Geoffrey Cardozo y Julio Aro, dos viejos enemigos que transformaron el odio en devolverle la identidad a los soldados argentinos enterrados en Malvinas
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Cuarenta años del desembarco argentino en las islas Malvinas y el reencuentro no puede ser más especial. Julio Aro, veterano argentino de la guerra del Atlántico Sur en 1982, otra vez cruza miradas, afectos y coincidencias con Geoffrey Cardozo, veterano británico de ese mismo enfrentamiento bélico. Podrían haber sido amigos antes del conflicto como ahora, pero de haberse encontrado frente a frente en el campo de batalla, tal vez no hubiesen dudado en matarse.
Cardozo llegó a las islas cuando ya se había dispuesto el cese del fuego pero se le encomendó una misión humanitaria muy particular: darles cristiana sepultura a los soldados argentinos caídos en el campo de batalla. “Tenía 32 años cuando me encargaron esa tarea”, informa el británico. Y agrega: “Gracias a Dios llegué a las islas cuando la guerra había terminado”.
A Aro, en 2009, se le ocurrió que tenía que volver a Malvinas para tratar de devolverle la identidad a aquellos héroes “solo conocidos por Dios”. Y entonces los caminos de Cardozo y Aro se cruzaron por primera vez. Y para siempre.
“Las guerras son hechos lamentables que enlutan a los pueblos”, dice Aro, aludiendo especialmente a la última de ellas, el actual enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania. “La paz no es ausencia de guerra; en cambio la guerra solo se hace para lograr la paz”, completa a su lado Cardozo.
Convocados por mi programa Hablemos de otra cosa, de LN+, esta nueva charla entre ambos veteranos se produce en el Museo Malvinas e islas del Atlántico Sur, el mismo lugar en el que se realizó el acto central de la conmemoración este sábado, y que estuvo presidido por Alberto Fernández.
“Gracias a Dios -apunta Aro- no estuve en la situación de tener que dispararle a alguien. Los héroes de Malvinas son los compañeros que no regresaron. Muchos perdieron la vida dudando en apretar el gatillo”.
Cardozo, que luce en su pecho un prendedor que entrelaza las banderas argentina y británica, hace una conmovedora confesión: “Me siento más cercano a un veterano argentino que a un civil inglés”.
El argentino que reconoció que “enterramos como pudimos a nuestros compañeros en Malvinas”, agrega: “Me hizo muy bien volver a Malvinas y ver el trabajo que hizo Geoffrey”.
Edgardo Esteban es otro veterano argentino, periodista y autor del libro Iluminados por el fuego, que transformado en película fue un gran éxito cuando se estrenó en los cines. Ahora le toca dirigir el Museo Malvinas. Considera que ese lugar “tiene que ser un punto de encuentro de todas las miradas y para que las generaciones venideras entiendan el compromiso por la causa Malvinas”.
Aro recuerda que “después de la guerra, los combatientes suelen tener graves problemas de disciplina. No se critica nunca a un compañero. Cada uno salió como pudo, no como quiso. Hubo muchos suicidios, problemas de alcohol, juego y adicciones”.
Se suma a la conversación con los veteranos de Malvinas el periodista Daniel Santa Cruz, que acaba de publicar el libro Malvinas: identidad de héroes, quien considera que “cuando terminó la guerra, gran parte de la sociedad le dio la espalda a los excombatientes”. Le preguntamos cómo está la causa Malvinas y Santa Cruz responde que “la identificación de cuerpos fue lo más importante que sucedió desde 1982 a la fecha”.
Podría considerarse ese trabajo como una de las pocas políticas de Estado que no varió aún con los cambios de gobierno, ya que se inició durante la segunda gestión de Cristina Kirchner, prosiguió en la administración Macri y ahora tiene su continuidad con Alberto Fernández. “Tardamos demasiado tiempo en darle la magnitud que se merecía a las Malvinas”, expresa el periodista que más ha seguido el tema.
“Como ingleses fuimos a la guerra para proteger a los isleños, no las islas”, aclara Cardozo. Aro subraya: “Para nosotros, las Malvinas son, fueron y serán argentinas”.
El argentino rescata el momento del reencuentro entre los familiares de los soldados argentinos caídos y el lugar donde descansan. “Sentíamos que estábamos en las nubes cuando vimos a las madres frente a las tumbas de sus hijos”, describe. “No me siento Rambo ni mucho menos un superhéroe -aclara Aro-; los héroes son mis compañeros que no regresaron.”
¿Qué consejos les darían a un soldado ruso y a otro ucraniano? Responde Cardozo: “A un soldado ruso le diría que luche con respeto y que se vuelva a su casa; al ucraniano, que siga luchando por su país; y que siempre tiene que estar primero la cordura, la palabra y el diálogo”.
Hablemos de otra cosa se emite los sábados, a las 22, por LN+.