Algo sobre la maternidad
Simone de Beauvoir, Sigmund Freud, Susan Sontag, Elizabeth Badinter… Qué piensan algunos pensadores respecto del hecho de ser madre. Aquí, algo de lo que han dicho y escrito
Sobre la maternidad se han escrito infinitos caracteres. Cada uno de sus aspectos, desde el embarazo hasta la lactancia, pasando por el tan cuestionado instinto, constituye otro gran tema en sí mismo. Pero, entre tanto, algunos pensadores se han aventurado a opinar diferente. Simone de Beauvoir fue una de ellos. Francesa, autora de El s egundo sexo, manual del feminismo universal, ha escrito en el Capítulo II de esta obra, titulado La m adre, que "no existe el instinto maternal: en ningún caso es aplicable ese vocablo a la especie humana. La actitud de la madre es definida por el conjunto de su situación y por el modo en que la asume".
En la misma línea, pero varios años más tarde, su compatriota y colega Elizabeth Bandinter escribió en su reciente libro La mujer y la madre. Un libro polémico sobre la maternidad como nueva forma de esclavitud: "El deseo de hijos no es ni constante ni universal. Algunas quieren, otras ya no quieren, y finalmente hay otras que no han querido nunca. Desde que existe la posibilidad de escoger, existe la diversidad de opciones y ya no se puede hablar de instinto o de deseo universal".
En otra vereda, aportando una mirada más amorosa del hecho maternal, está la escritora argentina Laura Gutman, terapeuta familiar y autora de varios best sellers. Defensora a ultranza de la lactancia, su discurso fluctúa del rosa empalagoso e irreal al rojo perturbador y pasional. Así, en su libro Crianza, v iolencias invisibles y adicciones aseguró: "La maternidad nos enseña que no necesitamos depender tanto del mundo externo". Pero, al mismo tiempo y en tal obra, reconoció que "aun las mujeres más modernas y en búsquedas alternativas, mujeres deseosas y amantes de nuestros hijos, sentimos en un lugar muy profundo que este hijo real nos devora, nos mata, nos expulsa de nuestra vida".
Sigmund Freud se ha referido al hecho maternal como la solución de las mujeres para suplantar su envidia del pene. Y en sus Nuevas c onferencias de introducción al psicoanálisis (1932-1936). 33° Conferencia: La feminidad se refirió a la madre no sólo como el primer objeto de amor para los hijos, sino también, en el fondo, para toda la vida. "(?) las exigencias de amor de los niños no tienen medida, requieren exclusividad, no admiten ser compartidas." Otros autores han ido más atrás y se han preguntado el porqué de tener hijos. Como la italiana Oriana Fallaci, quien en su Carta a un niño que nunca nació fue optimista al escribir: "Muchas mujeres se preguntan: ¿por qué traer un hijo al mundo? ¿Para que tenga hambre, para que pase frío, para que sufra traiciones y ofensas, para que muera avasallado por la guerra o por una enfermedad? Y niegan la esperanza de que su hambre sea aplacada, de que su frío se desvanezca al calor, de que no carezca de fidelidad y respeto, de que viva largos años para tratar de borrar las enfermedades y la guerra".
Susan Sontag, intelectual neoyorquina, amante de las listas, dedicó una a cumplir como madre en Renacida, d iarios tempranos, 1947-1964. Allí se propone, entre ocho puntos, "ser coherente", "no hablar de él a los demás (por ejemplo, contar cosas graciosas) en su presencia. (No cohibirlo)", "no elogiarlo por algo que yo no siempre reconocería como bueno", "no amonestarlo duramente por algo que se le ha permitido hacer", "no permitirle que me monopolice cuando estoy con otras personas" o "no desalentar sus fantasías pueriles".
El tema de la maternidad es inabarcable, altamente sensible y, al final de cuentas, subjetivo por excelencia. Como a los grandes temas de la humanidad, se lo ha analizado con más o menos lucidez, y se lo seguirá haciendo, eternamente.
lanacionar