En Hablemos de otra cosa, la gran bailarina repasó su carrera, los problemas en el Teatro Colón y anunció su nuevo cargo como directora de un ballet en Nueva York
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Hace ya siete años que Paloma Herrera dejó de bailar, pero sigue ligada a esa pasión dando cursos y seminarios de ballet. “Me retiré feliz y contenta, en el mejor momento, sin lesiones, con todo mi repertorio. Quería dejar ese momento congelado”, recuerda durante la entrevista del programa Hablemos de otra cosa, por LN+.
Paloma acaba de recibir una noticia que la llena de alegría y satisfacción por el gran reconocimiento que implica: será la directora del Kaatsbaan Ballet Intensive, en Nueva York. Ella misma anunció la buena nueva en su cuenta de Instagram: “Tendré la posibilidad de trabajar nuevamente con Kevin McKenzie (mi director del ABT por 25 años)”. Y agregó: “Esta oportunidad increíble me permite estar haciendo lo que amo, pero sin dejar mi país. Seguiré viviendo en Buenos Aires, pero viajaré algunos meses a New York”.
Para la entrevista que mantuvo con el periodista Pablo Sirvén, se eligió un marco acorde al nivel de la bailarina argentina más célebre de las últimas décadas: la Mansión del hotel Four Season.
Paloma se define como una buena espectadora. “Me gusta disfrutar del talento de los otros”, señala. Y aclara: “Cuando me siento a ver ballet disfruto un montón”. No es de las que están pendientes de los errores con ojo crítico.
La renuncia de Herrera, en febrero de este año, a la dirección del ballet del Teatro Colón hizo mucho ruido. “Fueron cinco años muy duros. Me quedo con que hice el máximo y con el cariño del público que notó la diferencia. No se conseguían entradas, se hicieron un montón de funciones más y eso porque se levantó el nivel. Se trajeron compañías de afuera con producciones del Colón, con bailarines invitados y coreógrafos superconocidos. Fue increíble el paso artísticamente que se dio”, empieza por lo bueno.
Y sigue por lo malo: “Hay temas que no se cambian y se tocó fondo este año”.
-¿El régimen jubilatorio es muy rígido?
-Está así desde hace un montón de tiempo. La compañía tiene cien bailarines, pero la jubilación es a los 65 años. Por lo tanto, desde los 40, en que la gente deja de bailar, hasta los 65 tenés bailarines que siguen estando en la compañía, pero que no están realmente bailando. Si no sacás a esa gente, nadie dice que mal, sino con sus jubilaciones felices y contentos porque han trabajado tantos años, das lugar a un montón de gente nueva que no se tenga que ir del país porque no pueden entrar.
-Es como si al DT de la Selección argentina, ahora que viene el Mundial lo obligaran a retener en su plantel a jugadores de 50 o 60 años…
-Pongo siempre ese ejemplo porque el ballet es un nicho muy chiquito y la gente no se siente identificada, pero con el fútbol, sí. El director técnico tiene que contar con lo mejor de lo mejor. Se supone que el cuerpo de baile del Teatro Colón tiene que ser el mejor del país, pero no es el caso porque tenés un montón de gente que se quiere ir y un montón de gente que no puede entrar. Entonces el DT no está eligiendo los mejores, sino entre los que tiene.
En Hablemos de otra cosa, Paloma repasó su carrera desde que muy chiquita. “Quiero zapatillas de punta”, dijo a los siete años y sorprendió a todos. Desde ese momento empezó su carrera de bailarina, con una maestra de lujo, como la gran Olga Ferri (“sigue estando dentro mío”, dice), y muy lejos de su casa, primero detrás de la Cortina de Hierro, cuando todavía no había caído, en países como Bulgaria y Bielorrusia, con gran tradición en el ballet y rígida formación. Después, desde los 15 años, en Nueva York, cuando ingresó al American Ballet. No se arrepiente de nada: “Soy totalmente consciente de que no tuve una vida común desde los siete años. No iba a los cumpleaños ni me interesaban. Tampoco a las fiestas de 15. Fue una vida definitivamente diferente, pero fue una elección. Nadie me obligó. Nunca fumé ni tomé, me iba a dormir temprano. Lo hice porque amaba lo que hacía. Lo disfruté muchísimo.”
-¿Qué recomendaciones le darías a todas esas Palomas de siete años que quieran seguir tus pasos?
-Que es un arte maravilloso, pero que requiere un montón de disciplina y trabajo. Lo tienen que hacer si realmente lo aman. Si vienen porque los padres obligan, por la plata o la fama no es la idea porque no va a fluir. Se es artista si nace de adentro. Olga decía que el escenario no miente. Un verdadero artista, un verdadero bailarín cuando sale al escenario se nota, no lo puede hacer por otras razones.
Hablemos de otra cosa se emite los sábados, a las 22, por LN+.