Las insólitas omisiones y contradicciones del debate; la Iglesia, un actor electoral; Insaurralde y los Kirchner; el peligro que acecha a Jésica Cirio; el 40% de pobreza visto desde Marbella
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Hay muchísimos temas que están ocupando la agenda pública a medida que se acercan las elecciones. Uno de ellos es la cantidad de gente que estuvo interesada en ver el debate. Quiere decir que la política por razones más que obvias -la situación del país es muy complicada, muy angustiante- está demandando mucha atención. Hay mucha necesidad de explicación y de conocimiento equivalente, al monto de incertidumbre que hay hoy en la Argentina.
Me interesa destacar algunos rasgos principales de lo que vimos en la noche del domingo. Lo primero, lo más curioso. Los que tuvieron un mejor desempeño fueron los que tienen menos posibilidades de ganar. Juan Schiaretti, que más allá de sus insistentes referencias a Córdoba, tuvo posiciones muy interesantes, muy claras respecto de la economía y la política. Y a Myriam Bregman, que se desempeñó con extraordinaria soltura. Es trotskista, está acostumbrada a la discusión, al estado de asamblea, y lo demostró el domingo, más allá de sus posturas que son, como hay que esperar de un trotskista, muy radicalizadas y por momentos dogmáticas.
La propuesta más interesante pasó casi al azar, pasó sin que se pusiera el foco en el tema. Dos veces Juan Schiaretti habló de una institución que está en el centro del drama argentino. Muchas veces no se entiende el rol que cumple porque es un rol extraordinariamente cifrado, porque es técnico, que es el Banco Central. Pocas veces la discusión pública estuvo tan situada en el problema de la moneda, por lo tanto, en el problema del Banco Central y del tipo de conducción que debe tener esa institución. El debate es tan intenso que Milei insiste que hay que cerrarlo. Ahora dice que lo va a cerrar más tarde, pero quiere cerrarlo.
Schiaretti dijo que hay que entregarle el Banco Central a la oposición para garantizar la autonomía política de esa institución. Algo similar a lo que la Constitución Nacional establece para la Auditoría General de la Nación, que debe estar siempre en manos de la oposición al Ejecutivo. Más allá de estos dos candidatos, el resto parece haber repetido argumentos publicitarios.
Acá conviene ser claro en este punto: Sergio Massa no fue el que mejor estuvo, pero sí al que mejor le fue. Porque la sacó baratísima. Llama la atención lo que ocurrió anoche. Primero, porque el resto de los candidatos casi se concentró en mirar a Massa como ministro de Economía, con lo cual lo eximió de tener que hacerse cargo de una tonelada política, que es la tonelada que pesa el kirchnerismo hoy en la opinión pública.
Lo eximieron de tener que dar explicaciones sobre el Gobierno de Alberto Fernández del que él es ministro. Es decir, Massa pudo instalar con toda comodidad el ardid muy inteligente de su parte de que él tiene que ver con dramas que, como comenzaron cuando él todavía no se había incorporado, no tendría por qué justificarlos. Él dice: “Todo lo anterior a mi ingreso a Economía no me corresponde”. A pesar de que era presidente de la Cámara de Diputados. Es decir, él elige de qué se va a hacer cargo y de qué no, y los demás candidatos admiten esa elección. ¿De qué estoy hablando? De que no apareció en el debate la palabra Hotesur; la palabra vacunatorio VIP; la condena por el manejo de la obra pública en Santa Cruz; el cumpleaños de Fabiola Yañez; las vacunas rusas; la jueza Ana María Figueroa; no apareció el fiscal Scapolan, que es un fiscal relevado por su vinculación con el narcotráfico y defendido solo por una fuerza política: el Frente Renovador de Sergio Massa. Todo esto pasó de largo. Por hacer una lista corta, porque tampoco aparecieron los autos de AySA, comprados a un sobreprecio muy difícil de explicar a última hora, antes de irse.
También el kirchnerismo está enojado con Massa porque muchos allí dicen: “Nosotros nos desgañitamos diciendo que hay que frenar a la derecha y cuando Massa impugna a la derecha por sus ideas económicas, como el bimonetarismo, a Patricia Bullrich lo que le reprocha es querer ser como Venezuela o Cuba”. Cuba y Venezuela, tal vez Massa no lo sabe, para el kirchnerismo son modélicos.
