Bailar más. Un tratamiento que funciona para el cuerpo y para el alma
Empieza el frío y la motivación para hacer actividad física decae. El faltazo al gimnasio, el eterno "el lunes arranco" y así… Una vez más llega la confirmación incuestionable de que para quienes el ejercicio es más una obligación que una elección, el esfuerzo sin pasarla bien no es sostenible.
Ahí entra en escena el baile, una de las formas más entretenidas de hacer actividad física. Además de ser un aliado para mantener un cuerpo saludable, moverse al ritmo de la música ayuda a mejorar el estado de ánimo y a interactuar socialmente.
Bailar está de moda y cada vez atrae a más gente a la que no le divierte el ejercicio o se aburre en los gimnasios. Además, aumenta el nivel de endorfinas en sangre, las hormonas relacionadas con el buen humor y la sensación de bienestar.
"Es una buena herramienta tanto para mantener nuestro peso como para perderlo, siempre acompañándolo de una buena alimentación. No nos va a servir de nada gastar calorías bailando para después ganarlas al comer el doble o eligiendo alimentos poco saludables", explica la nutricionista María Constanza Dvorkin de Buhacoff (M.N.2994)
Hay tipos de baile para todos los gustos: "Hay que tener en cuenta las condiciones físicas de cada uno para no lastimarse, pero siempre recomendaría probar si tenemos curiosidad por alguna disciplina porque uno no sabe con qué se va a encontrar en una primera clase", dice Dvorkin de Buhacoff.
Los especialistas recomiendan hacer actividad física unos 30 minutos diarios para estar en forma. El mínimo ideal es tomar clases de baile tres veces por semana, "pero el que no puede llegar a esa cantidad de clases semanales, aunque haga una vez que serían cuatro al mes ya es ganancia contra alguien que se queda sentado sin hacer nada".
Las clases grupales son buenas aliadas para conocer gente, se genera interacción con los compañeros y relaciones de amistad. Además de ser una excusa para mover el cuerpo, compartir las clases con otros sirven para perder la vergüenza y mejorar la autoestima.
Tanto las clases de baile en los gimnasios como en los estudios en los que también se impulsa la veta artística o el intercambio social, sirven y hay muchas opciones para elegir, aquí proponemos algunas:
Zumba
Es una actividad física que combina pasos básicos de baile con ejercicios de tonificación muscular a través de coreografías muy simples para que todo el mundo las pueda seguir. "Trae excelentes resultados para aquellos que buscan bajar de peso, ayuda mucho a hipertensos y a los que necesitan controlar el colesterol, porque es una actividad aeróbica. Además, es muy terapéutico el tema de trabajar con música que le guste a la gente, porque los ritmos de moda que escuchamos en la radio están en una clase de gimnasia", dijo Carolina Gatti, instructora desde hace 12 años y una de las pioneras de zumba en Argentina.
Las clases son fáciles y entretenidas y hoy eligen zumba mujeres, hombres y niños de todas las edades. "A veces hay gente grande que ha dejado de ir a bailar o divertirse y lo termina volviendo a encontrar en una de nuestras clases. Se da una combinación perfecta para entrenar, divertirse y despejar la mente sin contraindicaciones. La pasás muy bien y no te das cuenta de que está haciendo ejercicios, creo que ahí está el secreto", señala Gatti.
Ballet Fitness
En 2015, la modelo Mauara Mariussi y la abogada Natalí Aun Santiago fundaron We Ballet Fitness, una propuesta que fusiona el clásico con el entrenamiento. "Tomamos movimientos simples del ballet y los adaptamos a ejercicios para gente que no está acostumbrada a la danza, lo pensamos para que no fuera necesario tener experiencia previa", cuenta Mariussi.
