El Secretario general de La Fraternidad justificó la medida, el periodista lo cruzó y el sindicalista abandonó el móvil de LN+
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Luis Novaresio entabló un fuerte cruce con el Secretario general del gremio de La Fraternidad Omar Maturano, después de que se confirmara que se levantó el paro de trenes de este martes tras una reunión en el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, después de una conversación que fue escalando el tono, el sindicalista abandonó el móvil en malos términos.
“Resolvimos lo primordial que es levantar la medida de protesta después de una reunión con el ministro de Transporte, la contestación fue favorable”, dijo Maturano desde el móvil del programa Buen día Nación que conduce Novaresio por LN+, mientras se realizaba el pase con el noticiero 8.30 AM de Luis Majul.
“Se va a obligar a las empresas a reparar las vías de trenes de larga distancia”, agregó tras participar de una reunión con el Ministerio de Transporte de la Nación donde se resolvió el levantamiento del paro y la normalización del servicio para después de las 10, según informó la cartera liderada por Alexis Guerrera a LA NACIÓN.
En ese momento, el periodista le preguntó si no “estaba arrepentido” por decir que tenía “los huevos para parar el ferrocarril” porque “sonó a patoteada” y “dejó a la gente sin servicio”. “No, ¿por qué me voy a arrepentir si tenemos el poder del paro? Hay gente que no tiene poder de paro y corta la ruta”, respondió el sindicalista. “Perdón Maturano, el tren es un servicio publico esencial y hacer paro está limitado”, replicó Novaresio.
“No no no, usted está equivocado. Esto es un servicio público, pero no esencial, esencial es el agua, el gas, la electricidad, los hospitales. Vaya a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que decidió que los transportes no son servicios esenciales siempre que haya otro transporte alternativo, como el colectivo o el taxi”, respondió Maturano.
“¿Taxi? ¿A un laburante lo va a mandar en taxi?”, se indignó Novaresio. “Sí. Lo mismo me puede decir usted si mañana no trabajan los periodistas. Yo no le voy a decir a usted que es un trabajo esencial”, atinó a decir el gremialista.
“Vamos a hablar en serio. ¿En serio usted compara el transporte esencial de trenes que para la gente es la única forma de viajar con el periodismo, de verdad? Le estoy preguntando en serio: ¿No cree que fue un exabrupto decir que ‘tiene los huevos’ para tomar el ferrocarril como si fuera propio?”, insistió el periodista.
“No, yo trabajo para el ferrocarril”, dijo el titular del gremio La Fraternidad. “Usted hace lo que le dice LA NACIÓN y yo hago lo que me dicen mis compañeros, esa es la diferencia”, agregó. “¿Usted piensa que puede parar el ferrocarril cuando se le ocurre?”, le volvieron a preguntar. “Si hay motivos suficientes donde 100 compañeros se quedan en la calle, sí tengo motivos suficientes para pararlos”, dijo Maturano. “Y si no me dan las paritarias, tengo motivos suficientes para parar el ferrocarril”, añadió.
Sin embargo, la periodista Débora Plager le recordó que mucha gente que “se quedó en la calle también va a perder el trabajo como consecuencia que hoy no pudo llegar porque los colectivos no dan a basto y no pueden subir a semejante cantidad de gente. ¿No le importa?”, preguntó.
“No, no es que no me interesa la gente, me interesa como todo trabajador. Tenemos que ser solidarios. ¿A ver qué hizo usted en la década del 90 cuando echaron 200 mil trabajadores?”, preguntó el sindicalista, cambiando de tema.
La conversación subió de todo cuando Maturano dijo que “el estado de derecho lo conseguimos los trabajadores” y Luis Majul le respondió que “todos lo conseguimos”. “¡¿Todos qué?!”, se violentó el gremialista. “Mi viejo era un delegado de fábrica...”, dijo.
En ese punto, el conductor de La Cornisa le pidió que “no se haga el guapo que acá no está en el sindicato” y le preguntó si no se daba cuenta que con el paro “perjudica a los laburantes que no tienen un mango y tienen que pagar un remís”.
“Vos decí lo que quieras porque estamos en democracia, y yo contesto lo que me parece”, replicó. “A mí el único que me mandaba era mi papá y mi papá no vive, a mi no me manda nadie”, agregó. Fue cuando el sindicalista decidió abandonar el móvil.
LA NACION