No son los únicos agujeros de este debate, que pone de manifiesto el nivel que tiene hoy la política en la Argentina: el nivel intelectual; el nivel discursivo; el nivel de complejidad en el análisis de los problemas. Milei, cuya bandera principal es la renovación de la política, es la impugnación absoluta a lo que él llama “la casta”, no mencionó en ningún momento la palabra “legislatura”. La palabra “chocolate” no pasó por sus labios. Corroborando para muchos que es parte del sistema en ese reparto de dinero, por vía directa o indirecta.
En Milei hay cosas curiosas. Una, que es muy importante pensando que puede ser presidente. Massa le exigió que le pida disculpas al Papa y él lo concedió. Le podría haber contestado a Massa: “El que tiene un problema desde el año 2007 con el Papa sos vos. Jamás te quiso recibir porque te detesta, porque lo quisiste sacar de mala manera, en una conspiración al servicio de Néstor Kirchner, del arzobispado de Buenos Aires en el momento en el que el Papa tenía un enfrentamiento que había nacido en el proceso electoral constituyente de la provincia de Misiones”. Milei -y tal vez por eso gusta- desconoce por completo la serie que está mirando. Es como si la hubiera empezado a ver en la quinta temporada y hubiera que explicarle cómo vienen los personajes, cómo es el enredo, quién es quién. Es ideal para llegar al poder en un momento en que el reclamo de la sociedad se parece bastante al “que se vayan todos”. Veremos cómo sería esa forma de entender la política y el escenario en el que tiene que operar si le llega a tocar gobernar.
A propósito del Papa y de la religión en esta campaña: es un fenómeno curioso, pocas veces visto. Cuesta encontrar un antecedente para una discusión política que tenga a la religión como protagonista en esta campaña. Cuando un grupo de economistas escribió un manifiesto, una declaración en contra de la dolarización, Milei no les contestó con argumentos económicos, sino con una cita del libro de Macabeos, un texto bíblico. Aparece un sector de la comunidad judía impugnando el uso, dicen ellos, que Milei hace de su aproximación a esa religión. Otro sector más ortodoxo de la comunidad judía lo recibe con los brazos abiertos.
Este fin de semana, que se realizó la tradicional marcha a pie a Luján, se veían carteles que decían: “No a la venta de órganos y niños. Cuidemos la vida”; “Organicemos la esperanza con la justicia social”; “Con la Iglesia y el Papa”; “El pueblo lo ama a Maradona, Milei lo odia. ¿Vos dónde te parás?”; fabiolaEl pueblo ama la paz, Milei la odia”; “El sagrado corazón, el pueblo lo ama; Milei lo odia”. Es una especie de extrañísimo Braden o Perón, pero con el sagrado corazón de Jesús. “Organicemos la esperanza con la Iglesia y el Papa”; “Organicemos la esperanza con la justicia social”, decían otros carteles. Es decir, Iglesia, Papa y justicia social son lo mismo en este mensaje.
Hay una intervención poderosísima de la Iglesia Católica en el debate electoral. Hay una posición mucho menos que subliminal, casi oficial de la Iglesia Católica condenando un candidato, que es Milei. Y la reacción enojada de muchos católicos de derecha que se identifican con Milei y que entran en conflicto consigo mismos o con la institución a la que pertenecen cuando se alinea de esta manera, electoralmente. Todo un debate interesantísimo respecto de religión y política, respecto de convicciones ideológicas y fe. Veremos qué derivaciones tiene. En el contexto de un país que tiene entre sus compatriotas a un Papa que promete cada vez de manera más brumosa venir el año que viene.
Este fue el debate del país donde estalló el caso Insaurralde. Es todo parte del mismo paisaje. Hubo en el caso Insaurralde también un impacto enorme en la opinión pública. Un informe de la consultora Ad Hoc, de Javier Correa y Vera Voskanyan, un estudio en las redes sociales, indica que hubo 311.000 menciones durante el fin de semana, 184.000 usuarios involucrados, todos argentinos. El impacto en las redes sociales del caso Insaurralde equivale al del atentado contra Cristina Kirchner y al del juicio por Fernando Baéz Sosa, que fueron dos episodios que concentraron muchísimo la atención. Estamos ante un episodio que moviliza muchísimo a la opinión pública en un momento muy sensible desde el punto de vista electoral. Por eso también llama la atención que este caso casi haya pasado de refilón anoche en el debate.
El viaje de Insaurralde está lleno de curiosidades. Hay quienes se preguntan cómo llegó a Europa. Esta es una clase política que cuenta con algunos dirigentes que tienen fascinación por los aviones privados. Hay quienes están mirando cómo viajó Insaurralde y, en todo caso, cómo viajó Sofía Clerici a Europa. Cómo llegaron a Marbella. Obviamente, todo esto está rodeado de frivolidades que son las que producen este atractivo.