Aunque van algunos hombres, la propuesta tiene más éxito entre las mujeres de entre 20 y 45 años que buscan hacer algo distinto. Esta disciplina ayuda a perder peso, tonificar y estirar, pero de una forma distinta a la tradicional. Mariussi explica que usan la barra de ballet y se hacen diferentes movimientos al ritmo de música pop y cumbia. "Buscamos que la clase no se vuelva algo irrealizable, la idea es que pasen un lindo momento y que salgan sintiéndose muy bien".
Swing
El Lindy Hop es la disciplina que se baila con música de Swing y hace casi dos décadas está instalado en Buenos Aires. Juan Villafañe, Mariel Gastiarena y Manuel Bicain Goral fundaron Swing City, un estudio en el que las clases terminan con un espacio de baile social a modo de práctica.
"Es un baile en pareja, de improvisación, con dos roles: de llevar y seguir. No es necesario venir acompañado, acá se generan muchos vínculos sociales y de amistad donde la comunicación viene a través del cuerpo. Además, tiene una parte muy integradora, cuando estás en la pista de baile no te preguntan, dónde vivís, cuánta plata cobrás, o qué orientación política o sexual tenés", comenta Villafañe.
El rango de edad es muy amplio, bailan desde adolescentes hasta gente de más de 60 años. "Algunos vienen a la clase a despejarse o a hacer ejercicio y después se van. Otros se quedan al baile de práctica, que los miércoles y sábados están abiertos al público y son gratis".
Desde el lado de la salud, Villafañe dio algunos detalles: "Además del estado físico que te da el baile, mantiene muy activo el cerebro porque estás escuchando la música e improvisando el movimiento que vas a hacer con el otro. Se generan endorfinas y uno empieza a tener la sensación de que tiene control sobre su cuerpo".
Hip hop
El Hip Hop es una danza callejera que nació en los barrios del Bronx y Harlem, en Nueva York en la década del 70 y hoy tomar una clase es mucho más que una actividad física. "Creo que los que vienen a aprender van por la identificación con un tipo de movimiento, no corre por la vía estética. Con el hip hop se rompió el concepto de las danzas académicas, que si uno no tiene determinada edad no puede bailar", explica Gaby Pardo, docente especializada en esta danza.
Igual que otras actividades grupales, esta también suma al intercambio con el otro: "Más allá del contenido social que tiene, participar de una clase y ser parte de un grupo genera lazos, se da una cierta empatía donde los participantes saben que van a disfrutar de ese rato, es un ámbito de encuentro", dice Pardo.
El Hip Hop no tiene género, los movimientos que requiere no son ni masculinos, ni femeninos y hoy la eligen las nuevas generaciones desde un punto de vista más recreativo, dejando de lado ciertos prejuicios: "Eso le abrió el camino a un montón de gente que no había bailado antes, formando generaciones de personas más confiados para poder expresar a través del movimiento, en un ámbito social donde no hay que cumplir con ciertos parámetros de puntas perfectas o extrema delgadez, por ejemplo.
Salsa y bachata
Los ritmos latinos están de moda y muchos eligen tomar clases como una forma de practicar una actividad física y encontrar un espacio para socializar. "Viene gente de todas las edades a aprender, en general son personas entre 20 y un poco más de 40 años. Estos bailes requieren de una conexión con la pareja, aunque no hace falta venir con alguien. De a poco, con los compañeros se van incorporando los movimientos que se van marcando y se suman nuevas herramientas para mejorar la técnica" explica Daniela Yamil, profesora de la escuela BailaBA.
Estas clases tienen mucho de contacto social y se da un intercambio con el otro en un marco de diversión y movimiento. "Además de ser un entrenamiento y un estupendo ejercicio físico, venir a las clases es una buena manera para superar la soledad y establecer nuevas relaciones", señala Yamil.
Hay personas a las que les gana la vergüenza, por eso Yamil aconseja que a veces se hace más fácil venir con algún amigo: "Es una buena opción, de cualquier manera, la gente que viene sola encuentra mucha contención en las clases porque a todos les tocó venir por primera vez".