De cómo el cuerpo se convierte en joya
Dos artistas, la diseñadora Marina Molinelli Wells y la escultora Celina Saubidet, recrean la anatomía y la transforman en piezas portables
Tomar las partes del cuerpo humano para homenajearlo es el trabajo que evoluciona desde hace años en manos de la joyera Marina Molinelli Wells y la escultora Celina Saubidet. Una recrea a escala lo de la otra. “Lo nuestro es un homenaje, a las dos nos apasiona la anatomía, coincidimos en ser hijas de médicos, y naturalmente la mirada sobre el cuerpo nos atrae”, declaran. Y se nota. Megacélulas madre que marcan la diferencia desde la vidriera, un gran corazón (de más de un metro), una columna vertebral del piso a casi el techo y un original manto de piel impactan en la galería Elsi del Río, en Palermo donde exponen sus obras hasta el primer día del próximo mes.
Juntas realizan cinco colecciones que año tras año van creciendo: Ósea, Juicio, Piel, Corazón y Célula madre. “Empezamos en 2010, aproximadamente, por los huesos y los convertimos literalmente en joya; no en sentido figurado, sino respetando la anatomía del tejido. La primera colección se llamó Joyería Ósea, e incluyó las manos y el esternón. En su momento no resultaron piezas muy populares. La visionaria mirada de la diseñadora Jessica Trosman, que las incluyó en su propuesta de diseño, la puesta en la escena de la moda de las calaveras y la proyección que nos dio Chufy Sofía Sánchez Barrenechea al usar, exponer y llevar nuestras piezas a Nueva York hizo que nuestro trabajo resurgiera”, explica Celina Saubidet.
Así empezaron a sumar otras partes del cuerpo. Retomaron el proyecto corporal y desarrollaron otras colecciones. Y nació Cabinet Óseo, al sumar otros órganos como la piel, en 2013, cuando expusieron en el Malba con chicas enfundadas en catsuits al tono. Un año después, crearon Juicio, y sorprendieron con sus muelas en una instalación consultorio en Casa Cavia, donde también marcaron la diferencia con sus Células madre.
Mostrar el contrapunto de las esculturas y las joyas como dos expresiones de arte; de lo mega y lo pequeño, de lo más sólido y de lo que pudiera creerse más frágil; dos caras o miradas del arte, es su objetivo. Lo que exhiben de manera sintética y contundente son sólo unas pocas piezas, que disparan el análisis de su proceso creativo todos los miércoles de este mes, a partir de las 17 y hasta las 19, cuando las artistas invitan a los interesados a una especie de visita guiada.
Intencionalmente anatómicas
Marina Molinelli Wells reconoce que muchas de las piezas de joyería surgen de las esculturas, pero una se alimenta de la otra. “El órgano más grande del cuerpo, la piel con sus 2m2, esa que nos protege, rodea y nos mantiene íntegros, que nos limita y define con el afuera, nos llevó a crear un manto de igual medida con nuestras huellas digitales. Las imprimimos mediante gofrado o bajorrelive sobre papel artesanal en casi 300 pedazos de 10x15 cm, suturados con puntos de cirugía que aprendimos de mi papá, con un centro en bronce. Y no quedó allí, reproducimos esas huellas en piezas de joyería, como un collar-pectoral, con pequeñas huellas o piezas también en bronce”, detalla.
“Tenía guardadas mis cuatro muelas de juicio –recuerda Celina Saubidet –, y las llevé al taller para ver qué hacíamos juntas. Las mandamos a fundir y buscamos distintas combinaciones de materiales para distintos tamaños de piezas, cerámica y metal, en la mayoría, con diversas terminaciones. Hasta trabajamos con las resinas que usan los dentistas. No paramos de experimentar. Solemos guardar piezas o prototipos en cajones por años. Lo que no sale en un momento, resulta tiempo después”. Y ahora sumaron muelas de vaca, “son muy rumiantes y el desgaste, hendiduras o texturas que se generan en sus piezas y que después se pueden generar en el metal son variadísimos e interesantes”, añade Molinelli Wells.
El corazón es la obra emblemática, originalmente de Saubidet, aunque ya se la identifica a Molinelli Wells con su recreación a escala en piezas de joyería; en esta nueva colección, convertido en relicario. “El corazón lo trabajamos durante muchos años, en los que surgieron muchísimas piezas de escultura y de joyería; aprendimos a usar materiales y técnicas, como la de laca japonesa, con la que los laqueamos minuciosamente”, señala. La escultura del gran corazón de 1,40 x 1,20 m en fibra de vidrio recubierta con láminas de oro preside la sala donde exponen, así como la columna vertebral de hierro soldado.
Frutos maduros, fue una colección especial para Saubidet, que tuvo que ver con células y óvulos, que llevó muchas pruebas con fundiciones de materiales diversos. “Y cuando estuvo lista, por fin quedé embarazada. Mis obras siempre anteceden mis acciones o viceversa”, dice, teniendo en brazos a Carla. Hoy, Células madre es una gran pieza o una sumatoria de pequeñas piezas o células, que en octubre próximo promete dividirse, especializarse más, convertirse en colección.
Plata, oro, bronce, alpaca, algo de cuero y laca japonesa, natural del fruto del árbol del cajú, los materiales con que Molinelli Wells crea joyas. Hierro, resina poliéster, cerámica y papel, los favoritos de Saubidet. Imperdible, durante las próximas tres semanas en Humboldt 1510.