Desde la tierra hasta la perfumería
El alemán Stefand Niweind, vicepresidente de Weleda Argentina, volvió contento a Buenos Aires, donde vive desde hace tres años. Llegó de BioFach --feria de productos biológicos de Nuremberg, patrocinada por la International Federation of Organic Agriculture Movements-- y cuenta: "Weleda ganó el premio a la innovación en cosmética natural, con su protector solar Edelweiss. El jurado estaba fascinado, y vamos a traer el producto a fin de año", sonríe.
"Por primera vez --sigue-- se logró el cultivo artificial de esta planta que sólo crece en los Alpes suizos, y se usó en cosmética. Tiene una gran capacidad de protección contra los radicales libres". Todo, acorde con Weleda, compañía de cosmética natural con centro en Suiza y presencia en 44 países.
Armonía con la naturaleza
En el nuestro existe desde 1956, en perfumerías, dietéticas y farmacias: tienen dos propias, en Rodríguez Peña 1541 y Ramallo 2568. El stock incluye baños de esencias, cremas para manos de espino amarillo (con un 30% más de vitamina C que la naranja y perfume --según la aromaterapia-- con propiedades antidepresivas), gel dentífrico vegetal, jarabe de bétula para el agotamiento físico, la línea de Iris germánica (lirio) para la cara ("Demaquillarse así es una terapia", dice Marina Itatí Limardo, a cargo de la farmacia de Saavedra). En un 60% se produce en la Argentina, con materia prima importada o cosechada en sus campos de Derqui (Buenos Aires) y de Villa Berna (Córdoba).
Además, hay libros como Hermano animal, de Karl Kind, y La educación del niño, de Rudolf Sterner, que justamente fue el médico y filósofo suizo que en 1921 fundó la medicina antroposófica, un complemento de la alopatía que hoy es oficial en varios países europeos, con medicamentos de origen vegetal y animal, y elaboración alternativa. Entre otros principios, la antroposofía sostiene que el hombre vive mejor si está en armonía con la naturaleza, y que no hay nada como un tratamiento médico que considere la totalidad del ser humano.
Por eso, en 1921 surgieron los laboratorios Weleda, como opción para concretar la medicina antroposófica.
Y también por eso, en la farmacia esperan preparados magistrales de antroposofía y todo es 100% natural: "No hay productos con conservantes, colorantes ni perfume sintético. Se mantienen por los aceites esenciales naturales, que también estimulan la circulación periférica de la piel, y ciertos envases de aluminio", sigue Limardo.
Más elementos de la elaboración antroposófica: la no explotación de la naturaleza (todo se repone), los cultivos biodinámicos (se considera la hora de siembra, se enriquece el abono con medicamentos homeopáticos) y se cuida hasta el ánimo de quienes intervienen en los procesos. Claro, tampoco se prueba nada en animales.
Aunque para Niweind nada de esto es nuevo ("Mi familia sigue el pensamiento antroposófico, cuando era bebe mi mamá me cuidaba con productos Weleda, y fui a una escuela Waldorf, donde los chicos son educados en esa filosofía"), reconoce que la cosmética natural está en expansión. "En Alemania existen unas 20 compañías que ofrecen propuestas naturales, incluso llevan una oblea de certificación dada por los productores agrupados. Cada vez hay más para elegir en el mercado y hasta las marcas de cosmética tradicional hacen cambios naturales en sus productos."