América latina está de moda
Por primera vez, una pasarela reunió las propuestas de diseñadores chilenos, argentinos, brasileños, colombianos y mexicanos. Fue en Chile, en el marco de la primera edición de Latin Trends
Miércoles a las 20. Es el momento álgido del día en el que cientos de personas van y vienen por los amplios pasillos y galerías de Parque Arauco, el mall favorito de los chilenos, en la comuna verde y lujosa de Las Condes, en Santiago, Chile. Sin embargo, el miércoles 10 de octubre, la principal atracción no son las vidrieras de las tiendas y las cartas de los restaurantes, sino una pasarela al aire libre en el corazón del centro comercial.
La noche es ideal: cálida y despejada. Y ante la mirada de expertos en primera fila y curiosos con bolsas de compras comienza Latin Trends, el desfile que reúne por primera vez al diseño de Chile, la Argentina, Brasil, Colombia y México, de cara al verano 2013. "La idea detrás del evento es empezar a mostrar que en América latina, pese a las identidades estéticas bien diferenciadas que hay en cada país, coexiste búsqueda muy similar en cuanto al diseño con materias primas autóctonas y técnicas ancestrales", explica Valentina Venegas, Project Manager de ProChile, uno de los patrocinadores de esta primera edición del evento, junto a las embajadas de la Argentina y Brasil, la Cámara Chileno Argentina de Comercio y ProMéxico, entre otras entidades.
Cuando históricamente la mirada creativa latinoamericana buscó alinearse bajo los mandatos de la moda europea y estadounidense, resulta interesante demostrar que hoy los referentes también se encuentran fronteras para adentro, y esto posibilita que América latina se ponga de moda como región.
Casi ningún desfile es puntual, pero Latin Trends es una excepción. Será porque el escenario es Chile, donde todo es puntualidad y organización. Poco después de las 20 empieza a subir la música y sale a pasarela la primera modelo enfundada en un diseño de Benito Fernández. Con veintiséis años de carrera ligada a la ropa de alta gama, Fernández asoció su nueva colección a un prêt-à-porter festivo, sin perder la rúbrica ligada al color, la textura, los flecos y el bordado. Acto seguido llega Min Agostini, que suavizó la paleta con bases neutras y profundizó aún más la arquitectura de las prendas con un feel de verano distinto: más fluidez, movimiento y piel al descubierto.
Y como el designio es mostrar una moda conjunta, al diseño argentino le sigue el mexicano de la mano de la firma Pineda Covalin. Tras varias pasadas de blusas, vestidos y pañuelos, queda en evidencia que la identidad de la marca gravita sobre dos ejes con tradición en México: la seda y las estampas que retoman los íconos de la cultura mesoamericana y prehispánica.
Hace su entrada la moda chilena contemporánea: la marca Costume Design, de Jonás Ortega y Vicente Tapia, sale a escena con una serie de piezas de interesante trabajo a nivel compositivo, que amalgama géneros típicos de Chile en una silueta que delinea la figura femenina. Es una búsqueda creativa similar a la que proyecta Cora Groppo con su colección Orgánica: fusión de materiales livianos y tejidos nobles en una misma prenda o en conjuntos de corte oversize.
Una tras otra, las colecciones se suceden sin intervalos, como un pequeño saboreo de lo que el próximo verano tiene preparado en los códigos estéticos latinoamericanos. Pero hay algo que unifica y al mismo tiempo diferencia a todas las colecciones, y se define en un solo concepto: el valor otorgado a la materia prima autóctona.
Y es también el caso de la marca Pampa Corral que, valiéndose de tejidos en todos los puntos y una reminiscencia al arte bizantino, logra una colección de verano bien resuelta en manos de artesanos argentinos. En el extremo estético opuesto se ubica la propuesta de A de Antonio, del diseñador industrial Antonio Contreras, que trabaja la indumentaria desde las premisas de la deconstrucción y la reconstrucción, y logra un uniforme negro, oscuro y corroído.
Brasil se hace presente con el joven creador Vitorino Campos, conocido como el embajador de la moda de Bahía. La selección de prendas es muy acotada, pero exquisita: vestidos, faldas lápiz y blusas de corte sastrero en blanco y negro, el binomio clásico.
Minutos después, La Joya Design, de Luz Briceño, quien encabeza la primera Asociación de Diseñadores de Moda en Chile, presenta parte de su nueva colección inspirada en los trajes de baño de la década de 1930. También se ven en pasarela vestidos de corte asimétrico y minimal en seda, algodón, voile y georgette.
Y el cierre queda a cargo de la colombiana Pepa Pompo y un conjunto de prendas generadas en su totalidad alrededor del tejido. Desde el desarrollo de los patrones hasta la combinación de las estampas, los bordados y colores que le otorgan a algunas piezas hasta cuatro posibilidades de uso.
Las luces se apagan y la música pierde intensidad. No así el mensaje de Latin Trends, que permanece en la mente de sus espectadores que siguen su recorrido por los pasillos del Parque Arauco. La noche recién comienza y el camino hacia una moda latinoamericana unificada, también...