El nivel de audiencia varía según las horas del día en el informe de Ad Hoc. Los picos fueron en la mañana del domingo y el anochecer del sábado, que también concentró muchísimo la atención.
Más allá del anecdotario, esto pega en el corazón del sistema de poder del peronismo, en el corazón del sistema de poder del kirchnerismo. Esto es lo importante. Más allá de lo anecdótico, del escándalo patrimonial y de la frivolidad. Las palabras “Kicillof”; “Axel Kicillof” y “Massa” están asociadas a esa conversación de las redes. Acá está el problema: Sergio Massa es el candidato a presidente de esta fuerza política. Queda envuelto en el escándalo. ¿Cuál es el eje que hace que esto sea importante? Que Insaurralde no es un dirigente más, es el núcleo del aparato en el que se asentaron los Kirchner, y sobre todo Máximo Kirchner, para gobernar el país desde la provincia de Buenos Aires. Desde la llegada de Néstor Kirchner en 2003, el kirchnerismo, que es un fenómeno surgido en Santa Cruz, se ha ido conurbanizando, se ha ido convirtiendo en un fenómeno principal de la vida política del conurbano con la idea muy duhaldista de arrastrar desde el conurbano al resto de la organización política. Eso lo logró haciendo alianzas con dirigentes del conurbano. El principal aliado del kirchnerismo en el conurbano se llama Martín Insaurralde. Una alianza que es previa a la instalación de Máximo Kirchner en esa región.
Vale la pena recordar un dato: cuando Cristina Kirchner en el año 2013 se vio desafiada por Sergio Massa, quien divide al peronismo bonaerense, lo quiebra, enfrenta a Cristina y le gana, la persona a la que Cristina recurrió para pelearle la candidatura de diputado a Massa, y que fue a perder frente a Massa fue, justamente, Martín Insaurralde, que fue quien lideró la lista kirchnerista del año 2013. Insaurralde es el centro de una red de intendentes y dirigentes en los cuales se asentó el kirchnerismo, con los cuales se alió Máximo Kirchner y es el primus inter pares que encabeza esa fuerza que buscó a Máximo Kirchner para tener un puente hacia Cristina y poder evitar a Axel Kicillof.
En 2019 es muy probable que Máximo Kirchner hubiera preferido a Insaurralde antes que a Kicillof como candidato a gobernador. Cristina lo puso a Kicillof contra la opinión de su hijo. Él pasa la boleta en 2021, dos años después, cuando se derrumba el peronismo en la provincia de Buenos Aires y pierde las elecciones. Kicillof es intervenido a través de Insaurralde. Cristina llama a su exministro de Economía a una larga reunión de horas en El Calafate, y le dice: “Vas tener que admitir que Insaurralde, cuyo estilo detestás, sea el interventor de tu Gobierno en la provincia”. Axel Kicillof tuvo que sacrificar y desplazar a Carlos Bianco, que era su mano derecha e izquierda, y tolerar que Insaurralde sea su jefe de Gabinete. Por eso, ahora consternado y a la vez con satisfacción, Kicillof disuelve la jefatura de gabinete para hundir ese experimento que había ido en contra de él.
En 2023, Máximo Kirchner quería que Insaurralde sea el vicegobernador de Kicillof. Por eso, mientras Máximo estaba en China, el gobernador se apresura a decir ante los medios que la fórmula iba a ser Kicillof-Magario, para abortar la posibilidad de que le pongan a Insaurralde como candidato a vicegobernador. Todo este entramado, y la alianza tan estrecha entre Máximo e Insaurralde, es lo que hace temer a la dirigencia de La Cámpora quedar enredados en una farándula que rodea a Insaurralde desde hace mucho tiempo y que termina en Marbella con Sofía Clerici. Un estilo de vida. Aclaran alrededor de Máximo Kirchner que con ese estilo no tienen nada que ver.
El poder de Insaurralde es impresionante en la provincia de Buenos Aires. Federico Otermín, el presidente de la Cámara de Diputados fue puesto ahí por Insaurralde. Y es el responsable de “Chocolate”, Julio Rigau. Es decir, del que recaudaba extrayendo fondos del cajero automático de las calles 7 y 54 en La Plata con 48 tarjetas de empleados bonaerenses. Por encima está Otermín. Y más arriba, políticamente, el responsable de todo se llama Martín Insaurralde.
