En su habitual columna de opinión en LN+, el periodista repasó la crisis que atraviesa el país y cómo el Gobierno intenta buscar una resolución que parece lejana
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En medio de una situación socioeconómica del país crítica, Luis Majul analizó la interna del gobierno nacional luego del almuerzo que compartieron Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Olivos, este fin de semana. En su editorial de La Cornisa en LN+, el conductor fue contundente y afirmó: “Si no quieren que esto explote, Alberto y Cristina tendrán que empezar a pagar los altos costos políticos del ajuste, después del desastre que ellos mismos provocaron”.
A continuación, el editorial completo de Luis Majul:
El martes pasado, en Pila, provincia de Buenos Aires, Alberto confesó, frente a un grupo de intendentes, que no sabía cómo salir del desastre. Que había fracasado en su intento de complacer a Cristina y, al mismo tiempo, gobernar el país. No lloró desconsoladamente, como se dijo. Sí se quebró. Puso toda su fragilidad y su impotencia sobre la mesa. A las pocas horas, Cristina, enterada de la filtración, lo volvió a insultar en voz alta, con la pregunta dañina de siempre: “¿Cómo puede ser tan p…..?
El almuerzo, de ayer, entre ambos, en Olivos, habría resultado mal. Habrían conducido por la misma ruta suicida, de manera irresponsable: con ambos desconectados de la realidad, echándose la culpa mutuamente por sus conductas personales.
Hoy, nuestro colega Jorge Liotti, dio cuenta de un chiste de humor negro que, en el medio del último diálogo, le habría hecho Cristina al presidente, sobre lo lindo y despierto que es Francisco, el bebé de casi cuatro meses que tuvieron junto a Fabiola, y su contraste con el padre.
-No parece hijo tuyo- le habría lanzado.
El vínculo personal y político roto. Por chicanas como estas. O como las del teléfono celular, cuando dijo: “Yo puedo mostrar todas mis llamadas”. Por eso no hubo anuncios de medidas concretas.
Por eso, nos terminamos preguntado, igual que Jorge Lanata ayer, si este gobierno, al que le falta todavía un año y medio de mandato, termina o no termina. ¿Son un par de irresponsables, un par de inconscientes, o las dos cosas a la vez? Esta semana, el peso sufrió la devaluación más fuerte desde la primera híper de 1989, y ellos siguen peleando como niños.
Desde que renunció Guzmán, hace exactamente 22 días, el dólar blue aumentó un 40 por ciento. Al mismo tiempo, la inflación de julio amenaza con tocar los dos dígitos. Sin embargo, Alberto y Cristina siguen jugando, por un lado, a las escondidas y por el otro, a la ruleta rusa… con el país.
Por eso, cuando nos llama algún corresponsal extranjero, para hablar de la historia reciente, la mayoría de los analistas coincidimos: este gobierno está resultando peor que el de Fernando de la Rúa. Este gobierno de científicos, con volumen político, está paralizado.
El viernes pasado, el jefe de gabinete, Juan Manzur, pidió la lista de expedientes para firmar. No tenía ninguno. El domingo pasado, Santiago Dapelo, de LA NACIÓN reveló que la cantidad de expedientes, desde que Manzur asumió, había pasado de 300 a 30 por mes.
Hoy, en Clarín, Eduardo Van der Kooy hizo la cuenta de cuántas leyes lleva el congreso aprobadas en lo que va del año: solamente dos. Entre ellas, no está la de alquileres, la más demandada y urgente, de todas las que están cajoneadas. Algunos legisladores parecen más preocupados por echar más leña al fuego que por votar leyes que puedan mejorar nuestra calidad de vida. La senadora nacional Juliana Di Tullio es una.
Ella subió a su cuenta de Twitter un video para acusar al campo de acopiar silo bolsas de soja y no liquidar unos 20 mil millones de dólares. Pero resulta que las imágenes no correspondían no a ninguna plantación de soja sino de aceite de girasol, que ya estaba vendido, y en proceso de desagregación.
Como si eso fuera poco, Di Tullio le reclamó a la Policía Federal que impida la apertura y cierre de las cuevas donde se compran y venden dólares. Otro que le exige al campo que liquide ya los supuestos 20 mil millones de dólares que tiene guardados es Juan “Para qué te pusimos” Grabois, el irresponsable que volvió a instalar el fantasma de la sangre y los saqueos en las calles.
Te invitamos a que veas, una vez más, el nivel de agresión y violencia que no solo expresan sus gritos, sino también el contenido de lo que dice y, por supuesto, su actitud corporal. De todas las respuestas lúcidas que leí y escuché, la más inteligente y detallada fue la de la diputada Marcela Campagnoli, quien reinvindicó el derecho del productor de no liquidar la cosecha si no le conviene.
Fácil: por cada dólar que liquida el campo recibe 88 pesos. Por la brecha cambiaria, recuperar ese dólar le sale 338 pesos. ¿vos aceptarías recibir casi 4 veces menos de paga por tu trabajo? Rifás el laburo. Desde mitad de semana, hasta ahora mismo, este gobierno descuajeringado sigue discutiendo una decena de alternativas inconexas, sin ton ni son:
- Seducir al campo con un dólar especial para que liquiden divisas.
- Amenazar a los productores con inspecciones, drones y ataques directos contra las silo bolsas.
- Hacer un cambio de gabinete profundo, de “sistema de poder”, como el que pide Sergio Massa.
- Hacer pequeñas correcciones en la política cambiaria, como las que propone Miguel Pesce.
- Esperar a que venga Silvina Batakis con buenas noticias desde los Estados Unidos.
- Anunciar una fuerte baja del gasto público y una liberación del cepo, con metas bien detalladas, presentadas por los tres componentes de la coalición ya rota.
Esta última carta. ¿Sería probable? No.
Altamente improbable. ¿Podría ser aceptada por los dirigentes del Frente que responden a Cristina? Si uno escucha a delirantes como Pablo “El Salvaje” Moyano parecería que no. Pero si hablamos de destituyentes, te pido que te detengas en el tono y el contenido de las diatribas del relator Víctor Hugo Morales, un analfabeto político, al que le encantan los adjetivos rimbombantes:
Quizá, la batalla cultural de todos los días, haya que darla con los datos en la mano. Y también con un poco de humor, para que los “cabeza de termo” del “núcleo duro” de “la revolución nacional y popular” entiendan que el populismo sin plata ya fracasó. Que Alberto y Cristina, si no quieren que esto explote, tendrán que empezar a pagar los altos costos políticos del ajuste, después del desastre que ellos mismos provocaron.