"Arranqué usando materiales de costo cero”
Jésica Pullo, Biótico. Una marca vanguardista con impronta sustentable, compromiso social activo y desarrollo de innovación tecnológica
–¿Cómo y cuándo surgió el emprendimiento?
–Biótico empezó en 2014. Fue a raíz de mi tesis en la FADU-UBA, cátedra Moragues. En cuatro meses debía crear mi marca y quería que sea mi proyecto de vida. Un viaje como mochilera al norte argentino, significó un despetar para mí y para mi trabajo. Viví un mes con tres mudas de ropa y con muy poca plata, despojada de todo; me di cuenta de que no necesitaba nada y que las cosas eran un estorbo. Decidí hacer un proyecto en el que todos salgan beneficiados: el medioambiente, las poblaciones vulnerables y no sólo el empresario.
–¿Cuál es la idea esencial de Biótico?
–La sustentabilidad, el trabajo social y el activismo desde el hacer. Haber nacido en La Salada me dejó ver que el Riachuelo está regado de desechos textiles y plásticos. Siempre me preguntaba qué podía hacer, y empecé a trabajar con materiales de descarte, como sachets de leche y paquetes de papas fritas. Desde 2016, con la Asociación Laboral para Adultos con Discapacidad intelectual creamos y diseñamos a partir de descarte.
–¿Con qué inversión contabas para el proyecto?
–Biótico empezó con costo cero de materiales. Pedía sachets de leche en confiterías, los limpiaba y guardaba. En una semana junté 500 y así sucesivamente. Hasta que Biótico tomó forma, trabajé como diseñadora de la línea alta costura de la marca Tramando y recuerdo que ahorré cada centavo para que mi proyecto saliera adelante. Luego fueron llegando propuestas: hice un vestido de novia en vivo, diseñé para la artista chilena Catalina Swinburn y, con el apoyo de ADF (Argentina Diseño Futuro), fui a París a mostrar la colección.
–¿Qué hace único a tus productos?
–El valor es que las prendas están alcanzadas por la responsabilidad social, y el cuidado del medioambiente. “Leche” es la última campaña y quisimos alertar sobre la cantidad de material que no se está reciclando de la producción de leche de vaca. Biótico además es neoartesanal: producimos con nuevas tecnologías como patrones digitales y cortadoras láser.
–¿Cómo organizás el día a día de tu trabajo?
–Paso mucho tiempo en la Asociación Laboral Para Adultos con Discapacidad Intelectual (ALPAD). Allí limpiamos y acopiamos los sachets de leche para luego generar el textil. Una vez que el material está limpio, lo retiro para cortarlo a láser en mi taller. Vuelvo con las tiras ya cortadas y comienzan a tejer; y una vez creado el textil empezamos a diseñar las prendas.
–¿Cuál es la prenda estrella de la marca?
–El vestido hecho con 500 sachets de leche, realizado en vivo, para una muestra en Tecnópolis: desde la recolección de material, la limpieza y corte; luego tejer y presentar el vestido realizado. Es una obra de arte vestible porque cualquier persona que lo quiera, se puede reproducir o hacer en otra versión. Tenemos esa conciencia de hacer uno y a partir de que el cliente nos encargue, hacemos otro. No vamos a hacer cinco vestidos del mismo concepto. Para las fiestas tenemos preparado un nuevo producto it: la cartera hecha con sachets de leche.
–¿Próximo paso?
–Queremos seguir profundizando y articulando el trabajo entre ONG y fundaciones. Además de lo que ya hacemos, hace poco empezamos a trabajar con talleristas de la villa 21-24, en el barrio Zavaleta. Estamos en proceso de capacitación y especialización para que ellos puedan trabajar con retazos de tela y así crear la primera producción de camisas para Biótico.
–¿Cómo ves a Biótico en un futuro?
–Tengo una idea de proyecto más grande e inclusivo que es crear un taller que involucre a otros emprendimientos, donde se capacite y emplee a personas en situación de calle, para que puedan elegir en qué proyecto participar y capacitarse según sus preferencias. Creo que en un futuro vamos a poder transitar el camino de más capacitación, más empleo y más oportunidades para las poblaciones vulnerables.
DÓNDE SE CONSIGUEN LOS PRODUCTOS: http://biotico.com.ar/