Un dato importante para entender este paisaje, y que publicó Marcelo Veneranda en LA NACION en febrero, es que contra lo que dicta la Ley 15.000, votada en 2017, ya no se publica el patrimonio de los legisladores en la legislatura bonaerense. Este es el comienzo de la gestión Insaurralde y Otermín. Pero también de la gestión Kicillof. Todo esto está vinculado al tema “Chocolate”. ¿Explica esto por qué consiguió tan rápidamente la política bonaerense, los jefes políticos del peronismo en La Plata, que dos camaristas anulen la causa por la cual estaba detenido Rigau, y ahora la Cámara de Casación debe resolver si esa anulación es correcta o no? Los políticos le piden a Casación que si la va a reabrir, lo haga después del 22 de octubre. Que los dejen llegar a las elecciones. Porque el temor es que antes de esa fecha se abra el celular de Chocolate y estalle la política bonaerense por esa apertura. Esto explica el silencio y la demora de la Cámara de Casación en tratar este tema.
El presidente de la Cámara de Diputados, subordinado absoluto a Insaurralde, Otermín, es el candidato a intendente que hereda a Insaurralde en Lomas de Zamora. La historia política del conurbano bonaerense se explica por la tensión entre dos polos. El partido de La Matanza y el de Lomas de Zamora. Curiosamente, son los partidos que Duhalde jamás tuvo la idea de dividir. En uno estaba Alberto Pierri, durante el reinado de Duhalde, y en el otro estaba el propio Duhalde.
En el corazón de Lomas de Zamora, en plena avenida Hipólito Yrigoyen -trascendió en un video- se cae un cartel de propaganda con Insaurralde. Massa pidió con toda lógica que Insaurralde deje de ser candidato a concejal en la lista de Otermín, que es la de Kicillof y que es la suya.
No hay que mirar solamente a la legislatura bonaerense cuando uno mira el poder de Insaurralde en la provincia. Hay que mirar a un lugar mucho más sensible, y crucial en la vida de ese distrito: el juego. Este es el centro de la política más opaca de la región. Porque todo lo que es juego en la provincia de Buenos Aires lo maneja Insaurralde. Tanto que el que preside el instituto del Juego, llamado Omar Galdurralde, fue puesto por Insaurralde mientras Kicillof bajaba la vista. La segunda en ese instituto es de Massa. En La Cámpora, frente a todo este escándalo, hacen notar que no tienen gente ahí. Es decir, dicen que tienen una alianza política con Insaurralde, pero no una alianza en temas que tengan que ver con plata. Juegan a la mancha venenosa en el peronismo de la provincia de Buenos Aires.
Insaurralde proviene de toda una dinastía preexistente. Uno de cuyos eslabones muy importante y muy poco conocido es Juan Peredo. Es el inventor de toda una estructura de negocios alrededor del juego. Pero lo designaron en el Tribunal de Cuentas dedicado a hacer auditoría de los negocios que mejor conoce. ¿Para qué lo hará? ¿Para garantizar que esos negocios se transparenten y terminen, o para garantizar que nadie mire? Peredo, un desconocido, en el submundo del juego es uno de los nombres más conocidos. Quizás el más conocido.
Insaurralde proviene de una dinastía porque era el yerno de Hugo Toledo, el padre de su primera mujer, mano derecha de Duhalde. El hombre al que Eduardo Duhalde cuando llegó a la provincia nombró en el Ministerio de Obras Públicas. Hay una foto en la que se lo ve a Insaurralde en su boda, tiene el pelo largo, a su lado está su prometida, y también el padrino de la boda: Carlos Menem.
Con los años, se convierte en secretario privado para todo servicio, sobre todo logístico de llevar y traer cosas, del hombre que manejó eternamente el juego en la provincia por mandato de Duhalde, Jorge Rossi. Quien terminó siendo intendente de Lomas. Renunció misteriosamente y ahí se hizo cargo como reemplazante Insaurralde. Rossi dejó la política. Dicen que hoy es un gran productor agropecuario y hablan con envidia de sus campos. Rossi, Insaurralde, Duhalde y Toledo generaron a un personaje en todo ese ecosistema: Daniel Mautone. Es el gran binguero de este sector. Mautone es socio en tres bingos de Daniel Angelici. Es la casta de la que no habla Milei.
