejo, que te dispara hacia otras artes o expresiones, con muchas referencias: puede ser algo muy arquitectónico o puede referirse a una cultura, a veces tenés que hacer una lectura casi arqueológica, esto me hace acordar de tal obra o tal movimiento o contracultura como los punks, o tiene algo de YSL, de los años 40, un mix, etc.
– ¿Es preciso un referente para crear?
– No, definitivamente no. Porque puede ser una búsqueda personal sin necesidad de remitir a nada. A mí me pasó que extrapolé un lenguaje singular, que tenía que ver con una búsqueda personal y construí un relato atravesado por la moda. Hacía moda pero en realidad hablaba de metafísica y de un montón de cosas que me interesaban y encontraba que la manera de investigar esos temas era metiéndome de lleno en la materia, como el textil o la indumentaria en general, y veía qué sucedía, por ejemplo, con el tema de la luz y el color. ¿Qué pasa si una persona se viste de negro, de gris, de blanco, de rojo?, me preguntaba. Entonces estudié metafísica, teoría del color, simbología y hasta colorterapia; comencé a interesarme por estos temas a los 14 y, ahora, a los 40 sigo indagando y mi conocimiento es más amplio, siempre descubro algo nuevo y logro una impresión diferente.
“Ahora que estoy estudiando arquitectura siento que me vuelve a llamar la atención el tema de la dermis de las cosas, como a Gaudí.”
Ahora que estoy estudiando arquitectura siento que me vuelve a llamar la atención el tema de la dermis de las cosas, como a Gaudí.
– Lo tuyo es más intuitivo.
– Sí, es el resultado de entrar en contacto con los materiales, de ensayar con prueba y error, del fluir y devenir que permite que las cosas vayan saliendo; es que cuanto más trabajás, más datos tenés para mejorar una obra, un producto, una imagen.
– ¿Pero tenés un referente?
– A mí me gusta mucho Karl Lagerfeld, porque es un tirano de sí mismo; hace el diseño, piensa la puesta, hace la foto, elije a la modelo porque cree que es la persona que siente; seguro después de Lily-Rose va a llamar a alguno de los chicos que aparecen en Game of Thrones por más extraño que parezca; creo que es muy sesudo y tiene una visión que trasciende lo inmediato, y lo mejor que tiene es que no para ni un segundo, está casado con la moda, con el trabajo.
– En un principio, trabajabas mucho con serigrafía y después con piezas de sastrería con una textura particular. ¿Retomarías con lo mismo?
– Entonces, lo que hice fue desarrollar un trabajo y en esa búsqueda también desarrollé un grupo de trabajo, formando modelistas y costureras, para hacer algo distinto: piezas con pespuntes, líneas de botones, filas de tachas, con un trabajo de bordado y costura a mano, muy artesanal. Lo que te permite el textil es infinito y eso es lo que extraño. Y lo mío tenía cierta herencia de las artes plásticas que en este tiempo pude desarrollar bastante. Volvería con una propuesta entre moda y arte o escultura o arquitectura, con la intención de que no quede claro dónde empieza una cosa y dónde termina la otra. Como una obra de arte total, como decía Richard Wagner, que integre varias artes, como la música, la danza, la poesía, la pintura, la escultura y la arquitectura. Tan pretensioso como ambicioso o tan minucioso como demente, pero pienso en hacer una moda, en la que se tenga una percepción más abarcativa, integral. Un relato, con actores o modelos, no importa, puede ser una persona común, del público...; todo sumará, el que hizo la escenografía, la puesta de luces, eligió la música, hizo la ropa, pensó en el maquillaje.
– ¿Cómo será esa moda-arte?
– ¿Qué vas a hacer si parece que está todo hecho, no? Me gustaría hacer ropa para superhéroes o quizás para un superhumano. Siempre me llamó la atención que la representación del superhumano o superhéroe se hace desde su vestuario, desde su estética y no es ordinaria, sino fuera de lo común, contienen capas, cetros, lazos, escudos, máscaras. Me gusta mucho trabajar sobre las máscaras. El punto de partida de mi ropa será la máscara; hago foco en la cabeza y lo demás viene por añadidura; empiezo por la cabeza como si fuera una coronación, dándole mucha importancia a lo mental o intelectual; es que me llama mucho la atención quienes están maquinando todo el tiempo cosas. Será distinto.
– ¿Mucho accesorio?
– No haría ropa sin accesorios. No podría pensar en una colección sin collares, anillos, máscaras, guantes y capas. Estoy haciendo muchas pruebas con estampas, calado a láser, apliques de tachas, para piezas como remeras, pantalones, vestidos, capas, monos, enteritos. Y, obviamente, máscaras y guantes y medias. Prendas elaboradas con fusión de piezas con tachas o unidas con tiras de alfileres.
– Seguirías con los apliques.
– Sí porque me gustan las texturas que se generan con esas costuras o cuños. Una técnica que se ve en arquitectura, en cerámica y que me gusta llevar a la tela. Me encantan las costuras sin máquina de coser porque después, casi sin querer, tenés una estética medieval, o más allá casi de la época de las cavernas. Muy Game of Thrones, no sé, aún investigo y trabajo en esas hechuras con superposiciones de telas, como paño, cuero, algodón y con avíos. Estoy trabajando como si tuviera cuatro o cinco colecciones en simultáneo, haciendo pruebas con telas diferentes, todo en blanco y negro, una paleta que hasta ahora no usaba.
– ¿Cómo querés que refieran tu trabajo?
– Moda performática, escenográfica, teatral, escultórica diría, una puesta en escena completa, en la que la ropa es algo más. Me interesa que la ropa que se use sea una experiencia transformadora, que se recorta de lo real.