En el centro de este entramado está Insaurralde, que empieza a tener problemas penales. El lunes hubo una denuncia de Ricardo López Murphy con Eugenia Talerico. Hubo también una denuncia para que se investigue a Insaurralde del abogado Enrique Avogadro. También una de José Luis Espert. Pero es interesante otra denuncia penal que se adelanta, como corriendo a las otras. Y es la denuncia del abogado Gastón Marano, que curiosamente fue el abogado de Gabriel Carrizo, uno de los “copitos” investigado por el atentado a Cristina Kirchner. Cuando se conoció que Marano era abogado de los copitos apareció también que era asesor del gobernador electo de Chubut, Ignacio Torres, en la comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia. A Marano se ve que le gusta el mundo del espionaje y la inteligencia. También trabajó para el Consulado de los Estados Unidos.
Marano se apresuró a hacer una denuncia en el juzgado de Federico Villena, íntimo amigo de Insaurralde, en el juzgado federal de Lomas de Zamora. Los que entienden del sistema procesal se preguntan si es una denuncia contra Insaurralde, o es una denuncia a favor de Insaurralde para que el caso lo tenga Villena antes de que empiecen a investigar los jueces que recibieron denuncias al día siguiente. Porque la de Marano se hizo el domingo, cuando era el último instante del turno de Villena, un juez extraordinariamente controvertido. Villena trabajó prestando los peores servicios para la AFI de Macri y después trabajó para investigar a esa AFI de Macri. Es decir, para investigarse a sí mismo. Quiere decir que cruza el Riachuelo de ida y vuelta cuantas vece se lo pidan. Ese juez va a reclamar la prioridad para investigar a Insaurralde, su íntimo amigo. Lo curioso de la denuncia de Marano es que se empeña más en investigar a Sofía Clerici que a Insaurralde. Entonces daría la impresión de que es Insaurralde el que quiere controlar a Clerici, que es la que lo hizo estallar al publicar sus intimidades en las redes sociales. ¿Por qué hizo lo que hizo Clerici? ¿Será por despecho de alguna historia o trabajó para alguien? Y ese alguien, ¿es de la política o de fuera? ¿De alguna mafia que venía controlando a Insaurralde desde hace tiempo, una de las tantas que hay en el conurbano bonaerense? Por no hablar del juego, se puede hablar de la droga.
Hay otro tema, que es la versión inverificable y muy insistente de que Insaurralde en la disolución de su matrimonio con Jésica Cirio, pagó 20 millones de dólares, para no pagar los 50 millones que le pedía Cirio. Aparece un problema que seguramente debe tener preocupada a Cirio, porque todas las versiones dicen que para realizar ese pago se habilitó una cuenta en una plataforma financiera internacional que se llama Pershing, del Bank of New York, por la que los fondos se ponen en custodia en Estados Unidos. Pero según estas versiones, la cuenta se abrió en Uruguay. No sabemos a nombre de quién. Quizás una sociedad que enmascara a otra sociedad y a otra. Y a lo mejor, al final está la señora Cirio. El problema es ahora para el broker dealer que abrió la cuenta en este nuevo contexto que estalló en Marbella, cuando ya hay cuatro causas que investigan a Insaurralde por enriquecimiento ilícito. Ese financista, probablemente de una sociedad de Bolsa o de administración de activos, ¿no irá al Banco Central de Uruguay a decir que recibió una operación sospechosa? Porque cuando le entregaron los 20 millones, quizás no sabía que eran. Hay un broker en Uruguay al que la Justicia le está llegando a cinco metros del escritorio. Es decir, se abre para el exmatrimonio Insaurralde todo un problema.
Con la misma premura con que el doctor Marano fue al juzgado de Villena a hacer la denuncia, Kicillof quiso despacharlo rápido, apesadumbrado por el escándalo que marca su campaña, pero contento porque se puede vengar de aquel al que le habían puesto como interventor. Empiezan las explicaciones. Muchos dirigentes del kirchnerismo dicen que no sabían todo eso y felicitan a Axel por echarlo a penas se enteró. ¿No leen los diarios? Porque hay también algunas fotos que se publicaron en los medios en el año 2018 durante el Gobierno de Macri donde se muestra el departamento de Insaurralde en Puerto Madero comprado a un constructor: Nicolás Caputo.
¿No se enteró Kicillof cuando lo tomó a Insaurralde como jefe de Gabinete de este riesgo? ¿Cristina Kirchner no sabía esto cuando le dijo que el gobernador de facto iba a ser Insaurralde? Ahora se explica por qué hay que controlar la Justicia. Hay un gran nivel de tensión en la política bonaerense, porque lo que se está viendo es que hay mucha plata en juego y mucho para esconder. En este contexto, la alternancia es un problema, porque lo que está en discusión no es solo el poder institucional, sino un conjunto de fortunas incalculables.
El lunes hubo una entrevista muy simpática que le hizo María O’Donnell a Carlos Bianco. Es un funcionario intachable desde el punto de vista moral, nunca tuvo un reproche, igual que Kicillof, de quien es su mano derecha, el que le manejaba el Clio cuando hacían campaña. Pasamos del Clio al yacht Bandido. Las dos caras de la política bonaerense.
Lo que dice Bianco en la entrevista es que esto se explica por la diversidad que es constitutiva de un frente político, en donde hay distintas tradiciones. Usa una palabra divina: “Distintas liturgias”. La suya de ir con el Clio y la de Insaurralde de navegar en el Bandido por las costas de Marbella con una supuesta novia que publica, sugiere que se los regalaron, el Rolex, la cartera Louis Vuitton, etc. Son “liturgias”, no son delitos. Este es el nivel de desconcierto que hay hoy en la política. El mismo nivel de desconcierto de que Massa haya pasado gratis por el debate del domingo sin que le hablen de Hotesur.
Dentro de este contexto, empieza a resquebrajarse el sistema de poder. Había una fisura muy importante, Andrés Larroque, que se fue de La Cámpora. Es un aliado de Kicillof que organizó un acto en Ensenada con el intendente Secco y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Un acto contra Máximo Kirchner, al que Máximo fue como invitado pero le pidieron que no hablara. Parecido a aquellos actos que organizaba Horacio Rodríguez Larreta, en los que saludaba a Macri como si fuera un anciano jubilado. Esta fractura empieza a agudizarse. Hay quienes dicen que podría haber alguna manifestación de esa fractura el próximo jueves.
El resquebrajamiento es tan importante que Cristina Kirchner tuvo que llamar al Cuervo Larroque y ver si se puede suturar un sistema que la tiene a ella a la cabeza. Por ahora la imputación es a Máximo, pero en cualquier momento se eleva un nivel. ¿Empezaron las nuevas canciones que pedía Kicillof, cuando decía que había que aprenderse nuevas canciones y que Perón y Evita son el pasado? Estalló con el caso Insaurralde un principio y atisbo de renovación en el peronismo. ¿Hacia dónde va a ir y cómo se va a reprimir si alguien lo quiere reprimir?
Hay un problemón. Porque lo que estamos viendo es lo que suele pasar con los sistemas hegemónicos. Es como la pregunta sobre por qué cayó el Imperio Romano: ¿por el ataque de los bárbaros o porque estaba expuesto a sus propias miserias? Cuando un orden está expuesto a sus propias miserias, los bárbaros atacan con más facilidad. Es mucho más grave esta implosión endógena que lo que le pasó a Massa en el debate de anoche, que lo sacó gratis. Hacen mucho más en contra de Massa, Insaurralde, Chocolate Rigau, la negligencia de Kicillof de disociarse y mirar para otro lado, que los rivales de Massa. Todo este edificio que se va resquebrajando parece ser el principio de un final. Difícil tormenta, donde menos se tenía que desatar y en el peor momento. Porque Cristina Kirchner pensó toda su estrategia política para este año con la hipótesis de una catástrofe, con la hipótesis de que el Gobierno de Alberto Fernández, elegido por ella, era tan malo que iban a hundirse en las urnas. La estrategia que adoptó para enfrentar esa catástrofe era replegarse en este aparato de poder. Replegarse en la provincia y poner como candidato a presidente a un candidato bonaerense, que es Sergio Massa, que tiene la suficiente identidad, densidad de significado y autonomía como para absorber la derrota, si es que hay una derrota nacional. Pero tiene que ser competitivo en Buenos Aires. Un día antes del debate, 20 días antes de la elección en la provincia de Buenos Aires estalla este escándalo. El peor momento, en el peor lugar. Cuando el dólar blue ya está a $800. Cuando el presidente del Banco Central debió desdoblar el mercado cambiario, y cuando el índice de confianza, según el índice de la Universidad Di Tella, muestra un piso que no se toca desde hace 20 años.
Están en una debacle. Y en ese momento apareció “Chocolate”. Y apareció Insaurralde en Marbella. Cuando la pobreza en el país es de más del 40%, y cuando la pobreza entre los jóvenes menores de 14 años en la provincia de Buenos Aires es del 65%. En ese contraste está la tragedia.
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